La Festuca alta (Festuca arundinacea) es una gramínea perenne de crecimiento otoño-invierno-primavera, de gran valor forrajero por su gran plasticidad, producción y persistencia. 

Según explican los técnicos de la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA “su gran dispersión en la región puede ser consecuencia de la asociación mutualista que la festuca forma con el hongo endófito Acremonium coenophialum,”. 

Lo que ocurre es que “el hongo completa su ciclo biológico dentro de la planta infectando la semilla; mientras que la planta aumenta su resistencia a enfermedades, al ataque de insectos y de herbívoros, incrementando su crecimiento y producción de semillas comparada con plantas sin hongo endófito”. 

Este aspecto es desfavorable para la utilización como pastura, “debido a que el hongo produce toxinas denominadas ergoalcaloides que provocan la intoxicación del ganado, con importantes pérdidas productivas, según el grado de infección de la pastura”. 

 “La concentración de ergoalcaloides en festucas infectada puede variar según la estación del año, la fenología y las partes de la planta, incrementándose con la fertilización nitrogenada y la sequía”. “La ergovalina, principal toxina entre los ergoalcaloides presentes en la festuca infectada, aumenta significadamente durante el estado reproductivo, multiplicándose hasta 10 veces en inflorescencias y semilla comparada con el resto de la planta, con mínimos valores en las láminas foliares”. Sin embargo “el manejo podría jugar un rol importante para variar la concentración de ergovalina si se logra eliminar la formación de macollos reproductivos”.