Buenos Aires, 10 junio (Especial de NA, por Matilde Fierro) — El trigo se ha convertido en la estrella del inicio de la campaña 2018-2019, no sólo ya se llevan implantados más de un millón de hectáreas de las 6,1 millón previstas por la Bolsa de Cereales porteña, sino que además los exportadores han profundizado sus compras para fines de año y principios de 2019, cuando es la época de cosecha.
   En ese sentido, según los analistas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) a nivel nacional se llevan negociadas más de dos millones de toneladas del cereal 2018-2019, cuyas plantas recién han empezado a emerger en algunos lotes del norte y centro argentinos.
   Así la siembra del trigo avanza con excelentes reservas hídricas en el perfil del suelo en el país y por el contrario la competencia, es decir los principales mercados productores de trigo atraviesan períodos de sequía que los enfrentan a dificultades de producción.
   Por un lado, los Estados de la Región del Mar Negro están complicados y Ucrania que en 2017 obtuvo 25,4 millones de toneladas de trigo, ahora no superaría los 24 millones mientras que Rusia (principal exportador triguero del mundo) caería un 10% con relación al año pasado.
   Dado estos panoramas claves se afianza la cotización internacional que pueden aprovechar los exportadores argentinos cuyas declaraciones de ventas externas de trigo nuevo – correspondientes a los embarques programados a partir de diciembre de 2018– eran de 1,73 millones de toneladas, según un informe del sitio Valor Soja.
   Por su parte, la BCR difundió el reporte "Perspectivas 2018/19 para el agro argentino" y allí señaló que "con una proyección de 37 millones de hectáreas para sembrar en el 2018-2019, la inversión del productor para cubrir la implantación de esa superficie rondaría los U$S 10.100 millones".
   En el texto analizó a través de qué instrumentos se puede financiar el productor que viene muy golpeado de la campaña de granos gruesos que está terminando con 100 millones de toneladas de producción frente a las 130 millones estimadas inicialmente.
   Se evaluó que de los 10.000 millones de dólares que "deberán invertirse para las siembras de los seis principales cultivos, la proporción a cubrir con fondos propios del sector productivo caería en relación a campañas pasadas frente al rojo que dejó la campaña 2017-2018 en sus cuentas".
   Así, los especialistas estimaron que sólo un 20% o U$S 2.020 millones se cubrirán con recursos propios en tanto que U$S 8.000 millones deberán financiarse con crédito bancario o comercial.
   El crédito bancario representaría cerca del 40% del financiamiento de terceros por U$S 3.100 millones, los cuales se reparten entre asistencias vía tarjetas agro, créditos en dólares a partir de instrumentos forwards cedidos, descuentos de valores y otras líneas de préstamos.
   Por su parte, el crédito comercial, alrededor del 60 % restante provendría mayormente de corredores, acopios y cooperativas y proveedores de insumos y traders. .
   La BCR calculó que se podría estar ante un valor bruto de producción equivalente a 25.500 millones de dólares a los precios a cosecha vigentes en el presente y un ingreso por exportaciones cercano a 26.400 millones de dólares.
   En tanto, la implantación de trigo superaría un 10 por ciento a la de 2017; en cebada, las perspectivas de siembra ascienden a 900 mil hectáreas, con coberturas más altas que las pasadas; el girasol llegaría a 2 millones de hectáreas; para maíz y sorgo, se proyecta un área sembrada de 6,6 y 0,8 millones de hectáreas cada una, en tanto que la soja cubriría 18,2 millones y sólo recuperaría un 1% en relación al año pasado.
   Para la BCR, "asumiendo que el rinde se asemeja a su valor tendencial para cada cultivo, las siembras permitirían obtener en la campaña 2018-2019 una producción total de granos de 120 millones de toneladas, muy por encima de los 99 millones de la campaña previa y el segundo mayor registro de la historia".
   De acuerdo con estas estimaciones, el 61% del valor bruto (VBP) de 25.500 millones de dólares lo aportaría la soja con U$S 15.500 millones.
   Ocurre que el complejo sojero es responsable de más de 40 millones de toneladas de exportaciones entre poroto y subproductos, por un total de US$ 18.400 dólares (el 70% del total).
   En resumen, los productores invertirían poco más de U$S 10.000 millones en la implantación de los principales cultivos soja, maíz, trigo, girasol, cebada y sorgo para la campaña 2018-2019 por un total de 34,4 millones de hectáreas.
   El maíz, particularmente, es el cultivo que mayores erogaciones demanda por hectárea sembrada con U$S 450 por hectárea, aunque por la mayor superficie a implantar la soja se lleva la mayor parte de la inversión a pesar de su menor costo relativo por hectárea (U$S 250).
   Mientras que la producción del cereal requerirá un gasto de siembra total de U$S 3.000 millones, la oleaginosa requerirá invertir U$S 4.550 millones.
   Trigo y cebada, por su parte, tienen un costo de siembra por hectárea muy similar en torno a los U$S 290 y 300 la hectárea, respectivamente, demandando una inversión total de U$S 1.740 y 270 millones; la implantación de girasol requerirá aplicar fondos por U$S 455 millones y el sorgo, con un paquete tecnológico más modesto, U$S 156 millones.
 
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