Buenos Aires, 7 octubre (PR/18): El cultivo de girasol se ha vuelto una opción rentable dentro de la rotación aportando mucha estabilidad en los resultados, por sus márgenes brutos en el oeste de la provincia de Buenos Aires.

Así lo aseguraron dos asesores que expusieron sus posiciones en un taller de la Asociación Argentina de Girasol (Asagir) en Pehuajó (Buenos Aires).

El oeste de la provincia de Buenos Aires es una de las regiones que ha experimentado el mayor crecimiento en superficie de girasol.

Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el cultivo ocupó 110 mil hectáreas en la región norte de La Pampa y oeste de Buenos Aires durante la campaña 2017-2018.

Ahora se espera que la nueva siembra se extienda a 140 mil hectáreas porque se trata de un buen negocio, informó Asagir.

Y así lo atestigua Luis Sabbatini, gerente de producción de Sastre Inchauspe (SISA), una empresa familiar que siembra unas 900 hectáreas de girasol en la zona de Pehuajó y Trenque Lauquen, y otras 300 en General Lamadrid.

“En primer lugar, hacemos girasol por la consistencia de altos márgenes que se obtienen. Con un rinde de 32,8 quintales por hectárea en los últimos cinco años se han alcanzado márgenes brutos de 570 dólares por hectárea en el oeste de Buenos Aires”, confirmó uno de los protagonistas del taller técnico de Asagir.

Explicó que el cultivo “tiene un bajo coeficiente de variación en rendimientos y eso es muy bueno para el negocio. Además, siempre ha mostrado una tendencia sostenida de incremento en los márgenes brutos”.

En términos de rédito económico, los números lo ubican por encima de todos los cultivos, excepto del doble cultivo trigo/soja de segunda que presenta un margen bruto de 630 dólares por hectárea.

Para el asesor del CREA Del Tuyú, Gastón Therisod, también es clave planificar con precisión dónde se va a realizar el cultivo.

“Hay que tener muy en claro en qué tipo de suelo se está sembrando (sobre todo el contenido de arena) para poder presupuestar el potencial de rinde del girasol”, dijo.

En tanto, Sabbatini opinó que todavía hay cuentas pendientes que el girasol debe atender para lograr que los productores apuesten a una mayor superficie de siembra.

“Por un lado, debería haber mejoras genéticas vinculadas al rinde o al menos, un descenso en las enfermedades”, analizó el asesor.

El otro aspecto está relacionado con mejoras en los aspectos comerciales que rodean al cultivo: “Se debe mejorar la continuidad de la oferta de forward a cosecha por parte de la industria a lo largo del año y eventualmente también un mercado de futuros”, indicó.

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