Buenos Aires, 20 octubre (PR/18) — Una encuesta llevada a cabo en 17 países reveló que las mujeres rurales consideran que hay progresos en su situación de igualdad, pero son demasiado lentos.
Además de mencionar desigualdades financieras, menos de la mitad de estas mujeres rurales se sintieron reconocidas, escuchadas, o capacitadas para tomar decisiones.
Así las mujeres rurales de todo el mundo, ya sea de países en vías de desarrollo o desarrollados, manifiestan que persiste una discriminación generalizada de género, la cual dificulta sus capacidades para contribuir con la alimentación mundial, según los resultados de un nuevo estudio realizado por la entidad.
El estudio de Corteva AgriscienceTM se realizó en 17 países para destacar la importancia de las mujeres en la agricultura e identificar barreras para lograr la completa y exitosa participación.
El estudio incluyó a 4160 encuestadas que viven en países desarrollados o en vías de desarrollo en cinco continentes distintos.
Los resultados del sondeo revelaron que si bien las mujeres se sienten muy orgullosas de desempeñar tareas agrícolas, perciben una generalizada discriminación de género, que oscila entre el 78% en la India y el 52% en los Estados Unidos.
Sólo la mitad considera ser tan exitosa como sus colegas masculinos; el 42% considera tener las mismas oportunidades y sólo el 38% considera estar capacitada para tomar decisiones en cuanto a la manera en que se hace uso de los ingresos agrícolas.
Casi el 40% de las encuestadas manifestó tener menores ingresos que los hombres y menos acceso al financiamiento; entre las principales preocupaciones, se registran la estabilidad económica, el bienestar de la familia y el equilibrio laboral y social.
Varios resultados incluyeron la necesidad de mayor capacitación para aprovechar la tecnología agrícola, que se ha vuelto esencial para alcanzar el éxito financiero y la administración ambiental.
El deseo de recibir capacitación surge como necesidad primordial para eliminar los obstáculos de desigualdad de género.
Las cifras superaron significativamente el 50% en los 17 países; en Brasil, Nigeria, Kenia, México y Sudáfrica se registraron los principales casos.
La mayoría de las mujeres estaban a cargo de la agricultura de cultivos, mientras que otras realizaban una variedad de tareas agrícolas o de actividades relacionadas con la agricultura.
Las granjas eran de pequeña subsistencia o empresas de más de 300 empleados mientras que los cargos más comunes eran dueñas/gerentes y empleadas/trabajadoras, con una edad promedio de 34 años.

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