Desde sus comienzos en 1991 Inti Corp produce y comercializa hortalizas orgánicas. Hoy apunta a crear lazos con el sector gastronómico local para potenciar el valor de sus productos y la relación con el consumidor.
En el barrio Altos de San Lorenzo de la ciudad de La Plata se encuentra el establecimiento Arcos del Inti. Nombre que evoca al sol, dios más importante de los incas, dador de vida y prosperidad. Este es el principio que impulsó a Laura Vizcaíno: producir alimentos para la vida.
El predio tiene 17 hectáreas de las cuales 10 están en producción, con 4 invernáculos de 20 x 50 metros cada uno, o sea casi una hectárea bajo cubierta. Producen tomate cherry, perita y redondo, pepino, berenjena, pimiento, zapallito, puerro, repollo, remolacha, acelga, rúcula, rabanito, priorizando siempre lo de temporada.
Además de Laura, encargada la administración y logística, integran la empresa su marido Víctor Testoni, geólogo, que interviene en la planificación general y compra de insumos, y un medianero que tiene su personal y maneja la producción. En el equipo también hay un agrónomo que controla todas las tareas.
“Nuestro medianero vive en el predio con su familia. Él lleva adelante el campo y nosotros nos ocupamos de todo lo demás. De esta manera acordamos un porcentaje de las ventas”, comentó Vizcaíno.
YUYO QUERIDO. “Estamos desbordados por los yuyos”, renegó la productora mientras saltaba entre los surcos de un lote terminado la semana anterior. “Tenemos que estar desyuyando siempre, es un trabajo manual: dar vuelta la tierra, cortar el pasto, carpir”, señaló la emprendedora y explicó: “todo lo que hace el agroquímico en producción convencional, nosotros tenemos que lograrlo invirtiendo en horas/hombre”.
Durante los primeros años hicieron experiencias de control biológico de plagas junto al INTA San Pedro. Ahora trabajan con productos permitidos, purines, incorporan el descarte al suelo y compostan.
En cuanto a los rendimientos, Vizcaíno señaló que depende mucho del cultivo, si se hizo en invernáculo o a campo y de variables ambientales. Un tomate puede dar 6 mil kilos por invernáculo, en general, todo lo que se hace bajo cubierta da muy buenos rindes.
“Nuestros volúmenes no pueden compararse con los convencionales porque producimos respetando los tiempos del cultivo, sin fertilizantes, sin maduradores, lo importante es que nuestro planteo es rentable y ambientalmente sustentable”, sentenció Vizcaíno.
LOS COMIENZOS. Para esta emprendedora producir en forma convencional nunca fue una opción, de hecho buscaron un campo virgen para iniciar su proyecto.
En el año 89 su marido iba a unas reuniones de un grupo hortícola de La Plata. Entusiasmado con la idea de empezar se contactó con un amigo agrónomo, Vicente Defelice, que conocía sobre producción orgánica, y pidieron un presupuesto para construir unos invernáculos. Lo que recibieron fue un listado interminable de agroquímicos que debían comprar.
“Los tres teníamos el mismo principio: no íbamos a usar esos productos para producir alimentos”, afirmó Vizcaíno.
Empezaron a investigar en libros, rastrear experiencias y formarse, porque no había mucha información. Se sumaron a la Asociación de Productores de Buenos Aires -APROBA- que contaba con un comité externo de certificación de calidad y así comenzaron.
75.500 Fueron las hectáreas de producción orgánica cosechadas en 2015, un récord histórico.
“Hace 25 años vendíamos en puestos del mercado central de Buenos Aires. En ese momento no había una normativa orgánica, así que nuestros tomates cherry, okra (chaucha turca), rúcula se vendían más como delicatesen que como orgánicos”, indicó la productora.
Tiempo después, cuando el IASCAV -hoy SENASA- sacó la normativa orgánica estableció como primer paso hacer la transición. “Nosotros ya veníamos produciendo orgánico hacía dos años”, comentó Vizacaíno. Entonces presentaron ante el organismo un historial detallado por día, por lote y por cultivo de todo lo que habían hecho hasta ese momento. “Casi un año después recibimos una resolución del IASCAV que reconocía los productos Inti Corp como orgánicos”, señaló.
A mediados de los 90 los hipermercados compraban en el mercado concentrador, por lo que los productos Inti Corp se podían conseguir en góndolas masivas. A su vez, las grandes cadenas compraban en forma directa y por sucursal. Con ayuda “del amigo de un amigo” llegaron a la sucursal en Capital Federal de un hipermercado. Esto les abrió las puertas a otras sucursales y a otras cadenas.
IMPRONTA LOCAL. Gracias a una capacitación sobre gestión empresarial Vizcaíno decidió hacer algunos cambios. Para el futuro quiere una empresa más organizada y eficiente, poniendo el eje en potenciar la marca en la ciudad y en relaciones que ayuden a difundir los productos localmente.
En este tren, inició un acuerdo con el restaurante Carne para la provisión de tomates para sus hamburguesas y ensaladas.
“Actualmente vendemos como orgánico todo lo que podemos a los hiper y distribuidores. Tenemos reparto a domicilio en La Plata, proveemos a Carne, La Burguesa y La Usina, y participamos en ferias como Puente Orgánico en el Jardín Botánico del Parque Saavedra”, detalló Vizcaíno.
Vender a los supermercados representa costos más altos, pero los volúmenes son importantes y la operatoria es simple. En el delivery y las ferias el costo comercial es menor, pero son segmentos que requieren mucha dedicación. Sin embargo, los espacios de contacto directo con el cliente son los que Inti Corp se propone fortalecer, porque pese al trabajo de hormiga, son relaciones más gratificantes.
Para esta productora es muy importante trabajar para clarificar algunos conceptos que confunden al consumidor y favorecen una competencia desleal. No es lo mismo un alimento convencional que uno orgánico, tampoco uno orgánico certificado que otro, que puede ser libre de agroquímicos, pero sin certificar.
“Tenemos que construir confianza y para eso hay que decir las cosas como son, producir orgánico y no certificar es como manejar sin licencia”, aseveró.