Buenos Aires, 15 octubre (Especial de NA, por Matilde Fierro) – – Los suelos orgánicos resisten mejor el cambio climático porque tienen buenas características de estabilidad y capacidad de infiltración, retención y almacenaje del agua, cualidades que se han visto comprobadas en esta época de inundaciones.
   Ocurre sin embargo, como explicó el coordinador del Área de Producción Orgánica del Ministerio de Agroindustria de la Nación, Facundo Soria, en diálogo con NA, que "hay un gran desconocimiento de la potencialidad que tiene el sector".
   "Muchas veces se lo confunde con el mundo de la agroecología o las producciones naturales no reguladas, informales, marginales y eso no es", explicó.
   En un contexto de cambio climático, con eventos que son por sus propias características impredecibles, para Soria, "se está tocando fondo con el sistema actual de producción, por lo tanto es cuestión de empujar para salir a la superficie".
   El 98 por ciento de la producción orgánica de la Argentina se exporta, un dato para tener en cuenta y el mercado interno, en cambio está poco desarrollado, lo que se podría fomentar.
   En tanto, "el modelo de producción de soja, de agriculturizacion, de no rotación con ganadería, de haber sacado las pasturas, de hacer un sistema de barbechos largos químicos que no absorben agua hizo que el suelo se fuera compactando, perdiendo vida, capacidad de retención", indicó al señalar las deficiencias del actual sistema agropecuario.
   Pedro Landa, productor orgánico de la zona bonaerense de General Villegas y dueño de una certificadora de productos orgánicos, describió a Noticias Argentinas lo que sucede en la provincia de Córdoba.
   En territorio cordobés hay 16 millones de hectáreas agropecuarias, de las cuales siete millones son agrícolas y ocho, ganaderas.
   "Cinco de ocho millones de hectáreas ganaderas se dedicaron a hacer, sin rotación, monocultivo de soja y ésa es la principal causa de los 17 centímetros que sube la napa de agua, por año, en Marcos Juarez y 11 centímetros que se ha elevado en Laboulaye", consignó.
   Explicó que "sin lugar a dudas, el agua tiene que ir a algún lugar y si no puede recargar acuíferos va a ir a la napa" y luego la inundación.
   Es importante la rotación de agricultura con ganadería porque en esta última producción hay pasturas que es lo que el animal consume.
   Una pastura necesita en promedio 1.300 milímetros anuales de agua, mientras que la soja absorbe 400 a 500 milímetros, de ahí el encharcamiento y la inundación en campos sojeros.
   "En General Villegas nosotros teníamos pasturas, y hubo un 50 % más de lluvias en el 2016 y este año vamos igual: nuestros vecinos estaban con campos de rastrojo de soja químico inundados o encharcados y nosotros permanecíamos sin ningún problema con el suelo cubierto (de pastos) y absorbiendo agua", explicó Landa.
   Si bien no hay análisis científicos que demuestren que lo orgánico es mejor para el suelo, por experiencia es más sano y saludable.
   "Sí hay estudios que hablan de salud del suelo, de microbiología, de vida, de capacidad de absorción de agua, de infiltración. Estos análisis dicen que un suelo con buena materia orgánica de calidad, con compuestos de carbono de alta estabilidad son mucho mejores y eso es lo que hace la agricultura orgánica", añadió Landa.
   Afirmó que "el suelo mejor es el que absorbe, almacena y entrega agua a las plantas, el que teníamos antes de regarlo con químicos de forma masiva, al que no destruíamos, que lo manteníamos cubierto con cobertura vegetal, que teníamos con vida y que alimentaba los microorganismos que van a movilizar y transformar los minerales del suelo para hacerlos disponibles a las plantas".
   La agricultura orgánica en el país necesita de un suelo sano para desarrollarse sino no es viable: "Hay que poner la biología, la vida como centro del ecosistema suelo", indicó Landa.
   La realidad es que los cultivos de cobertura que ahora el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) fomenta para hacer frente al cambio climático al igual que los abonos verdes están vigentes desde la época de los papiros de los egipcios.
   "Es más creo que 1.700 años antes de cristo los chinos ya los usaban y ahora creen que han descubierto algo nuevo, los cultivos de cobertura y abonos verdes, cuando los orgánicos los hemos usado desde siempre", manifestó. .
   El ciclo lluvioso y por lo menos seis millones de hectáreas agropecuarias inundadas en el país demuestran que hay que rever las tecnologías de producción actual.
   Un suelo con buena materia orgánica, vivo y cubierto está en mejores condiciones de sortear las sorpresas de este nuevo clima que puede llevar hasta la sequía, inclusive. 
 
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