Buenos Aires, 23 enero (PR/18) — En contextos de déficit hídrico y elevadas temperaturas, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) asegura que un buen manejo del agua subterránea, en las napas, permite cubrir la demanda de precipitaciones de los cultivos.
   Lejos quedaron ya las constantes y abundantes precipitaciones que convirtieron a las napas en una amenaza.
   Ahora, los pronósticos estiman un verano con una elevada variabilidad climática, altas temperaturas y escasas lluvias.
   De acuerdo con Pablo Bollatti –especialista del INTA Marcos Juárez, Córdoba–, “las napas generan un aporte extra de agua en momentos en los que las precipitaciones no alcanzan para cubrir la demanda hídrica de los cultivos”.
   “Esta importancia se fundamenta en el aporte de agua capilar – de hasta un metro por sobre el nivel freático– que puede realizar a la zona del suelo donde se posicionan las raíces de los cultivos”, detalló el técnico.
   Advirtió que “la profundidad de las raíces de los cultivos varía, como así también la profundidad óptima de la napa para que los cultivos expresen su máximo potencial”.
   Numerosas investigaciones aseguran que la banda óptima de utilización de la napa freática por los cultivos en suelos sin impedimentos físicos oscila entre 1.40 a 2.40 metros para el maíz, entre 1.20 a 2.20 metros para la soja y entre 0.70 a 1.65 metros para el trigo.
   En este sentido, Bollatti subrayó la necesidad de monitorear y conocer su nivel para saber si van a resultar favorables o perjudiciales para los cultivos y, es base a esta información, elaborar una estrategia para la campaña.
   Para esto, el técnico de Córdoba recomendó tanto la construcción e implementación de un freatímetro en un lugar donde no tenga influencias del terreno, como caminos con desnivel, zanjas, canales, árboles o bombas; como así también el asesoramiento de un ingeniero agrónomo.
   En el caso de no contar con esta herramienta, el INTA Marcos Juárez dispone de una red de monitoreo freático de periodicidad quincenal que permite conocer de manera precisa la profundidad freática.
   A su vez, este monitoreo se relaciona con la ocupación del suelo en dicho período lo que permite conocer bajo qué condiciones se desarrollan los cultivos.
   Para la evaluación se necesita una piola graduada o que tenga una cinta métrica de medición directa y los datos obtenidos deberán ser registrados en una planilla para su posterior análisis.
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