Buenos Aires, 22 julio (Especial de NA) — La puesta en marcha del Remito Electrónico Cárnico (REC)coloca en un brete a la industria frigorífica y a los matarifes porque el Estado quiere que ayuden a poner en blanco a unas 50 mil carnicerías que trabajan en negro, en el país.
Así lo comentaron a NA, en la Exposición Rural de Palermo (en cuyos almuerzos en el Restaurant Central se debaten los temas productivos agroindustriales) el presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA), Daniel Urcía y los miembros de la entidad Dante Cerico y Javier Peralta.
Los industriales cordobeses aseguraron que no se puede tener remito electrónico sin registro de carnicerías.
El REC es un documento electrónico que, de acuerdo con una resolución de AFIP, será de uso obligatorio desde el próximo 1° de septiembre.
“No va haber ninguna carnicería de las 50 mil regularizada al 1º de septiembre porque prefieren esperar para el papeleo y la presión tributaria al plazo máximo ya que el Gobierno dijo que dará 180 días más desde esa fecha para la regularización, es decir hasta enero”, explicó Peralta a esta columna.
En tanto, Urcía se refirió a lo que surge de la reunión de la Mesa de Competitividad de la Carne y “que es un proceso de ordenamiento del sector que ha avanzado con muchos pasos desde el Estado y la Industria y yo prefiero seguir más lento y paso a paso”.
El mismo REC es un recurso de ordenamiento que surgió de la Mesa de Competitividad de las Carnes donde alguien lo sugirió y el Gobierno compró la idea del Remito Electrónico, pero en la bolsa quedaron las aproximadamente 50 mil carnicerías que no están en el sistema.
Urcía confirmó a NA que el Estado le pidió a los frigoríficos y matarifes que convencieran a las carnicerías de regularizar su situación, lo que hoy parece imposible.
En la provincia de Buenos Aires, se encuentran por lo menos 25 mil carnicerías en situación irregular muy distinto a lo que ocurre en las grandes superficies como son los supermercados y a las que le venden las grandes exportadoras.
Una pregunta que podría hacerse el Estado es por qué un frigorífico le vende a una carnicería que no está en blanco.
Según los directivos de FIFRA en los pueblos del interior donde todos se conocen, las carnicerías se inscriben, por lo que el problema es en las grandes ciudades.
Para incentivar la puesta en blanco, se va a hacer un registro de las carnicerías fácil, ágil y sencillo: se les preguntará el nombre, la dirección y el Cuit y esto lo realizará la Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario que conduce Marcelo Rossi.
Peralta señaló: “queremos que el Estado los registre y que se pague en blanco”.
“Una de las propuestas sería que el titular de faena efectúe una percepción del 100% que debería abonar el carnicero y de esta forma tributa porque le retienen el impuesto y se pone en blanco”, dijo Urcía.
Por supuesto que es la imposición del IVA y atrás vendrán Bienes Personales, Ganancias y otros tributos.
Un carnicero chico vende entre cinco y seis medias reses en la semana, que cada una sale unos 8 mil pesos, por lo tanto tiene un gasto de alrededor de 50 mil pesos y apenas le alcanza para subsistir.
Así FIFRA comentó que está subiendo la faena clandestina.
“Vamos a tratar de sensibilizar al carnicero para que se inscriba. El Estado dice que no puede controlar las 50 mil carnicerías”, expresó Urcía. .
El REC ya causó el alejamiento de la Mesa de las Carnes de la Cámara Argentina de la Industria Frigorífica (CADIF), su vicepresidente, Fernando Brizzolara consideró que la implementación del Remito Electrónico debe hacerse “sobre bases sólidas”.
“A nuestro juicio no está en condiciones de ponerse en marcha, porque el minorista tiene problemas de falta de habilitación y hay reticencia a aceptar facturas”, dijo.
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