Por Emiliano Rodríguez* .
Buenos Aires, 21 septiembre (Especial de NA) — Se avecinan meses complejos para el Gobierno y, por ende, para la Argentina, en medio de una persistente incertidumbre sanitaria y económica a causa de la pandemia de coronavirus.
Cuando parecía que el acuerdo con los acreedores permitiría disipar nubarrones de tormenta, a partir de un canje de deuda que en efecto supuso un logro mayúsculo para la gestión de Alberto Fernández, el endurecimiento del cepo al dólar volvió a poner en duda la capacidad de la Casa Rosada para generar confianza y, en consecuencia, atraer inversiones.
Es más, una serie de compañías anunciaron su partida de la Argentina en las últimas semanas, lo que fue minimizado por el Gobierno, en momentos en los que la epidemia de Covid-19 ha puesto definitivamente en jaque la estabilidad laboral en distintos sectores de la estructura productiva doméstica.
En este sentido, aún se desconoce cómo planea desactivar el Gobierno las medidas económicas específicas que dispuso en medio de la emergencia sanitaria, incluyendo no solo al IFE y al ATP, sino también a la prohibición por decreto de echar y/o suspender trabajadores.
¿Qué recaudos tomará la Casa Rosada para evitar que, debido a la crisis económica, se produzcan despidos masivos una vez que concluya la resolución oficial? ¿De qué manera prevé hacer frente a las demás turbulencias que podrían acontecer?.
Economistas advierten con tiempos difíciles por delante para la Argentina, e incluso funcionarios nacionales admiten, por ejemplo, que la inflación podría aumentar en el país una vez que el aparato productivo retome el ritmo de funcionamiento que mostraba antes de la pandemia. La vicejefa de Gabinete de la Nación, Cecilia Todesca Bocco, se expresó en tal sentido.
A propósito, una reciente encuesta de la consultora Management & Fit mostró que seis de cada 10 argentinos creen que la situación económica actual es peor o mucho peor que hace un año y el 56% considera que continuará en deterioro en los próximos meses, en medio de la incertidumbre por la pandemia.
Otro trabajo, de la firma Taquion Research Strategy, señaló a su vez que seis de cada 10 personas consideran que su principal problema a futuro y el de su familia en las semanas o meses venideros será la alimentación, en tanto la falta de “oportunidades de desarrollo” se ubica entre las máximas preocupaciones de quienes, por ejemplo, optarían por irse del país en el caso de tener la posibilidad de hacerlo.
El frente político también se presenta complicado para el Gobierno, sobre todo a partir de la postura de “celador” de los intereses de su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner que viene mostrando en las últimas semanas el jefe de Estado, cuya imagen continúa en franco declive.
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¿Cuál es el plan?
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Al reciente conflicto policial en la provincia de Buenos Aires y la posterior decisión de quitarle a la Capital Federal recursos provenientes de la coparticipación nacional se sumó esta semana la remoción exprés de tres jueces federales que intervienen en causas por presuntos actos de corrupción en las que está involucrada la líder del kirchnerismo.
La ex mandataria logró imponer su agenda “judicial” y está claro que Fernández la aceptó, lo que incrementa la polémica sobre quién atesora verdaderamente el poder en el Gobierno en un país como la Argentina, que se ha caracterizado históricamente por su fuerte régimen presidencialista.
Mientras tanto, la Casa Rosada, mediante un spot televisivo, anunció una extensión hasta el próximo 11 de octubre de las “medidas de cuidado” frente a la pandemia y la agenda oficial en torno de la cuarentena -de la que ya prácticamente no se habla- quedó algo relegada en los últimos días.
Fernández insiste en resaltar la importancia de la “responsabilidad social”, pero claramente después de seis meses de declarada la medida de aislamiento social, preventivo y obligatorio en el país, la Argentina se ha empobrecido, la clase política se muestra incapaz de generar esperanza en la población y en el aspecto sanitario, aún no se percibe una luz clara y certera al final del túnel.
En definitiva, ¿cuál es el plan del Gobierno para lograr que el país salga adelante? O al menos, para atender las principales preocupaciones de la sociedad en el corto y mediano plazo. Por ejemplo, inseguridad, desocupación, pobreza, inflación, aumento de tarifas y, en especial, corrupción.
Así las cosas, Fernández se mantiene con un diferencial de imagen ligeramente positivo, del 2,3%, de acuerdo con M&F, pero la ponderación de su gestión comenzó a arrojar resultados negativos, con un 49,8% de desaprobación y un 41,6% de encuestados que le otorgan un pulgar para arriba.
La corrupción lidera las principales preocupaciones de quienes tomaron parte en la consulta, con un 37,4% de las opiniones, y hasta un 61,4% entre quienes desaprueban la tarea del Gobierno, después del revuelo causado en la opinión pública por el proyecto de reforma judicial.
En este contexto, la gestión de Fernández intenta avanzar en su propio laberinto, con su “ex amigo” Horario Rodríguez Larreta instalado definitivamente como el dirigente político que mejor mide en la Argentina y la vicepresidenta tratando de evitar a capa y espada ir a juicio por supuestos actos de corrupción y, eventualmente, ser condenada.
El alcalde porteño atesora un diferencial de imagen de +25,9%, de acuerdo con M&F, y Cristina acumula un negativo de 27,4%, lo que probablemente esté jalando hacia abajo las consideraciones relacionadas con la labor de Fernández. Es más, la corrupción como “preocupación” aumentó casi 10 puntos porcentuales en apenas dos meses, según la misma encuesta.
(*) – Director periodístico de la agencia Noticias Argentinas (NA); erodriguez@noticiasargentinas.com; TW: @efrodriguez012.
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Fuente: NA