Buenos Aires, 14 de abril (PR/21) .– Los científicos descubrieron que el suministro de agua caliente al glaciar es mayor de lo que se pensaba, lo que hace temer un derretimiento más rápido y una aceleración del flujo de hielo.
Con la ayuda del submarino Ran, sin tripulación, que se abrió paso bajo el frente del glaciar Thwaites, los investigadores realizaron una serie de nuevos descubrimientos, que publicaron en la revista ‘Science Advances’.
La profesora Karen Heywood, de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, explica en un comunicado que “esta era la primera incursión del Ran en las regiones polares y su exploración de las aguas bajo la plataforma de hielo fue mucho más exitosa de lo que nos habíamos atrevido a esperar. Tenemos previsto ampliar estos emocionantes hallazgos con nuevas misiones bajo el hielo el año que viene”, anunció.
El sumergible midió, entre otras cosas, la fuerza, la temperatura, la salinidad y el contenido de oxígeno de las corrientes oceánicas que pasan por debajo del glaciar.
El nivel global del mar se ve afectado por la cantidad de hielo que hay en tierra, y la mayor incertidumbre en las previsiones es la evolución futura de la capa de hielo de la Antártida Occidental, señala Anna Wahlin, profesora de oceanografía de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, y autora principal del nuevo estudio.
La capa de hielo de la Antártida Occidental es responsable de alrededor del diez por ciento de la tasa actual de aumento del nivel del mar; pero también el hielo de la Antártida Occidental es el que tiene más potencial para aumentar esa tasa porque los cambios más rápidos de todo el mundo se están produciendo en el glaciar Thwaites.
Debido a su ubicación y forma, el Thwaites es especialmente sensible a las corrientes oceánicas cálidas y saladas que se abren paso por debajo de él. Este proceso puede provocar un deshielo acelerado en el fondo del glaciar y el movimiento hacia el interior de la llamada zona de encallamiento, el área donde el hielo pasa de descansar en el lecho marino a flotar en el océano.
Debido a su ubicación inaccesible, lejos de las estaciones de investigación, en una zona que suele estar bloqueada por el grueso hielo marino y muchos icebergs, ha habido una gran escasez de mediciones in situ de esta zona. Esto significa que existen grandes lagunas en el conocimiento de los procesos del límite hielo-océano en esta región.
Aunque la cantidad de hielo que se funde como consecuencia del agua caliente no es mucha en comparación con otras fuentes de agua dulce mundiales, el transporte de calor tiene un gran efecto a nivel local y puede indicar que el glaciar no es estable en el tiempo.
Las observaciones muestran que el agua caliente se aproxima por todos los lados a los puntos de pinzamiento, lugares críticos en los que el hielo está conectado al lecho marino y da estabilidad a la plataforma de hielo. El deshielo alrededor de estos puntos de fijación puede provocar la inestabilidad y el retroceso de la plataforma de hielo y, posteriormente, el desprendimiento del glaciar aguas arriba.
Anna Wahlin destaca que “la buena noticia es que ahora, por primera vez, estamos recogiendo los datos necesarios para modelar la dinámica del glaciar de Thwaite. Estos datos nos ayudarán a calcular mejor el deshielo en el futuro –prosigue–. Con la ayuda de la nueva tecnología, podremos mejorar los modelos y reducir la gran incertidumbre que existe ahora en torno a las variaciones globales del nivel del mar”.
Con información de DPA
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