Por Marcos Lopez Arriazu
|Buenos Aires,18 de septiembre (PR/21).– Un viejo conocido vuelve al ministerio de Agricultura: Julián Domínguez, el hombre que en 2009 fue convocado por Cristina Fernández de Kirchner para hacerse cargo del área, con el objetivo de superar la tensa relación entre las entidades del campo y el Gobierno, todavía muy afectada por la disputa de la 125.
Domínguez fue el primer ministro de Agricultura de la era moderna, cuando la cartera recuperó ese rango luego de haber sido degradado a Secretaría en 1958 por Arturo Frondizi, condición que ocupó casi sin interrupción por cinco décadas, a excepción de un par de años durante los gobiernos militares de Alejandro Lanusse y Roberto Viola.
Además de la tirante relación entre el campo y el Ejecutivo, la llegada de 2009 y la actual tienen otra coincidencia: ambas se dieron después de una derrota electoral del oficialismo.
En aquel entonces, el margen había sido menor: el Acuerdo Cívico y Social había sacado el 29,53% de los votos, el Frente para la Victoria el 28,7% y Unión PRO 19,03%. Sin embargo, el poder del oficialismo se veía amenazado y, con los agrodiputados en el Congreso, el campo se convertía en un claro foco de atención de la política.
Siempre resaltado que su pensamiento se apoyaba en la Doctrina Social de la Iglesia, Domínguez fue convirtiéndose en articulador de una nueva relación entre la Mesa de Enlace y el Gobierno. Apostando al diálogo, supo reunir a colaboradores entre los que sobresalía el Secretario de Agricultura Lorenzo Basso, quien venía de la Facultad de Agronomía de la UBA, con buena relación con el sector privado.
Durante sus dos años de gestión, el foco estuvo puesto en la generación del Plan Estratégico Alimentario (PEA) 2010-2020, una especie de hoja de ruta de objetivos, necesidades y estrategias para alcanzar diferentes logros productivos.
En su elaboración trabajaron organismos, universidades y otras instituciones públicas y privadas de todo el país. Entre sus metas figuraban un incremento en la superficie sembrada de granos del 27%, con una producción de granos de 157,5 millones de toneladas; y una suba del stock bovino del 10%, hasta los 54 millones de cabezas.
Trayectoria política
Además de su paso por Agricultura, su carrera política es amplia. En 1995 fue elegido intendente de Chacabuco, localidad bonaerense en la que nació. Tras completar su mandato, en 1999, ocupó cargos nacionales durante los gobiernos de Carlos Menem, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, y también en la gobernación bonaerense durante la gestión de Carlos Ruckauf, en la que se desempeñó como ministro de Obras Públicas.
Pasó por los ministerios de Salud, Interior, Defensa y en la Jefatura de Gabinete. Y en 2011, con el cierre del primer Gobierno de Cristina Kirchner, dejó Agricultura para presidir hasta 2015 la Cámara de Diputados de la Nación, ocupando así el cuarto lugar en la línea de sucesión presidencial.
Su último paso por los primeros planos de la política fue en la campaña electoral de 2015, cuando compitió en internas con Aníbal Fernández para ser candidato a Gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Con un resultado adverso, Domínguez perdió más que la chance de gobernar la mayor provincia del país. La competencia quedó envuelta en los rumores de carpetazos contra Aníbal Fernández que terminaron alejando a Domínguez del espacio político por algún tiempo.
El último mensaje al campo
El 24 de agosto último, Julián Domínguez participó del evento Experiencia Idea Agroindustria 2021, donde dejó varios mensajes hacia el sector agropecuario.
“No se puede pensar un modelo de país sin el sector agroindustrial, que es constitutivo de nuestra identidad como nación”, remarcó Domínguez al inicio de la charla.
Pero la frase más fuerte, tuvo tono de autocrítica. “La dirigencia política no entiende al campo argentino”, disparó, para pasar a explicar que “el problema es que la mayoría de funcionarios que tenemos son de la Capital Federal, no somos un país federal”.
“Falta una visión federal que pueda integrar las habilidades del campo”, afirmó.
Finalmente, recordó su trabajo con la elaboración del PEA y ponderó al Consejo Agroindustrial Argentino.
“Hoy celebro la existencia del Consejo Agroindustrial Argentino. En él se institucionaliza un espacio para la revisión y la actualización de metas que condensen, justamente, una hoja de ruta para los desafíos que se vienen en materia de agroindustria y de cambio climático”, sostuvo.
Ahora, a Domínguez le toca reemplazar a Luis Basterra, cuya gestión culmina desgastada, sin haber podido hacer pie en ningún tema relevante para el sector agropecuario.
El desafío de Domínguez será retomar el protagonismo de la cartera, y volver a convertir al Ministerio en un interlocutor de peso para el campo.
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Fuente: A24