Buenos Aires, 28 octubre (PR/21)  —  Es cierto que el procesamiento de soja, en el mundo., camina en claro ascenso.

Y sus derivados -aceite y harina- vienen en suba.

En nuestro país, también la industria tiene un rol clave.

 

Según lo publicado por el Ministerio de Agricultura de la Nación, hace una semana, la molienda argentina de soja durante septiembre fue 3.697.468 toneladas, un 3,5% arriba del volumen de 3.572.675 de toneladas de agosto y un 17,7% arriba del nivel de 3.140.475 de toneladas de septiembre de 2020.

En los primeros nueve meses del año fueron industrializadas 33.215.389 toneladas de soja, casi un 14% más que en igual período del año pasado. Es un fuerte aliciento para los precios de la oleaginosa.

Este miércoles volvió a mostrar mejoras. Tras una rueda volátil, el precio de la soja, nuevamente, cerró con subas en Chicago, en sintonía con las cotizaciones del maíz, que trajeron una ola de compras de los inversores al poroto.

 

¿Es suficiente lo arriba mencionado para entender lo que está sucediendo?

¿Cómo explicar el aumento del valor de la soja en Chicago?

No solo se trata del aumento del precio del aceite de soja y del petróleo. También, se trata de la inflación EE.UU.

Commodities, como la soja y el maíz, son tradicionales productos que actúan como refugio de valor frente la inflación. Y la inflación se presenta en el horizonte como gran amenaza.

Un gobierno demócrata, como actualmente el de EE.UU., es visto como propenso a gastar por encima de sus posibilidades. De hecho, la oposición de Joe Biden viene denunciando que los aumentos de precios provienen de los planes de gasto excesivo.

Se estima que la tasa anual de inflación es, hoy por hoy, la más elevada en los últimos 13 años-

Muchos analistas económicos prevén que para fin de año, el índice de precios al consumidor llegue al 6% anual.

La inflación se ha convertido en uno de las mayores preocupaciones de los inversores, pues se halla en un nivel nunca visto en más de una década.

El gráfico que sigue nos muestra claramente cómo la tasa de inflación comenzó a crecer a partir de febrero de este año. Y se visualiza muy bien el pico alcanzado entre mayo y agosto.

El problema es que cuando, según las autoridades monetarias, iba a empezar a decrecer, en septiembre pegó un salto. Y las perspectivas no son claramente favorables

En cuanto a la industria, la suba de precios de los derivados de la soja y del maíz actúa como trampolín para el valor de estos granos.

El maíz, así como la soja, está beneficiado por la reactivación de la industria aceitera.

La mejoría en los márgenes de ganancia alienta el incremento de la producción de subproductos, y con ella, tiende a elevarse el precio de estos granos.

Bienvenida sea la industria del biodiesel y del etanol.

 

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Fuente: Agrositio