Buenos Aires, 18 de marzo (PR/22) .- Lic. Diego Pontorno (Coordinador) y Lic. Andrés Montenegro (Líder de Comunicación) del Programa de Gestión y Cambio Climático en el Centro de Desarrollo Sustentable GEO de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA

Recientemente fue publicado el Reporte del Grupo de Trabajo II del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático por sus siglas en inglés) denominado “Cambio Climático 2022: Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad”. Es uno de los tres documentos desarrollados por el IPCC, habiéndose presentado en agosto del año pasado el Informe relativo a las Bases Físicas del Cambio Climático.

Existen dos conjuntos de medidas fundamentales para actuar frente al cambio climático. Por un lado, mediante la Mitigación, es decir, la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y el aumento de sumideros que permitan capturar dichos gases de la atmósfera. Por otro lado, a través de la Adaptación, en referencia a la capacidad para limitar los impactos, reducir las vulnerabilidades e incrementar la resiliencia climática de los diferentes sistemas como el ambiental, social y económico. Sobre este último punto es que hace fuerte hincapié el reciente reporte del IPCC.

Relativo a la Adaptación al cambio climático y haciendo foco puntualmente en las consecuencias, los impactos que ya suceden y la necesidad urgente de adaptación, este Reporte nos llama a la acción hoy. El Informe es un reflejo de información que nos muestra cómo nos encontramos a nivel planetario y cuáles son las proyecciones que sucederán respecto al clima y lo que conlleva el cambio con el calentamiento global.

Entendemos que adaptarnos es una de las alternativas para vivir en un planeta que sea habitable para todos, pero ¿qué sucede o cómo se viene trabajando al respecto para prevenir las consecuencias a futuro? Las consecuencias están sucediendo hoy, por lo cual seguir esperando para poner en marcha medidas de adaptación no es parte de la solución. Aunque también se debe tener en cuenta que la maladaptación conlleva a exceder los límites y consecuentemente a concluir también en mayores pérdidas y daños.

Ahora bien, sabiendo que tomar estas medidas nos permitirán reducir vulnerabilidades y vivir de una manera digna para todos los habitantes del planeta, existen ciertos sectores de la sociedad a los cuales se les hace difícil poder afrontarlos. Principalmente, en países en vías de desarrollo, son las poblaciones más vulnerables las que se ven y verán más afectadas.

Por eso, como recalca también el Reporte, la acción climática hoy es clave para sobrellevar el escenario que se avecina. Según la ONU, nos encontramos transitando la década de acción. Pero, ¿realmente estamos actuando? El detalle, y no menos importante, que fue presentado según la ciencia es que nos encontramos en una situación crítica, ya que los impactos del cambio climático se intensifican de manera creciente. Existe, de igual manera, un mínimo de esperanza para lograr que la temperatura no supere los 2°C del planeta. De todos modos, para lograrlo efectivamente, hay que actuar. Mitigar pero, sobre todo, adaptarnos a lo que ya estamos viviendo como consecuencias del cambio climático.

Lo importante es que no hay que actuar con medidas de adaptación que solo sean coyunturales. Esto se debe a que si seguimos permitiendo que se incremente el calentamiento global la capacidad de adaptación y su efectividad disminuirán considerablemente. Sin dudas, quienes ya viven en situación de vulnerabilidad continuarán siendo los más perjudicados. Cabe aclarar que lograr los objetivos del 1,5°C como temperatura promedio no es un escenario en el cual podamos vivir como si nada hubiera pasado. Si no, todo lo contrario. Con las consecuencias que ya suceden (y que seguirán sucediendo) deberemos adaptarnos para (sobre)vivir. Al cual, llegaremos de manera habitable y sostenible, actuando de manera urgente en este momento. Ni ayer, ni mañana. Hoy. Adaptarnos hoy.

Sobre esto, también hay que hacer fuerte hincapié ya que para lograr que los países en desarrollo -los más vulnerables- puedan adaptarse al cambio climático y las consecuencias respectivas, es necesario que exista un financiamiento para implementar políticas públicas que conlleven la mejora del subsistir en esta nueva era a la que nos enfrentamos con la crisis climática. A su vez, para que estas medidas puedan mantenerse a largo plazo y evitar una “mala adaptación” como se hace referencia en este nuevo Reporte del IPCC. También, ese financiamiento debe estar basado en una justicia social y en una equidad, ya que será necesario para la acción, a medida que vayan aumentando las proyecciones.

Algo fundamental, e incluso lo más importante, para que las medidas de adaptación sean realmente efectivas es escuchar la voz de los pueblos originarios y de las comunidades, que son quienes saben realmente cómo subsistir en los distintos ecosistemas y con la biodiversidad de cada uno. Necesitamos que sean parte de la toma de decisiones, porque son quienes tienen el conocimiento suficiente para saber cómo actuar al respecto.

En simples palabras, debemos abordar las pérdidas y los daños que ocasiona la no adaptación. Teniendo en claro que debemos adaptarnos para que los impactos sobre la vida y las actividades sean lo menos devastadoras posibles. Hacer lo que tenemos que hacer, hoy. Involucrarnos en la acción climática, desde el lugar que ocupemos en la sociedad.

Destacadas:

“Las consecuencias están sucediendo hoy, por lo cual seguir esperando para poner en marcha medidas de adaptación no es parte de la solución.”

“Sin dudas, quienes ya viven en situación de vulnerabilidad continuarán siendo los más perjudicados.”

“…con las consecuencias que ya suceden (y que seguirán sucediendo) deberemos adaptarnos para (sobre)vivir.”

Fuente: Centro GEO (UBA-FCE)

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