Buenos Aires; 15 de julio (PR/22).- La porcicultura es una actividad que está constantemente desafiada a mejorar la eficiencia en la producción para que los productores se mantengan competitivos en el mercado. Actualmente pasamos por un momento en que los costos de producción son elevados y de alta volatilidad, ya que el maíz y la soja se comercializan por precios nunca vistos. En ese sentido, la especialización de etapas críticas de la producción se vuelve una alternativa para optimizar el proceso productivo y mantener rentable la actividad.
Es común en el mercado argentino dividir las dietas de los lechones en, al menos, cuatro etapas, desde el destete hasta la salida de la recría. Las tres primeras etapas se consideran las más críticas desde el punto de vista de la producción porque son dietas complejas, que tienen un gran número de ingredientes en su composición. Además, desde el punto de vista nutricional e inmunológico son las etapas fundamentales, dado que es cuando se produce la transición de los lechones de una dieta líquida (leche materna) a una dieta sólida. Luego de esa preparación adecuada, el lechón está apto para consumir una dieta menos compleja, como la de la cuarta etapa de la recría.
Producir raciones de calidad para lechones es un verdadero arte. El cuidado se inicia en el rigor de la elección de las mejores materias primas, garantizando que estén libres de contaminantes, micotoxinas y/o factores anti nutricionales. Además, es fundamental la utilización de fuentes proteicas y energéticas de alta digestibilidad, dado que inmediatamente después del destete, el lechón todavía no produce algunas enzimas digestivas en cantidad y/o velocidades adecuadas para digerir ingredientes de origen vegetal.
Minimizar al máximo la cantidad de proteína fermentable -que no es más que la proteína no digerida adecuadamente que llega al intestino grueso y se transforma en substrato para la fermentación de bacterias- es una estrategia importante en nutrición para disminuir la incidencia de diarreas.
En las raciones mini pelletizadas para lechones, además de todo el cuidado con la selección de los ingredientes, también es importante observar el proceso de producción y las tecnologías de procesamiento empleadas de manera que garanticen un pellet blando y con bajo cantidad de molidos. Con eso, las mejoras en conversión alimentaria pueden llegar hasta un 12% en la etapa de recría cuando se compara con las raciones en harinas.
De manera general, las raciones mini pelletizadas, reducen el desperdicio de ración, la segregación de los ingredientes, mejoran la palatabilidad y aumentan la digestibilidad de nutrientes. Sin embargo, estos impactos dependen directamente de la calidad del proceso de pelletización.
En la rutina de una fábrica de raciones que produce alimentos para todas las etapas de producción de los cerdos, la etapa de recría representa apenas el 8% del volumen total y muchas veces, por la baja representatividad y alta complejidad de producción, no se toman todos los cuidados necesarios. Por eso es fundamental una fábrica específica, dedicada a hacer estos productos que son verdaderas especialidades.
La pelletización de las raciones de recría trae, asimismo, beneficios desde el punto de vista del manejo en sistemas de alimentación automatizados, porque las raciones mini pelletizadas tienen una alta fluidez y facilitan mucho la regulación de los comederos, evitando de esta manera el desperdicio de raciones. Además, el uso de raciones pelletizadas reduce el polvillo en las instalaciones, mejorando el ambiente para los animales y colaboradores.
Para poder aprovechar al máximo el potencial de la dieta es necesario monitorear, evaluar y ajustar constantemente factores que son corrientes en una fábrica, pero que hacen la diferencia en los resultados. Por ejemplo, el tiempo y la temperatura de retención son parámetros que afectan directamente el grado de gelatinización del almidón, factor que proporciona una mejora en la digestibilidad de los nutrientes. Otro ejemplo es la granulometría, que es el tamaño de las partículas de la dieta y afecta de forma directa el desempeño de los lechones.
La cantidad de molido en la ración también impacta directamente en el desempeño. Cuanto mayor la cantidad de molido, menores son las ganancias con la pelletización, por eso una parte fundamental de la cuestión es un proceso ajustado que garantice que la ración llegue íntegra hasta el comedero. Eso porque la composición nutricional de un pellet intacto y de los molidos pueden diferir significativamente, imposibilitando que el lechón consuma exactamente lo que fue formulado para aquella dieta. Lo ideal es que el porcentaje de molidos en la ración mini pelletizada no sea mayor a 5% para obtener todos los beneficios de la pelletización. Además de un proceso adecuado de elaboración, también pueden influir en este parámetro las diferentes tecnologías de desca rga de los camiones que transportan esas raciones.
Otro parámetro fundamental en la calidad del pellet es la dureza. La dureza impacta de forma directa en el consumo por destete y en el desempeño de los animales. Por poseer una gran cantidad de ingredientes lácteos y otros componentes más sensibles a las altas temperaturas, es fundamental el control y uso de tecnologías de procesamiento en la pelletización para raciones en la etapa de recría. La calidad del proceso de pelletización también puede ser evaluada por el PDI (del inglés pellet durability index). Este valor es obtenido a través de equipamientos que simulan vibraciones y movimientos que existen desde la producción del pellet hasta la llegada al comedero, evaluando la cantidad de pellet intactos. Valores por encima de 94% son considerados pellet de alta calidad se gún el PDI.
No hay dudas acerca de los beneficios que proporciona la pelletización de las raciones en la etapa de recría, desde el punto de vista del manejo, la salud y el desempaño de los animales. Como toda tecnología de procesamiento, la pelletización agrega costos adicionales al proceso, pero en un escenario donde la alimentación representa más del 80% del costo de producción, las ganancias en conversión alimentaria viabilizan la aplicación de esta tecnología para lechones.
Primicias Rurales
Fuente: Cargill