Por Miguel Di Maggio, director de la inmobiliaria Depa

Buenos Aires, 6 septiembre (PR/22) — Estamos ingresando en el sprint final del año, en el último cuatrimestre. Empezamos a transitar los últimos meses, que suelen volar. Y en un contexto de país sin estabilidad, con un mercado inmobiliario en el que los precios siguen cayendo, y no sabemos hasta cuándo.

El mercado inmobiliario se presenta con precios que se ubican en mínimos históricos. Por un lado, no existen herramientas como el crédito hipotecario que permitan apalancar una compra pero, por otro, notamos que crecen las empresas que brindan servicios de cajas de seguridad, claramente parece ser, que hay un importante caudal de dinero fuera del circuito bancario. Ese dinero creemos que en algún momento va a empezar a ser volcado, como históricamente se hizo, en el mercado inmobiliario. Pero eso, hoy no está sucediendo. Y al no estar sucediendo los precios continúan a la baja. Seguimos con mínimos históricos en lo que es escriturasaunque mejoro en porcentuales en comparación con el 2021, pero aún así y todo vamos a cerrar un año que también pierde frente a otros años positivos.

Y es en este contexto en el que estamos convencidos de que es el mejor momento para hacer una operación de compra/venta.

Y cuando hablamos del último cuatrimestre del año, siendo estrategas a la hora de vender una propiedad, tenemos que pensar en qué valor. Creemos que es el peor momento para especular. Siempre comentamos que,históricamente,para el rubro inmobiliario el año se cierra el 15 de diciembre (cuando la gente empieza a pensar en las vacaciones, en las fiestas, en el fin de curso de los chicos, etc.). En ese momento se empieza a enfriar mucho más el mercado inmobiliario. Y reactiva a mitad de febrero, que es cuando termina devolver la gente de vacaciones, empiezan las clases, y demás. Es ahí cuando uno podría llegar a especular. Como señalamos a fines del año pasado, el precio de diciembre no se va a ver reflejado en marzo (claramente, se iba a ver un precio inferior en este último mes).

Entonces, los que pongan a la venta su propiedad en el sprint final del año deben hacerlo pero sin especular. Y sabiendo que habrá una diferencia entre el precio que vayan a poner a la venta y el precio que vayan a tener de esa propiedad a partir del 15 diciembre (por citar una referencia). Si en enero y en febrero, con un mercado ya enfriado, no se producen consultases probable que el valor vaya a ser inferior a partir de la reactivación del sector (segunda quincena de febrero).

Y en este escenario una de los aspectos que vemos positivos es que las bajadas de precio que se vienen consolidando entre un 5 y un 10%, es decir, las famosas contraofertas, no son recibidas de forma negativa por muchos propietarios. Al contrario, la ven como algo positivo. Y esto se da porque muchos propietarios empezaron a entender que en un mercado retraído y que sigue tendiendo a la baja, la salida a comprar una propiedad para reubicación, la famosa venta simultánea, es posible.

Cuando un tiempo atrás el planteo del propietario era: “yo quiero recibir determinada cantidad de dinero por mi propiedad”, ahora es: “veamos qué es lo que podemos hacer con el dinero que voy a recibir por mi propiedad según lo que dicta el mercado”. Y este es un dato para que tengan en cuenta quienes a partir del mes de septiembre ponen su propiedad a la venta. Entender que, básicamente, lo que no tienen que hacer es especular sino fijar un valor súper competitivo. Y analizar la contraoferta y ver realmente que es lo que puedo hacer con ese dinero en el mercado.

Esperamos para el año que viene un año totalmente electoral, con un gobierno que nunca terminó de encontrar el rumbo y donde parecería que la oposición se posiciona de mejor manera para tomar las riendas del país a partir del 2023.

Pero el hecho de que se trate de un año 100% electoral no es sinónimo de que vaya a ser un mal año. Porque con un gobierno desgastado, la posibilidad de que otro modelo de gobierno asume el poder en el país, puede generar en el mercado inmobiliario una mayor esperanza de tener un rumbo económico.

Incluso, y a pesar de su desgaste, el actual gobierno va a querer seguir gobernando. Y, en este sentido, algo va a tener que accionar. Varias medidas van a tener que aplicar si quieren que la golpeada clase media los vuelva a elegir. Por consiguiente, no consideramos que el 2023 vaya a ser un mal año. Al contrario, creemos que puede ser un año esperanzador.

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