Córdoba, 15 diciembre (PR/22) — Las máquinas forrajeras en Argentina ya tienen un plus en el trabajo de optimizar las reservas confeccionadas.
Apareció Bioheno, un inoculante que tiene como función acelerar el secado del forraje, generando de forma natural un aumento en la pérdida de humedad del material.
Además, permite henificar con un mayor porcentaje de humedad que lo habitual en esta parte del año en que se comienzan a cortar los verdeos y las alfalfas.
Una cuestión central, más allá del estadio fenológico de cada cultivo, la altura de corte y el correcto segado, es el porcentaje de humedad al momento de confección, ya sea que se haga heno, henolaje o silaje.
Cualquiera sea la forma de conservación elegida, uno de los puntos fundamentales es la pérdida de humedad una vez realizado el corte.
Se coincide en que cuanto más rápida sea la pérdida de humedad y menor el tiempo de exposición del forraje al ambiente, mejor será su calidad.
Solución
En este contexto, Bioheno ofrece las ventajas de henificar 1 a 2 días antes, obteniendo henos de mayor calidad.
De esta forma, se amplía la ventana de trabajo con una mayor eficiencia en el proceso de producción.
Al mismo tiempo, esta reducción de tiempos, disminuye el riesgo de enfrentar posibles precipitaciones durante el oreo en andana.
Bioheno es una combinación de Bacillus amyloliquefaciens y Bacillus subtilis, que genera un efecto de desecación natural del forraje más rápido que lo habitual.
Aporta, además, un efecto fungistático (reduce la aparición y desarrollo de hongos) que permite henificar con humedades de hasta 25% (generalmente se confecciona con 20%).
Adicionalmente, el Bacillus amyloliquefaciens actúa como probiótico, mejorando la digestibilidad del alimento.
Aplicación
Bioheno se puede aplicar con equipos autopropulsados a razón de 80 / 100 litros de agua inmediatamente antes del corte, o con equipos de ultra bajo volumen diseñados especialmente al efecto montados en la segadora, aplicándose a razón de 30 litros por hectárea.
La dosis recomendada es de 25 gramos por tonelada de materia verde o tal cual, medido antes del corte.
Un ensayo desarrollado por el equipo de Recursos Forrajeros del INTA Manfredi, comprobó que el forraje tratado se secó más rápido, pudiendo ser henificado a las 24 horas, mientras que el testigo necesitó un día más para poder henificarse.
El mismo estudio midió la evolución de temperaturas de rollos en almacenamiento: La temperatura en el testigo se elevó a más de 45 grados, generando pérdidas de materia seca y nutrientes claves como proteína.
En el heno tratado con Bioheno la temperatura llegó a los 25 grados, lo que no alteró la calidad del forraje.
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Fuente: Maquinac