Marianela De Emilio | INTA Las Rosas – Docente de AgroEducación
Los registros meteorológicos históricos, así como los productivos, son herramientas para sumar a las proyecciones del futuro cercano, según evolucionan los acontecimientos. Esto permite ajustar expectativas y planificar ante probables escenarios de mínima.
Registros históricos de lluvias:
Según registros de una de las localidades que forman parte de la zona núcleo maicera del país, Las Rosas, Sur de Santa Fe, el 2022 fue el segundo año más seco de los últimos 48 años, apenas con 6 milímetros más que el año más seco registrado hasta ahora, el 2008.
En el gráfico se observa que, en una zona cuyo promedio histórico de lluvias es de 1000 milímetros, los únicos tres años con lluvias inferiores a 700 milímetros, fueron del siglo XXI, 2008, 2020 y el recién finalizado 2022, mientras los únicos dos años que, en el otro extremo, tuvieron lluvias superiores a 1400 milímetros, fueron del siglo pasado, 1978 y 1990. Por otro lado, cinco de los nueve años que tuvieron lluvias entre 900 y 1000 milímetros, considerados años normales, fueron desde el año 2000 en adelante.
Registros históricos de rendimientos:
Dado que los cultivos agrícolas que producen más divisas en el país, corresponden a siembras de primavera-verano, los años agrícolas (campañas) en Argentina se consideran desde julio de un año a junio del siguiente. En el cuadro a continuación se muestran los registros de lluvias de la localidad mencionada, de julio a junio de las campañas más secas, y se comparan los rendimientos nacionales promedio logrados en cada una de ellas. Se observa que la campaña 08/09 fue la que, de los tres años más secos de la historia, registró mínimos rendimientos promedio para los tres cultivos. La actual campaña 22/23, acumula registros de lluvias por apenas 164 milímetros desde julio 2022 hasta ahora, y el interrogante es sobre las lluvias que ocurrirán o no durante enero y febrero, dos meses que definirán las cosechas que vendrán desde marzo en adelante.
El rendimiento promedio nacional de trigo 22/23, con más de 91% del área cosechada, alcanza 22 quintales por hectárea y acumula 11 millones de toneladas, y se proyecta una cosecha nacional de 12,4 millones de toneladas, muy por debajo de 22 millones de toneladas cosechadas el año pasado, y de la producción lograda los últimos seis años.
Si la soja y el maíz siguen la tendencia del trigo, con rendimientos promedio nacionales semejantes a los logrados en la 08/09, suponiendo 20 quintales por hectárea de soja y 60 de maíz, se lograría una cosecha inferior a 35 millones de toneladas de soja y 45 millones de maíz, siempre que llueva y se complete la superficie de siembra proyectada para estos dos cultivos, tareas que avanzan con retraso sobre 72% de superficie con soja y 63% con maíz.
Análisis comparativo:
A diferencia de Argentina, Brasil avanza en casi óptimas condiciones, para maíz y soja, en lo que podría ser un nuevo récord productivo para el vecino país. Dado que Argentina y Brasil son protagonistas de la exportación sudamericana de maíz y soja, veamos las cosechas de las últimas dos décadas y las proyecciones 22/23 para ambos países.
Mientras Argentina proyecta una pobre cosecha 22/23 de soja, la cosecha récord proyectada para Brasil en más de 153 millones de toneladas, compensa y suma volumen para que el resultado del bloque entre estos dos países también sea récord.
En maíz pasa lo mismo, el recorte productivo de Argentina, sería compensado con creces por proyecciones de cosecha de casi 126 millones de toneladas en la presente 22/23.
El análisis comparativo nos muestra que el presente quebranto productivo de Argentina, no se replica en Brasil, como sí ocurrió en las campañas 08/09 y en la 20/21, cuando ambos países bajaron sus producciones, restando volumen de exportación al mundo. Esto nos lleva a considerar el efecto que estas cosechas podrían tener sobre los precios internacionales, y, a diferencia de las campañas en que ambos países restaron volumen de cosecha, causando subas de precios, el efecto sobre compensatorio de Brasil, podría traer recortes de precios en los mercados.
Conclusiones: El siglo XXI trajo registros de las sequías más severas para nuestro país, así el 2022 termino sin lluvias, y las lluvias necesarias para el primer semestre del 2023, tendrían que ocurrir en el corto plazo y con una distribución tal en el territorio productivo, que permita la mejor expresión de los cultivos implantados, de lo contrario, los volúmenes proyectados en el presente informe, podrían ser recortados aún más.
El crecimiento productivo de Argentina y Brasil, para soja y maíz, se observa en los gráficos. La fuerza en volumen que inyecta Brasil, pone un paño frío al mercado, que mira la debilidad de la cosecha argentina. Bajos rendimientos de Argentina podrían ser sobre compensados por altos rendimientos de Brasil, y los precios internacionales, que hoy miran la sequía argentina al alza, podrían cambiar de dirección, mirando la cosecha récord de Brasil a la baja.
En la primera semana del 2023, se invita a considerar rendimientos esperados para la actual 22/23, costos asumidos y precios futuros. Aprovechar las subas de precios por la incertidumbre climática, y cubrir precios a cosecha de una proporción prudente respecto a lo que se espera cosechar en el actual contexto de sequía. Considerar coberturas flexibles al alza, en caso que los mercados sorprendan con precios altos.
Aprovecho para desear a los lectores de este espacio, un 2023 con renovadas fuerzas y esperanza, para afrontar los desafíos que traerá. Todo contexto de crisis trae la oportunidad de elevar el nivel de gestión de nuestras decisiones, para optimizar resultados.
Feliz 2023 ¡Dios los bendiga!
Marianela De Emilio | INTA Las Rosas – Docente de AgroEducación
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