Buenos Aires, 6 de enero (PR/23) .- Se trata de hongos comestibles que contribuyen al enriquecimiento de la dieta humana con importantes aportes de proteínas, vitaminas y minerales. Especialistas del INTA Valle Inferior –Río Negro– brindan recomendaciones para su inoculación en una época en que las actividades de la huerta se intensifican.

Frente al ascenso de las temperaturas, el diseño de la huerta busca incorporar especies que aporten a la diversidad de la dieta con destacadas cualidades nutricionales. Pleurostus sp. se trata de una variedad de hongos que se desarrolla en troncos de árboles sanos y es capaz de reemplazar los alimentos proteicos de origen animal, inclusive el pescado.

Maite Alder, técnica del INTA Valle Inferior –Río Negro–, explicó: “Su producción puede ser involucrada a la huerta urbana. Se inocula sobre troncos y es altamente dependiente de las condiciones climáticas, se extiende durante los meses de marzo, abril y mayo, hasta las primeras heladas otoñales”.

En cuanto a las propiedades nutritivas de esta variedad, Cristian Musi Saluj, especialista del INTA Valle Inferior, sostuvo: “Aportan valores proteicos del 3 %, un porcentaje mayor que muchas de las verduras presentes en la huerta”.

Además, agregó que cuentan con un alto contenido de vitaminas B2, B1, B12 Y B3, las cuales participan en el metabolismo energético de los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas, y contribuyen al correcto funcionamiento del sistema nervioso y muscular.

“Son una rica fuente de minerales como calcio, potasio, fósforo y hierro; de ácido fólico, sustancia de aportes esenciales para el embarazo y son una buena fuente de glucanos, sustancia que estimula el sistema inmunológico del cuerpo”, destacó Musi.

Esta especie presenta también bajos niveles de sodio, condición que favorece el consumo de las gírgolas a personas con enfermedades cardíacas, y aporta a la disminución de los niveles de colesterol mediante su contenido de mevinolin, el cual inhibe la síntesis de reductasa.

En cuanto a su desarrollo, el especialista describió que las gírgolas fructifican en forma de setas en racimos y su coloración es variada, se pueden encontrar cepas de color marrón, salmón, amarillo, entre otros. Su textura es firme, su pulpa de color blanco y de aroma intenso característico.

Cómo inocular

“La madera seleccionada para la inoculación de las gírgolas no debe superar los 30 días de reposo y se debe encontrar en condiciones sanitarias óptimas para no perjudicar el crecimiento del micelio sobre los troncos”, expresó Alder. Y agregó que el principal alimento de las gírgolas son largas cadenas carbonadas de hemicelulosa, celulosa y lignina, que se encuentran en maderas blandas y blancas presentes en álamos y sauces.

La especialista remarcó: “Se deben elegir trozas de madera de alrededor de 50 centímetros de alto y entre 15 y 30 centímetros de diámetro para facilitar su manipulación”.

El grupo de especialistas del INTA Valle Inferior explicó que el método más utilizado para realizar la inoculación se denomina técnica de la rodaja. Esta consiste en cortar unos cinco centímetros del extremo superior de la troza, colocar una capa homogénea de micelio sobre el tronco y, posteriormente, fijar la tapa con un clavo. Además, para evitar la deshidratación, se debe encintar la abertura que queda entre el tronco y la rodaja.

Finalmente, “este se coloca en el interior de una bolsa negra para generar un ambiente de oscuridad total, una conservación de la humedad de 80 % aproximadamente y temperatura ambiente de 25°C, indispensable para una rápida colonización del micelio en el sustrato”, explicó Alder. Luego, los troncos se estiban y pueden ser cubiertos con polietileno negro para evitar el contacto con la luz y la pérdida de humedad.

El período de incubación se extiende de cuatro a seis meses. La especialista describió que, al finalizar esta, los troncos presentan una capa blanquecina que los cubre totalmente, formada por el cuerpo del hongo o micelio.

En una etapa posterior, el crecimiento vegetativo se convierte en reproductivo y se observan las fructificaciones, es decir, setas. Para ello, se deben disponer los troncos en el interior de sombráculos, etapa que requiere el inicio de riego.

En cuanto a la cosecha de las gírgolas, Alder explicó que se realiza cuando la seta llega a su punto de madurez. “Se corta el racimo completo al ras del tronco, lo que también incentiva una nueva fructificación”, agregó la especialista.

Primicias  Rurales

Fuente: INTA informa