Autor/es: Ing. Agr. (MSc. Dr.) Alejandro Tozzini, Especialista en Evaluación de Impacto Ambiental y en Energías Renovables. Argentina
Buenos Aires, 1 de febrero (PR/23) — Frente a la crisis climática que existe a nivel mundial, numerosos países comenzaron a buscar soluciones para mitigar y reducir los efectos del calentamiento global, y Argentina no se quedó atrás. El calentamiento global es un fenómeno que se da principalmente por el aumento del efecto invernadero, el cual está afectado por la cantidad y proporción de gases de efecto invernadero (GEI) que se encuentren en la atmósfera. Para reducir los GEI surge el desafío de descarbonizarse.
¿Qué se entiende por descarbonizarse?: esto implica reducir drásticamente las emisiones de GEI, principalmente dióxido de carbono (CO2), óxido nitroso (NO2) y metano (CH4); y pretende llegar a la neutralidad de emisiones (carbono neutro), complementado las acciones con la captura de CO2 atmosférico, por ejemplo, incrementando la materia orgánica de los suelos o la biomasa perenne mediante la forestación.
La descarbonización se presenta como un desafío ineludible e inminente para el sector agropecuario. ¿Por qué ineludible? Una respuesta podría ser porque este sector tiene una enorme capacidad para actuar mitigando el acuciante y peligroso cambio climático. También podría ser porque los cambios extremos están impactando cada vez más seriamente al agro. ¿Por qué inminente?, porque los efectos negativos aumentan año a año y una acción contundente contra esto no puede seguir esperando. Esta respuesta y las anteriores son todas posibles y correctas, pero no las únicas.
Otra respuesta a estas preguntas surge del anuncio del Pacto Verde Europeo (European Green Deal) por parte de la Comisión Europea a los parlamentos de los países miembros. Este pacto se traduce en un programa drástico e inmediato para llegar a la descarbonización de la economía europea para el 2050. Con el ritmo actual de cambio se llegaría a una reducción del 60%, por eso han decidido acelerar los resultados. Pero no se trata sólo de acelerar, sino de la decisión de dar un gran salto tecnológico al futuro, y así (sic) “transformar un desafío urgente en una oportunidad única”.
Para esto, la Comisión redefinió sus objetivos y los enfocó para responder a los desafíos del clima y el medio ambiente; declarando que esta es la tarea definitoria de la generación actual.
(sic) “Se trata de una nueva estrategia de crecimiento destinada a transformar la UE en una sociedad equitativa y próspera, con una economía moderna, eficiente en el uso de los recursos y competitiva; en la que no habrá emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050 y el crecimiento económico estará disociado del uso de los recursos”. El pacto plantea un agresivo plan para que en menos de 5 años se adecuen las políticas y las leyes necesarias y que efectivamente estas se cumplan e implementen. La Comisión Europea ya tiene una clara visión de cómo lograr la neutralidad de las emisiones. Se va a invertir un trillón de euros, el Banco de Inversión Europeo será el “Banco Climático”, el uso del carbono tendrá un precio como una clara señal al mercado y, entre otras medidas, promoverá la Energía eólica Off Shore, la economía circular, la eficiencia energética, la economía azul (del océano), la reforestación y la agricultura. En alimentos, la estrategia de la granja a la mesa sumara los requisitos de sustentabilidad. El alimento europeo ya famoso por ser seguro, nutritivo y de alta calidad; ahora también se propone establecer el estándar global de sustentabilidad. Por medios digitales el consumidor tendrá información nutricional del producto, de donde proviene y la huella ambiental de su producción.
El Plan reconoce a los productores agropecuarios y pescadores como elementos claves de la transición. Un programa de cambio profundo que quema las naves de la economía del carbono y por esto hace explícito que no va a dejar a nadie ni a ningún sector de la EU desprotegido en la transición.
¿Porque el desafío del Green Deal Europeo desafía al Agro Argentino y nos enfrenta hoy contra el futuro? La EU se proclama como un líder mundial de la descarbonización y de la implementación de una nueva economía, pero también reconoce que el objetivo ambiental no lo puede lograr Europa actuando sola. Los determinantes de los cambios climáticos y de la pérdida de biodiversidad no reconocen fronteras. Por eso la EU va a usar su influencia, sus conocimientos y sus recursos financieros para movilizar a los vecinos y socios para sumarse al sendero de la sustentabilidad. También abre la puerta a forjar nuevas alianzas con quienes compartan sus ideas. Pero al mismo tiempo advierte que no va a permitir las pérdidas del carbono ahorrado en Europa, va a cerrar el ingreso de productos carbono intensivos y/o pagará el precio del carbono usado. Esta medida promete afectar a todas las exportaciones de Argentina a Europa (aprox. 9.000 MUSD/año), pero especialmente al sector agroexportador. Ya se dijo que el agro europeo tendrá un lugar clave en este proceso, con regulaciones más estrictas en el uso de la tierra y de insumos, en forestación y en bienestar animal; pero con un soporte financiero significativo y favoreciendo las tecnologías de digitalización, de precisión y todo lo que implique reducir el uso carbono fósil.
Varios productos de nuestro agro ya han logrado un ahorro importante de emisiones, de los más altos a nivel mundial, esto es una gran ventaja. La comprobación de factibilidad a gran escala lograda con el BioBus en la Prov. de Santa Fe; esto es, motores diesel convencionales funcionando con B100 (biodiesel 100%), nos permite pensar ya en abastecer tractores y camiones con B100. También vimos en la última ExpoAgro tractores, camiones y motores estacionarios preparados para funcionar con BioGNC (GNC de biogas). Incorporar el uso de estos dos biocombustibles (no fósiles) en la producción agrícola permitirá otro gran salto hacia la descarbonización del sector y en la competencia por la sustentabilidad. Aun con esto, será grande el desafío de adecuarnos a los nuevos estándares y la competencia se presenta como desigual en las condiciones políticas y financieras. Además, todas las mejoras logradas y por lograr deberán ser sólidamente medidas y certificadas para que sean reconocidas a la hora de exportar a Europa. Este paso no es menor y requerirá de nuevas estrategias y metodologías para lograr certificaciones a escala y a costos competitivos.
Por la sustentabilidad de nuestra producción, de nuestras exportaciones y por el ineludible compromiso ético de combatir el cambio climático sigamos avanzando en la reducción de emisiones y midamos los resultados de nuestras empresas también en términos de huella ambiental.
La EU ya decidió y comunicó, entonces, para no chocarnos contra el futuro, hoy parece imprescindible seguir avanzando en la descarbonización y buscando oportunidades de financiación y de acceso a nuevas tecnologías que potencien las nuestras. Una forma puede ser acelerando el proceso de acuerdo bilateral con la EU como una fuente de financiación, de reducción de aranceles y de entendimiento comercial. También explorando las oportunidades de financiación y de cooperación técnica que la Comisión Europea estaría dispuesta a ofrecer como parte de las nuevas alianzas del Pacto Verde por la descarbonización y la sustentabilidad global.
Sobre el autor: M.Sc. en Producción Vegetal, M.Sc. en Ingeniería y Gestión de Energías Renovables, y Dr. en Biología. Fue Profesor de Genética de la FAUBA, Investigador del Instituto de Biotecnología del INTA, Especialista de Asuntos Regulatorios de Monsanto y Gerente de Asuntos Regulatorios de Syngenta Agro. Miembro de la Comisión Nacional Asesora en Biotecnología Agropecuaria del Ministerio de Agricultura (CONABIA)
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