Por Sergio Mammarelli Abogado laboralista, especialista en negociación colectiva.
Buenos Aires, 12 de setiembre (PR/23) .- Quedan algo más de 40 días para el 22 de octubre y me surge una pregunta que comienza a rondar por mi cabeza: Es lógica, esa sensación que la elección ya está definida y Milei es el ganador? Los argentinos además de emocionales, somos cambiantes y me parece muy aventurado pronosticar un resultado faltando tanto tiempo y tantas cosas por pasar en estos 40 días interminables. Si Milei no logar triunfar en la primera vuelta logrará mantener su liderazgo hasta noviembre? Cuánto tiempo durará la espuma del triunfo y la novedad disruptiva de su excéntrica personalidad, en detrimento de una visible debilidad institucional para gobernar la Argentina y carencia de un equipo de gobierno que esté a la altura de la crisis y colapso del pais?
Por ahora son todas incógnitas, pero en esta carrera contra el tiempo comenzamos a ver en los tres candidatos más competitivos un clima raro. Tanto Massa como Bullrich, solo quieren que en octubre pasen dos cosas: que Milei no triunfe en la primera vuelta y lo segundo, aspirar a entrar al Ballotage. Ambos, con cierto pesimismo, reconocen casi como irrefutable que Milei está seguro y cómodo como ganador el 22 de octubre. Casi en el mismo sentido, pero al revés, muchos en el espacio de Milei, consideran imprescindible ganar en la primera vuelta porque en el Ballotage la cosa se complica.
Las primeras encuestas, que ya nadie mira, muestran a un Milei que no ha bajado un solo punto de los 30 puntos obtenidos y hasta lo ubican por encima de ese porcentual, llegando al 36% en alguna de ellas. Con estas tendencias, no estamos lejos del 40% que exige la Constitución aunque en ese caso, tendría que sacarle 10 puntos al segundo. Por ahora el escenario del 45% está lejos, oportunidad en que Milei podría consagrarse presidente sin importar su diferencia con el segundo. Por el contrario en los espacios de Massa y Bullrich las aspiraciones son más humildes. Ambos quieren atravesar el universo de los 30 puntos, imposibilitando la diferencia de 10% que exige la constitución, que además permitiría el ingreso al ballotage. Es ahí donde comienzan las esperanzas de ambos de llegar a la rosada en noviembre. En fin, parece que a todos les llegó el miedo de lo que decidamos los argentinos en octubre y falta mucho tiempo.
De acá hasta las elecciones, todos estaremos mirando una sola cosa: Quién más crece hasta el 22 de octubre: Milei, Massa o Patricia? La respuesta es la incógnita que siempre planteó el camino entre las Paso y las elecciones generales. En el caso de Macri con Scioli, éste último ganó las PASO y perdió con Macri en el ballotage. En la segunda oportunidad, Macri perdió con Fernández, pero fue el que más creció en ese camino, pasando de un 32% al 40%, sin embargo, no le alcanzó para descontar. Esto demuestra algo claro: la foto de las PASO jamás se repite en las elecciones generales de igual manera. Alguien crecerá más en ese camino y se quedará con el podio el 22 de octubre y si ese crecimiento es lo suficiente, tal vez, resulte presidente de la nación.
Hasta acá, no hay ninguna sorpresa. Sin embargo, volvamos a los argentinos: qué pensaremos hacer hasta octubre y cómo nos expresaremos en las urnas? La foto de agosto mostró que Milei ganó en 16 provincias, 5 fueron ganadas por el peronismo y tres por Juntos por el cambio, repartiéndose 2 el PRO y solo una el radicalismo (Corrientes). Si bien los números no fueron favorables para Bullrich y Massa, la verdad es que todos fueron muy parejos, según el escrutinio definitivo: Milei se alzó con un 29,86%, Juntos por el cambio obtuvo un 28% y, por último Unión por la Patria sacó un no despreciable 27,28%.
Porqué con estos resultados casi todos consideran que Milei ya ganó? Es intuición o hay algo serio detrás de esto? El único elemento objetivo de medición son las encuestas y todos sabemos que han sido un fracaso como pronosticador. Es cierto que las instituciones democráticas registran los peores niveles de confianza de los últimos 40 años, provocando ese estado anímico de incertidumbre, desilusión y bronca en todos nosotros y Milei era casi el único resultado posible. Sin embargo, ya nos “descargamos de la bronca” y no sabemos qué haremos a futuro.
Durante estos poco más de 40 días solo tenemos hechos políticos por delante, de los que podemos extraer conclusiones parciales. La primera jugada sucedió hace poco más de una semana. Milei es economista, Massa, abogado, pero ministro de economía y Patricia Bullrich, nada podía mostrar. Por eso jugó su bala de plata, anticipando y eligiendo a su futuro ministro de economía, Carlos Melconian, lanzándolo a la campaña. Fue una buena jugada, para cubrir su déficit. Es buen comunicador, en pocos días está haciendo estragos sobre la propuesta económica de Milei, pero alcanzará? A ese hecho Patricia agregó otros nombres y referentes por área de gobierno, lanzándolos a la cancha en todo el país. La idea es clara: mostrar que Juntos por el Cambio está absolutamente armado para gobernar la Argentina, cosa que en lo personal no tengo duda, es el espacio que asegura la mayor gobernabilidad futura en nuestro país, hoy por hoy. Pero esto alcanza? Pienso que no. Todavía falta recuperar la mística y cada vez queda menos tiempo. Patricia Bullrich no logra, hasta ahora, repetir el liderazgo que la hizo triunfadora en agosto. Racionalmente está haciendo casi todo bien, pero quién racionaliza su voto? Casi nadie.
Posiblemente durante septiembre veamos otros hechos políticos generadores de equilibrio, con los resultados electorales en Santa Fe, Mendoza y Chaco, donde un triunfo de Juntos por el cambio en esas provincias, sin duda, la revitaliza a Patricia Bullrich, equilibrando un poco la balanza del desastroso resultado del espacio en las PASO. Algo similar le sucederá a Massa, si el peronismo retiene Chaco.
Sin embargo hay algo que todavía no podemos saber. Cómo se comportarán los gobernadores e intendentes, en aquellas provincias que realizaron elecciones anticipadas y que tuvieron que soportar el trago amargo, que Milei les ganara en agosto. Esos gobernadores e intendentes electos ya tuvieron su primera derrota electoral sin haber asumido. Podrán soportar una segunda derrota electoral en octubre? Esta duda tiene una objetiva razón provocada por aquellos distritos que en agosto disputaban candidaturas. En casi todos ellos Milei no pudo ganar, especialmente en la Ciudad y Provincia de Buenos Aires que componen casi la mitad del electorado nacional.
En octubre 8 provincias argentinas eligen senadores y en todas las provincias del país, diputados nacionales. Nadie ignora que la mejor herramienta de negociación de un gobernador son sus senadores y diputados. La influencia sobre la forma en que votan en el Congreso siempre fue la moneda de cambio para obtener recursos o la atención sobre políticas del gobierno federal. Estarán dispuestos nuevamente a resignar esta necesidad, expectantes sobre el resultado de octubre, como si a ellos no los dañara? Triunfadores como Torres en Chubut o Poggi en San Luis, hace poco más de un mes atrás, ya arrastran una brutal derrota en las Paso y ahora juegan diputados en octubre. Pueden soportar otra derrota en las urnas y además privarse de la bala de plata para negociar con un futuro gobierno federal que no sea de su signo político, que sabemos necesitará cada voto en el congreso para imponer sus transformaciones que la sociedad pide? Ese voto vale oro en polvo. Pero, además, hacia dentro de cada provincia, cuál es el peso específico, para cada gobernador, asumir el 10 de diciembre, con dos derrotas electorales, donde además perdieron a sus legisladores nacionales, sean diputados o senadores. No asumieron y ya perdieron dos veces y carecen de moneda de cambio con el futuro gobierno federal. Claramente un mal comienzo.
Todo lo que venimos diciendo refuerza la idea que jamás la elección de octubre repetirá la foto de agosto. No olvidemos que hay 11 millones de votos que no existieron y más de un millón y medio que votó espacios políticos que quedaron al margen de la elección general. Son demasiado peces en el agua para que simplemente los ignoren los pescadores de la política. Ahí entrarán a jugar todas las herramientas clásicas, desde la fiscalización de la elección hasta las picardías corrientes: votos cortados, votos en cadena, millones de remises llevando y trayendo electores, clientelismo de último momento, trabajo de punteros políticos, etc. En octubre todos saldrán a la cancha con todo lo bueno y todo lo malo de la política de los últimos 40 años.
No tengo duda que, si Milei pudiera, adelantaría la elección nacional por lo menos 40 días. Tiene toda la espuma del triunfador y hasta algunos analistas, advirtieron como le crecieron las patillas de Carlos Menem al igual que la cantidad de funcionarios menemistas que se incorporaron a su staff. Se va perfilando el neo menemismo, con un candidato que ha sido el más transversal de todos. Capturó votos populares, del conurbano, de clase alta, media y baja y trabajadores formales e informales. Pescó en todos lados. Sin embargo tiene poco para ofrecer en estos 40 días. El ya ganó con un voto tan emocional e inexplicable que ni siquiera sabemos a ciencia cierta qué harán esos mismos electores. También comenzó el desgaste de sus propuestas y la debilidad del equipo que lo acompañará en caso de ganar. Y a eso le agregaríamos varios errores “autoinfligidos” y propios de su personalidad excéntrica: No para de pelearse con todos. Ni del Papa se privó. El “Mercado”, contrariamente a lo que podría pensarse, más que los programas económicos, está mirando la capacidad política y de gobierno de los candidatos y Milei, en ese aspecto, pierde por goleada. Este deterioro provocó que algún periodista llegara a decir que lo que necesita Milei es un “Melconian político”, que pueda explicar cómo gobernar sin intendentes, sin gobernadores y en minoría absoluta en ambas cámaras del Congreso de la Nación. Todo está por verse camino a octubre.
Massa es el más complicado. Solo le queda seguir “vendiendo humo” a la espera de una buena noticia real. Todo indica que el deterioro económico seguirá, en particular la inflación, donde cualquier plan platita se diluye en días. A Massa lo pusieron para dejarlo solo y todo el peronismo hasta ahora consolida la promesa. Intendentes del conurbano bonaerense cortaron su boleta creando un menú a la carta, algo similar hicieron algunos gobernadores, la Cámpora mantiene un silencio sepulcral y los gobernadores que ya ganaron solo se ocuparán de sus candidatos a legisladores nacionales, con una Cristina ausente, que posiblemente analiza que su participación perjudica más que ayudar. La famosa estructura electoral del peronismo solo trabaja a media máquina y eso es un gran problema.
Y Patricia Bullrich? Por ahora es todo preparativo de una campaña que no largó. Sigue intentando consolidar el magro resultado de los perdedores de la interna, que prometían juntar el consenso del 70% de la política y apenas lograron un magro 11%. A ello le tuvo que agregar algunas aclaraciones al salvavidas de plomo de Macri, que, a diferencia de Cristina, mucho más inteligente que él, intenta aparecer en escena. Lamentablemente su aparición no ayuda a Juntos por el cambio, porque todos saben que a él le gusta Milei.
En estos próximos 40 días estaremos plagados de hechos políticos que moveran los sentimientos de los argentinos en todos los sentidos. Todos tienen miedos y muertos en el placard, que desean que no se descubran. Los análisis políticos son muy cautelosos y las encuestas poco creíbles. Ninguno de nosotros sabe que piensa la sociedad en este momento, si es que está pensando en las elecciones de octubre, con problemas cotidianos que resultan mucho más acuciantes.
Recién comenzamos a ver nuevamente los jugadores en la cancha, pero pasaron pocos minutos de comenzar el partido. Mientras tanto seguiremos expectantes este duelo entre un país ordenado o un salto al vacío, que debate a más del 60% de los argentinos que han optado por un cambio.
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