Por Francisco Salles

Buenos Aires, 25 de setiembre (PR/23) .- En su artículo, Dolarización y Autonomía Monetaria, Emilio Ocampo ilustra el “Trilema económico”.  Este famoso postulado plantea que ningún país puede manejar tres políticas simultáneamente sin causar una inevitable crisis financiera.  El Gobierno es como un malabarista que solo puede usar dos cosas a la vez, si intenta introducir la tercera variable se le caé todo.    Puede escoger dos variables entre las tres posibles que son:  1) Libre movimiento de capitales, 2) Soberanía Monetaria y 3) Tipo de Cambio Fijo.  De las tres políticas se puede escoger solo dos de ellas y la otra variable debe ser libre y determinada por el mercado, es decir, no intervenir en ella.  Abajo una ilustración que ayuda a conceptualizar el Trilema:

Las combinaciones posibles son:

  • Eje A:  Tipo de cambio fijo con libre movimiento de capitales
  • Eje B:  Soberanía Monetaria con libre movimiento de capitales
  • Eje C:  Tipo de cambio fijo con Soberanía Monetaria

Tratar de manejar las tres variables simultáneamente es la razón por la cual la Argentina se encuentra otra vez en crisis.  Este modelo explica la fuente de las crisis financieras que desestabilizan la moneda y destruyen la economía. Si se trata de manejar las tres variables simultáneamente, el Gobierno acaba desangrando todos los mecanismos de creación de riqueza.  En Argentina se habla mucho de la “soberanía monetaria” y al escoger este “punto de eje” como punto de partida le quedan dos alternativas: que entren y salgan capitales atraídos por el tipo de interés o, dejar que el tipo de cambio fluctué libremente al precio que refleje la oferta y demanda real de dólares en la economía – sin intervenciones del Banco Central.

En el modelo Mundell-Fleming bajo las dos opciones de apertura de capitales o un tipo de cambio libre sirven como “barreras de contención” ante el descarrilamiento ya que: o se alejen los capitales o sube el tipo de cambio.  En la economía estos escenarios deben ser vistos como la fiebre lo es en la salud física.  Cuando empieza a subir el tipo de cambio o la tasa de interés demasiado es momento de tomar medidas cautelarías.  Desgraciadamente los incentivos políticos siempre apuntan al abuso de la “soberanía monetaria” y la emisión de dinero.  Cuando los abusos de este privilegio se empiezan a evidenciar mediante altas tasas de interés o devaluaciones constantes los Gobiernos optan por más intervención y en especial controlar el tipo cambio mediante “venta de dólares” y así mantener su popularidad.  El resultado de mantener una “soberanía monetaria” en un país inflacionario y sin instituciones sólidas es siempre el mismo, una masiva devaluación y inflación que la acaba pagando cada ciudadano y en especial los que menos tienen.

La defensa de la “soberanía monetaria” se disfraza en un discurso nacionalista que debe ser evaluado con el costo que implica.  Mantener el peso como moneda solo sirve un fin político ya que ninguna nación acepta al peso como medio de pago.  El dinero local es recibo emitido por un intermediario (Banco Central) que entrega a los ciudadanos a cambio de “resguardar” sus dólares en la reserva monetaria.  Este intermediario incrementa los costos de transacción inútilmente.  Mantener el privilegio de emitir moneda le cuesta al ciudadano común la devaluación, la inflación y una altísima tasa de interés que impide la creación de más empleo.

Otro concepto que introduce Mundell son las Zonas Monetarias Optimas cuya premisa es simple.  Mundell decía que las monedas percibidas como “buenas” en ciertas sociedades tenderán a reducir los costos de transacción en sus zonas de influencia económica y comercial.  Debido a esa popularidad existirán zonas donde esa moneda actuara “óptimamente” para el comercio.  Es decir, en el mundo del comercio existirán monedas que serán preferidas por otras, y para ser más eficientes deberíamos eliminar todas las monedas intermediarias “subóptimas”.  Todo el mundo usa el dólar pero en especial el comercio en Latinoamérica es denominada en dólares ya que estamos dentro de la zona monetaria optima del dólar.  Es normal entonces que adoptemos la moneda optima que ya circula y funciona y eliminemos intermediarios que solamente incrementan los costos de transacción y distorsionan el cálculo económico.

La dolarización oficial ofrece una la resolución final al Trilema, colapsando uno de los ejes posibles de ejecución de políticas.  Esta es la gran innovación de la dolarización sobre cualquier caja de conversión u otro sistema monetario.  Bajo dolarización se elimina completamente el concepto de “tipo de cambio” ya que se reemplaza completamente la moneda local. Al no existir si quiera un tipo de cambio el Gobierno restringe sus opciones y se acaba una parte de la incertidumbre.  Bajo dolarización el eje “B” – política de “soberanía monetaria” y “apertura de capitales” – deja de existir ya que la eliminicación del “tipo de cambio” elimina cualquier capacidad de regresar a imprimir dinero.  Una vez dolarizada la economía, falta decidir entre:

  • Eje A:  Dolarización con libre movimiento de capitales
  • Eje C:  Dolarización con Soberanía Monetaria

La dolarización oficial de una economía se da luego de un proceso de dolarización espontánea donde los agentes económicos ya han expresado su soberanía del consumidor en cuanto a la moneda que prefieren.  Consecuentemente, la dolarización refleja la soberanía del pueblo al escoger su moneda y proteger su propiedad privada.  La idea de una soberanía monetaria en una dolarización es un sinsentido.   Implica un sistema de control de capitales que eventualmente llevará a mayor intervención estatal en la creación de precios.  Esta alternativa requiere de cada vez mayores dosis de violencia contra la propiedad privada para poder sobrevivir.  Consecuentemente, las condiciones más propicias para la dolarización son la apertura total de los capitales y el comercio.  Este es el modelo que ha aplicado Panamá y que le ha dado tan buenos resultados.

A pesar del obvio camino que potencializa la dolarización oficial de una economía, el Gobierno del Socialismo del Siglo XXI se empecinó en aplicar un modelo político que privilegiaba la “soberanía monetaria” con dolarización (el Eje C).  Adicionalmente, y siguiendo los pasos de Argentina, decidió suspender una vez más sus pagos de deuda externa, ahuyentando aún más a la inversión extranjera mientras imponía impuestos a la salida de capitales.  Los legados del SSXXI y su gran maquinaria clientelista son los problemas que enfrenta el Ecuador y Argentina. A pesar de tener vientos en contra encarnados en un gobierno populista la dolarización oficial del Ecuador sigue siendo la institución más popular de su historia.  Los ecuatorianos no han sufrido de pérdida de valor de sus ahorros en más de 20 años, y su economía sigue creciendo especialmente en exportaciones como el camarón.

La dolarización oficial no arregla todos los problemas de una economía, pero si reduce significativamente el peor de ellos: la maquinita de imprimir billetes.  Tener una moneda estable es una condición necesaria pero no suficiente para crear riqueza.  La Argentina ha demostrado tener los recursos humanos y físicos para salir adelante una y otra vez.  Una Argentina dolarizada rápidamente surgiría entre las naciones de Latinoamérica ya que facilitaría el cálculo económico para todos, reduciendo los “costos de transacción” del comercio y el intercambio pacifico.

Primicias Rurales