No puedes escapar de la responsabilidad del mañana evadiéndola hoy. – Abraham Lincoln

Sólo por hoy
Buenos Aires, 26 de setiembre (PR/23) .- La política económica del gobierno se ha transformado en un “sólo por hoy”. Inmerso en la campaña para sumar votos, el ministro Massa está actuando como una especie de vendedor de feria, gritando al aire ofertas de todo tipo para entusiasmar al público. Ofertas en general provisorias y que no consideran el impacto en las cuentas públicas del mediano plazo. Algo así como ese video que apareció en las redes del conductor que decía…”si nos matamos, nos matamos”. Irresponsabilidad manifiesta para un supuesto aspirante a estadista. Pero quién sabe, quizás logre su objetivo electoral y se herede a sí mismo. El sólo por hoy se hace evidente en medidas que caducan en general dentro de los próximos 90 días, tales como: quita de retenciones a la lechería, postergar depósito de saldos de IVA a autónomos, dólar soja, otorgar sumas fijas salariales por única vez para empleados, congelamiento de precio de combustibles hasta el 31 de octubre, tipo de cambio fijo a $350 hasta las elecciones, devolución del IVA a algunos consumidores. Y por supuesto los acuerdos de Precios Justos que pretenden limitar los aumentos de precios al consumidor por períodos breves de tiempo. En medio de una campaña electoral, con promesas extremistas en algunos casos, los argentinos intentamos jugar el juego que se presenta. Todos en modo defensivo, en modo supervivencia. Todos intentando sacar ventaja donde se pueda sabiendo que nada de lo que hoy vemos es sustentable. Sabiendo que la película que se viene es bien distinta a las fotos que ofrece o promete hoy la política. “Sólo por hoy” es el nombre del juego, un paradigma fallido sobre el que no será posible construir una Nación. Los argentinos tenemos que cambiar, animarnos a ser un país normal, haciendo durante mucho tiempo acciones que hacen los países a los que les va mejor que a nosotros.

Lo que no se podrá evadir

El cronograma electoral nos indica que existen tres “puentes” a cruzar: el 22 de octubre, el 19 de noviembre y finalmente el 10 de diciembre. Casi ochenta días de transición política y económica para que comience una nueva etapa. Podemos hacer todo tipo de especulaciones sobre quién será el ganador, si existirá segunda vuelta o si se va a adelantar el traspaso presidencial, pero las PASO nos dieron un pequeño adelanto de lo que será la siguiente etapa. La discusión es cuándo comienza y cuánto durará. Habrá devaluación, lo que acelerará la inflación y la posibilidad de entrar en hiperinflación. Los índices de pobreza e indigencia aumentarán, lo que impedirá disminuir la asistencia social en el corto plazo. Los ganadores harán declaraciones en un sentido y actuarán en otro, y veremos acuerdos temporales impensados entre distintas fuerzas políticas, como el que asistimos en la votación de modificación del impuesto a las ganancias en el Congreso. Los derechos de exportación se mantendrán o disminuirán poco y en forma progresiva, se disminuirá la brecha cambiaria y se eliminarán distintos tipos de dólar, aunque no todos. En el mientras tanto, veremos señales de inmadurez y ficción de todos los sectores de la sociedad, que pensarán que hay medidas que se toman que afectan a unos y no a otros, cuando en la Argentina de hoy la suma da cero. Todo lo anterior indica que el país deberá pasar por una desagradable etapa en la cual las reglas de juego cambiarán a diario, algo que los que tenemos algunos años ya hemos vivido. La única incertidumbre es la profundidad y duración de esta crisis, que dependerá de la madurez emocional de la clase política y de la sociedad toda, rasgo que por el momento no pareciera ser el denominador común. Las elecciones vuelven a presentar una oportunidad de cambio, una más. Veremos qué elegimos. Como lo hemos dicho en otros informes, el sector agropecuario será protagonista de lo que viene, y tendremos que estar dispuestos a participar, innovar, y adaptarnos como quizás no lo hemos hecho antes. Y teniendo la convicción de que, si lo hacemos, el futuro será mejor.

La Macro en la Micro
La inflación mostrando un índice mensual del 12,4% es la consecuencia lógica de una política monetaria incoherente, con un déficit fiscal cubierto en gran parte por una emisión descontrolada. Un Banco Central sin dólares y con Leliqs cuyos intereses a pagar duplican la base monetaria en poco tiempo. Una deuda con importadores colosal. Una brecha cambiaria de nuevo por encima del 100% entre el dólar oficial y cualquier otro tipo de dólar. El acuerdo con el FMI, que era casi lo único que actuaba como ancla en las expectativas de la economía, está roto en la práctica. El gobierno, luego de volver a incumplir todo lo acordado, logró un acuerdo de metas fiscales y de crecimiento que implica una revisión de las mismas en noviembre de este año (otra versión del sólo por hoy mencionado arriba). Lo interesante es que inmediatamente luego de lograr el acuerdo, el ministro de economía, avalado por un presidente y una vice operando en modo ausente, decidió que no era necesario cumplirlo, ya que comenzó con un “plan platita” que violenta cualquier posibilidad de llegar a las metas propuestas. Desconocemos si esto tendrá como resultado atraer más votos al candidato de Unión por la Patria, pero sí sabemos que si a un fuego se le tira nafta las llamas crecen. Eso es hoy la macro. Mientras, la micro del agro busca cómo defenderse. Aquellos que tienen granos los retienen o aprovechan ventanas de dólar soja para hacerse de pesos que rápidamente pasan a insumos dolarizados. O se ponen pesos en fondos de inversión de corto plazo que permiten hacer renta en pesos contra un dólar oficial clavado en $350. Movida de corto plazo y no exenta de riesgos, por lo que se considera un instrumento temporal para refugiar la liquidez de corto plazo. Donde hay una oportunidad de tomar crédito bancario a tasas negativas, se hace. Los ingresos en pesos por ventas de carne o leche son más difíciles de defender, pero siguen la misma lógica de buscar algún tipo de cobertura. Todos sabemos lo obvio: esta macro es insostenible. También sabemos que, salvo excepciones, nunca se gana en un entorno tan volátil, impredecible y contaminado por decisiones electorales. Así que el objetivo es hacer control de daños, minimizar la exposición, cuidar la liquidez, evitar tener pesos a cielo abierto, sostener a las personas que trabajan en nuestros equipos y mantener también foco en la comunidad que nos rodea, donde muchos la están pasando mal.

En qué andan las empresas
En este contexto, las empresas priorizan el corto plazo y de alguna manera se adaptan a él. Quedan treinta días de “fiesta” financiera, donde vender y colocar pesos a tasa en fondos de inversión con la casi certidumbre que el tipo de cambio no se va a modificar hasta el 22 de octubre, parece una forma sencilla de ganar dinero. Pero como la felicidad nunca es completa, y en la Argentina de hoy lo que gano por un lado es muy posible que lo pierda por otro, al instante comienza la preocupación de buscar alternativas menos riesgosas para cubrir ese excedente temporal de pesos generados por ventas. Las primeras apuntan a adquirir activos de alguna forma dolarizados (siembras, maquinaria, insumos, cobertura en el Rofex, etc.), sin tener demasiado en cuenta el precio relativo o histórico de dichos bienes. En insumos, los que entienden de este tema, indican que en general están en promedio un 20% más caros que los precios internacionales y con alguna incertidumbre respecto a la provisión en tiempo y forma. Las coberturas en Rofex modifican su tasa a diario copiando la incertidumbre del mercado, lo que hace que cubrirse hoy será muy distinto que cubrirse mañana. Y creemos que no hace falta mencionar lo complejo que es comprar maquinaria con sus plazos de entrega y formas de fijar precios.

En cuanto a los precios de los granos, la posibilidad de una baja de retenciones o unificación de tipo de cambio hace que las empresas esperen para realizar coberturas. Y esta coyuntura se da en un mercado internacional por el momento bajista y con un mercado local divorciado del internacional, lo que hace que no sea fácil tomar decisiones en este tema.

En las producciones de carne y leche se espera el impacto de medidas electoralistas o nuevas medidas, sabiendo que hay menor posibilidad de cubrirse pero eligiendo en qué activos hacerse fuerte. Y con un contexto donde las lluvias tardan en llegar en todas las regiones, con el Niño que no termina de expresarse.

Todo este “combo” hace que acertar este año con las decisiones correctas tendrá un alto componente azaroso. Esto por supuesto no quiere decir que no se esté permanentemente monitoreando la caja, viendo qué hacer con los excedentes, analizando posibles faltantes de insumos, chequeando día a día el presupuesto financiero y adaptándose y modificando decisiones muy seguido. Será un año donde el porcentaje de acierto en función a la proyección será muy bajo y la renta dependerá mucho más de factores externos no previstos, porcentaje que aumentará (un poco) cuanto más trabajo se le ponga a la tarea diaria. Un año muy desafiante y de final abierto.

Salarios
por Eresagro
La inflación, las últimas normativas con fines electorales (asignación no remunerativa, modificación del piso del impuesto a las ganancias) y las que vendrán en las próximas semanas, complejizan las decisiones de las empresas en las remuneraciones de su personal. En este contexto se hace casi imposible cumplir con los objetivos deseados: acompañar los salarios respecto a la inflación, retener talento, mantener equidad salarial interna y cumplir con la ley. En cuanto a la asignación no remunerativa, depende para su aplicación del Convenio Colectivo de Trabajo correspondiente a cada trabajador, dependiendo si lo incluye o no dentro de las paritarias acordadas. Y el aumento del piso del impuesto a las ganancias en algunas empresas dificulta mantener la “equidad” salarial, sobre todo en los mandos superiores. Con respecto a seguir la inflación, en la muestra de las empresas a las que tenemos acceso, han actualizado mínimo 4 veces en el año las remuneraciones, y varias empresas comenzaron a aplicar actualizaciones cada sesenta días. Retener talento en este contexto de país sin dudas será una tarea compleja.

https://www.eresagro.com/quienes-somos

Escenario de precios de granos
por Paulina Lescano
El mercado internacional de granos, a pesar de la seca en EEUU y el conflicto Rusia-Ucrania, viene perdiendo mucho terreno desde los máximos del 2022: en maíz 40%, trigo 60% y la soja sólo con 25% de pérdida. ¿Puede la soja quedarse en los niveles actuales de precio cuando el resto de los granos ya están prácticamente en valores “pre-pandemia”? En el mercado local además de los factores mencionados hay que sumarle el divorcio actual producido por las medidas del gobierno, pasadas, actuales y quizá futuras (dólar maíz, dólar soja 4, etcétera).

Los precios qué teníamos localmente en “pre-pandemia” entre 2014 y 2020, ¿es probable volverlos a ver? Es muy difícil tener certeza de si eso va a ocurrir, pero sí podemos evaluar escenarios probables (el más optimista, el neutral y el que no queremos imaginar), y en base a eso definir acciones a tomar.

Las alternativas son: me cubro, quedo abierto, espero a sembrar, ¿o cubro costos? Localmente obviamente la decisión no pasa “sólo” por el valor en “usd/Tn” sino qué, en este momento además dependemos del resultado de las elecciones (tipo de cambio, devaluación) y de las lluvias que hacen esperar. ¿Hay alternativas para cubrir alguno de estos riesgos locales? Con toda esta incertidumbre en tantos frentes es importante sentarse y analizar escenarios productivos, comerciales y definir acciones a tomar en cada uno. Los números cada vez son más “finitos”, y si desde lo productivo hacemos todo bien, no podemos dejar librado al azar lo comercial.

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Negocio Ganadero
La ganadería se encuentra en un sube y baja. A los aumentos de precios que permitieron una recuperación de la rentabilidad hace poco tiempo, en este mes le siguió una caída de los mismos. El novillito gordo se ubica en el orden de los 730 $/kilo luego de haber superado los 800$/kilo. Comportamiento similar de retracción del 10% al 15% en los precios de las demás categorías. Con el diario del lunes, la explicación parece sencilla: es el mercado el que define, ya sea por oferta o por demanda. La oferta todavía se comporta como en épocas de sequía (que todavía no terminó en varias zonas) aportando muchas cabezas al mercado, con corrales de encierre que además deben sacar obligados los animales gordos. Y la demanda está pesada. Con un mercado interno que ha bajado el consumo por no poder avalar los precios de mostrador donde cualquier corte no baja de los 2000 $/kilo. Esto ha hecho que caiga la faena mensual, en algunos casos teniendo los productores que pedir cupo para poder entregar. Y con una exportación que, vaya paradoja, ha quedado desfasada con un precio en dólares que hoy está entre un 50% y un 80% más alto que el de Uruguay o Brasil. Delicias del atraso del tipo de cambio. Y con Israel algo retirado del mercado argentino y con China sosteniendo los volúmenes comprados, pero aceptando precios mucho más bajos. Y sin olvidar que aún hay cortes que el gobierno no permite exportar, lo que genera otra distorsión más en el mercado. Un combo negativo para esta coyuntura. Respecto a las categorías de la cría, el ternero algo bajó, pero se sostienen los terneros livianos en el orden de los 900 $/kilo (relación flaco gordo que vuelve a estar arriba de 1,20) ya que se trata de un momento del año de baja oferta. Las vacas preñadas usadas en los $250.000 y las vaquillonas en los $300.000, si bien mejoraron se puede decir que siguen baratas para los que apuesten a una recuperación en el 2024. Si el año que viene hubiera un cambio de políticas básicas tanto en lo referido al negocio de la carne (eliminación de derechos de exportación, cero restricciones a la exportación) como a la macro en general (eliminación de brecha cambiaria, recuperación del salario por baja de inflación, eliminación de controles de precios, cambio de expectativas) la ganadería volverá a su nivel razonable de rentabilidad, aunque sin dudas forzando los modelos a niveles de competitividad superiores. Porque cuando se despeja la neblina de lo externo toman mayor relevancia los indicadores productivos que se logran.

Negocio Lechero
Todas las alarmas están sonando. En agosto el precio de la leche Siglea fue de 111,10 $/litro (1539,08 $/kilo de sólido), lo que representa un aumento del 4,1% respecto al mes anterior y un 110% respecto a un año atrás. La inflación general y el aumento de costos propios de la actividad están generando daños relevantes en las empresas. Se pierde plata hoy. Este es un negocio que no puede detenerse, ni especular con el momento de entrega o venta de la leche. Es un tren en marcha qué sólo puede detenerse si la decisión es salir de la actividad. Porque mientras tanto, las vacas deben seguir comiendo, los dos ordeños diarios deben hacerse, los arrendamientos y los insumos deben seguir pagándose, los alimentos hay que ponerlos a disposición en tiempo y forma. O sea que la estrategia general es aguantar, ajustar algunos costos y financiar el momento a tasas que están muy por encima de lo razonable. En esta semana que pasó se anunció una eliminación temporal (por 90 días) de los derechos de exportación. Si bien el volumen exportado respecto del total producido no llega al 25%, podría esperarse una mejora del precio al productor. Pero, siempre las medidas del gobierno tienen un pero, la contracara es que se congelaron precios para el comercio minorista. O sea, se elimina un impuesto al 25% del volumen producido, pero al 75% restante (mercado interno) se le pone un precio máximo. Con este tipo de medidas (más algún subsidio para algunos) se pretende modificar la realidad y mejorar los precios al productor…suena a broma de mal gusto. Lo que logran es seguir rompiendo la cadena de valor y maximizando la desconfianza entre los actores de la misma.

Lo que sostiene la voluntad de productores tamberos es confiar que, como ha sucedido antes, esta crisis se va a revertir y la rentabilidad volverá a aparecer. Los tambos que se han ido cerrando en estos últimos cuatro años reflejan que este equilibrio entre crisis y esperanza se ha roto en varios casos. La estrategia productiva de corto plazo lleva a secar las vacas de menor productividad, ajustar dietas en función de producción, aprovechar los excedentes de pasto en las zonas que llovió, fomentar la motivación y las buenas prácticas en la gente que está todo el día con los rodeos y otros aspectos de este tipo. Antídotos necesarios, aunque seguramente insuficientes para la coyuntura. La producción de leche a nivel país obviamente no crece, una respuesta racional a los estímulos negativos que se reciben. El mercado de exportación de nuestro país sólo está creciendo con Brasil, pero a nivel general muestra una caída en volumen del orden del 15% a 20%, lo que es poco alentador. Sobre todo, en un momento en que el precio en el mercado internacional de leche en polvo empezó a subir y presenta expectativas más favorables. Como dijimos, suenan todas las alarmas.

Fuente:

Primicias Rurales