Entre la complejidad y el dinamismo, parece ser el combo que deberán atravesar las empresas agropecuarias estos días, en un escenario que plantea pocas (o nulas) respuestas a demasiados interrogantes, entre los cuales aparece como uno de los principales qué se debe hacer con la cosecha en curso.
Buenos Aires, 28 de noviembre (PR/23).- “¿Qué hago con la cosecha? La mayoría de las empresas realizaron muy pocas ventas anticipadas y ahora se preguntan hasta cuándo tendrán que esperar para vender su mercadería. La lógica indica que será después del 10 de diciembre. Y lo mismo con las ventas ganaderas, imposibles de retener mucho más tiempo. Pero, ¿cuánto más, hasta que se tomen las medidas y se vea y analice la repercusión de las misma? ¿Cuándo se normalizará la importación de insumos y fertilizantes? No lo sabemos. Demasiadas incógnitas”, exponen en sus Apuntes de Noviembre los consultores Zorraquin y Meneses.
Resumen del informe
En qué andan las empresas. El escenario en las empresas es complejo y dinámico. Complejo porque sigue la indefinición de variables importantes para ir destrabando las importaciones y las ventas de granos. El martes, luego del balotaje, se pasó del dólar fernet (70/30), al dólar fifty fifty (50/50) para las exportaciones, mientras el dólar de importación se mantuvo en $350. Obviamente quienes tenían granos deseaban vender y con ese dinero cancelar deudas o comprar “algo” en pesos (por ejemplo, insumos), lo que generó que el precio del disponible en los granos baje y no refleje plenamente esa “mejora”. Y, con cierta lógica, las empresas de insumos no dejaron cancelar deuda futura salvo la que vencía en el plazo acordado, además que la compra al contado tenía un sobreprecio y si se buscaba un precio razonable sólo era en canje a cosecha gruesa, donde en teoría las cosas deberían estar normalizadas. Sin saber mucho qué se define como normal. Toda esta inconsistencia lo único que hizo es distorsionar precios de compra y de venta, y tener que gastar tiempo y energía en algo que debería ser habitual. No ayuda a nada ni a nadie. Mientras, las empresas de insumos y fertilizantes por el momento siguen con el mismo esquema del informe anterior, es decir sin que les habiliten las SIRA.
Y dinámico porque comenzó la cosecha de trigo y cebada y eso hace que las empresas se enfoquen en lo “físico”. Lo mismo ocurre con los que tienen animales gordos para vender y los venían reteniendo. Lo que hace recordar que, pase lo que pase, el ciclo biológico no sabe de elecciones, candidatos y economía
Cambio y fuera
Cambio y fuera, uno llega y otro se va. Todo cambió y nada cambió. Luego de un intenso año de elecciones, todo terminó. Hubo un ganador: Milei. Hubo un perdedor: Massa, más todo lo que representaba. En términos simplistas, perdió la continuidad y ganó el cambio. Pero todos sabemos que el cambio no es una foto sino un proceso y que por ahora la realidad es la misma. Una realidad que muestra una economía destrozada, donde el gobierno saliente se tomó hasta el agua de los floreros, vaciando las cajas actuales y futuras en su intento por ser reelecto. Con un escenario social precario, luego de 20 años de intentar inocular en la población el concepto de que “donde hay una necesidad hay un derecho”, como si los recursos fueran infinitos. El cambio será cultural o no será. Milei obviamente es una incógnita, tanto en sus capacidades como en su personalidad, que iremos develando con el paso de los días.
La pesada herencia
A partir de una presentación del economista Esteban Domecq, resumimos algunos indicadores que describen la herencia que deja el gobierno saliente.
-Déficit Fiscal Primario de 3% del PBI y total superando el 5%.
-Tarifas de servicios públicos atrasadas; impuestos que se adelantaron y muchas partidas de gasto que aumentaron en los últimos meses. Un gasto público gigante, ineficiente y deficitario.
-Deuda del gobierno superando los U$S 400.000 millones, en máximo histórico, con el Riesgo País superando 2.400 puntos básicos, el mercado externo completamente cerrado y el mercado interno saturado con deuda doméstica toda indexada. Sin ningún tipo de financiamiento…
-Inflación mensual de dos dígitos y anual de 140%, con los precios relativos distorsionados y una inercia inflacionaria del 300% anualizada.
-Tasa de interés de política monetaria en 133% , con pasivos remunerados (Leliqs y Pases) superando los $ 23 billones, y que ya superan el 10% del PBI.
-Un Banco Central quebrado, con reservas negativas en U$S 12.000 M, con el mercado de cambios lleno de cepos, múltiples tipos de cambio, brecha superando 150% y el tipo de cambio oficial fuertemente atrasado.
-Balanza comercial deficitaria, con más de U$S 55.000 millones de deuda de importadores con proveedores del exterior.
-Pobreza superando el 40% y en franco aumento, con más del 60% de los niños pobres y la indigencia que ya llega a 10% de la población.
La macro en la micro
Todos esperando una devaluación y la aparición de un único dólar para exportar e importar. Las estrategias tomadas por las empresas en los últimos meses están basadas sobre ese supuesto, buscando sostener sus activos refugiados ante este potencial escenario. Todos esperando un pico inflacionario aún mayor, lo que hace que las empresas que pueden gasten los pesos con rapidez, aún adelantando pagos y postergando ventas. Todos sabiendo que la influencia de lo que suceda en la macro tendrá efectos y consecuencias en la micro superior al efecto positivo o negativo que tengan las propias decisiones internas. Y todos, de una u otra manera, escuchando que el presidente electo promete generar condiciones favorables para el agro, definiéndolo además como un sector estratégico para el país. En este tipo de escenarios en general la principal respuesta positiva la tiene la agricultura y algunas economías regionales que tengan gran componente de exportación. Y el beneficio llega más tarde, a veces demasiado, para actividades como la ganadería, la lechería y todos los que dependen en gran medida del mercado interno. Todo indica que no hay margen para mucho gradualismo y que los dirigentes que asumen creen que la solución arranca con un shock, o sea que el verano será movido.
A esto se suma que las lluvias hasta el momento son desparejas. El Niño, como factor generador de lluvias por encima del promedio, todavía no se expresó en plenitud.
Negocio agrícola
El mercado de granos local no solo está divorciado de internacional, sino que además estuvo paralizado. La combinación de baja producción de la campaña 22/23 y la duda sobre quién ganaba el balotaje generaron este efecto. No hay granos y el que todavía tiene algo se aferra a ellos hasta saber qué va a pasar. Esto está afectando seriamente, entre otros sectores, al complejo sojero que se estima posee un 73% de su capacidad ociosa, cifra nada menor, y también al sector de los alimentos para animales. En cuanto a la cosecha de trigo, lleva un 27% de avance, y las estimaciones al momento indican una cosecha cercana a los 14,7 millones de toneladas, 2,5 millones más que el año pasado pero casi dos millones menos que la expectativa al inicio de campaña. No hay mucho por hacer, esperar parece ser la consigna.
Negocio ganadero
Complicado momento para tomar decisiones de largo plazo para la ganadería. Se suman varios factores. Por un lado, la expectativa de una devaluación del dólar oficial, lo que habitualmente genera una pérdida en el valor y los precios reales de la hacienda, con el agregado de un fuerte aumento esperado de costos de producción (suplementos, combustibles, insumos, arrendamientos). O sea que en el corto plazo la expectativa tiende a ser mala. A su vez, si estas correcciones de la macroeconomía funcionan, tenderá a recuperarse a mediano plazo la capacidad de compra del consumidor argentino, pero además si hay un único tipo de cambio y un cierre de la brecha cambiaria, se pondrá más competitiva la exportación de carnes. O sea que a mediano plazo las expectativas mejoran. Hacer pronósticos en este escenario es fácil, lo difícil es que se cumplan. El precio del novillo actual está en el orden de los 1000 $/kilo y sostenido, mientras que el precio del ternero se mueve entre los 1200 y 1400 $/kilo, en una época donde no abunda la oferta de invernada. Obviamente con esa relación de compra/venta arriba de 1,30 y un maíz que copiará la devaluación, el negocio del feed lot es más que vidrioso hoy en día. Los corrales todavía están bastante llenos y empiezan a vaciarse en diciembre/enero. Ahí empieza otro partido. La cría presenta precio de vientres preñados que van de los $300.000 a los $550.000, con una demanda moderada por parte de los compradores. Si se da el escenario descrito, en el 2024 deberíamos ver que el valor de los vientres se mantenga competitivo.
Negocio lechero
En octubre el precio de la leche Siglea fue de 130,17 $/litro (1834,52 $/kilo de sólido), lo que representa un aumento del 10% respecto al mes anterior y un 123% respecto a un año atrás. Primer mes luego de varios donde el aumento intermensual se arrima al índice de inflación. Pero mirando los doce últimos meses, todavía la corre de atrás. Según el índice OCLA, el precio se encuentra un 13% abajo del costo por litro. Para noviembre se estima un valor de la leche de 140 a 145 $/litro, en línea con la inflación esperada o algo por debajo. Si es así, la foto seguirá igual de borrosa. En nuestro informe de octubre describimos el pésimo momento de la lechería, y eso no ha cambiado. Se considera inevitable que el nuevo gobierno se verá obligado a hacer una corrección importante del tipo de cambio, y esto va a pegar fuerte y negativamente en la estructura de costos de los tambos, en particular los de alimentación y los de arrendamiento. Y, como suele ocurrir, el precio en pesos que recibe el productor va a tardar en recomponerse en términos reales. Noche negra por ahora.
Primicias Rurales
Fuente: Agroverdad