El evento, cuyo nombre comercial es “Piggy Sooy”, consistió en transformar genéticamente plantas de soja para que lograran expresar proteínas porcinas en una proporción de hasta un 26,6% de la proteína soluble total presente en las semillas.
El nombre del cultivar transgénico es SOOY1, el cual, según informó la compañía liderada por el argentino Gastón Paladini y afiliada a Bioceres Group, ya cuenta con 10 eventos seleccionados en la tercera multiplicación, los cuales fueron sembrados el año pasado para ser cosechados en el presente mes de abril.
“Durante el mes de enero de 2024 Moolec realizó análisis moleculares para determinar el número de copias del gen de la mioglobina porcina por planta en cada uno de los diez eventos seleccionados de la tercera multiplicación. Los resultados fueron favorables e indicaron un número estable de copias del gen de la mioglobina porcina por evento”, informó Moolec, que espera poder lanzar al mercado el producto en 2027.
La empresa además está desarrollando otro evento en cultivares de porotos (PEEA1), donde hasta el momento desarrolló 104 líneas transgénicas que se encuentran entre la etapa inicial y la segunda multiplicación. “Pruebas moleculares preliminares realizadas por el equipo científico de Moolec identificaron la presencia del gen bovino en las semillas de la primera y segunda generación. Los resultados demuestran que el gen bovino se insertó de manera estable en el genoma de explantes de porotos durante la ingeniería genética y se heredó de manera estable a las siguientes generaciones”, explicó la empresa.
Un año atrás Moolec Science adquirió ValoraSoy, una firma argentina –localizada en la provincia de Córdoba– dedicada a la elaboración y exportación de proteína texturizadas de soja.
Un aspecto central de la innovación es que, una vez desarrollados comercialmente los cultivares de soja con el evento SOOY1, se procesarán con la misma tecnología que emplea ValoraSoy en la actualidad. Eso permitiría –en el marco de partidas realizadas en el marco de contratos de producción– elaborar, por ejemplo, hamburguesas con proteínas animales obtenidas de una única fuente vegetal en lugar de emplear múltiples ingredientes para fabricar una imitación.
Esa es, precisamente, razón por la cual Moolec adquirió ValoraSoy: para disponer de una fábrica procesadora de sustitutos cárnicos basados en plantas diseñadas como biorreactores.
El uso de “molecular farming” para la industria de los alimentos no es una novedad, porque eso ya lo hizo algunos años atrás Indear, una empresa creada por Bioceres en alianza con el Conicet, que logró diseñar plantas de cártamo que expresan quimosina, una enzima naturalmente presente en estómagos de rumiantes que es usualmente elaborada con bacterias recombinantes (modificadas genéticamente) y que se emplea para la elaboración de quesos. Ese producto (Chymosin SPC) ahora forma parte de la cartera de Moolec.
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Fuente: Bichos de Campo