Luego de muchas idas y venidas, negociaciones, promesas de premios y castigos, contradicciones, discursos inflamados y bastante hipocresía…se aprobó la ley Bases en el Senado. La primera ley que consiguió aprobar Milei. Un primer paso imprescindible para el gobierno. Falta todavía un recorrido por Diputados para definir si los cambios definidos en la Cámara Alta son validados o no. Pero, como sea, la ley está y será promulgada (y quizás reglamentada) en los primeros días de julio. Los mercados, y no sólo los mercados, ya se preguntaban si los cambios propuestos por Milei iban a contar con un respaldo que proyectase cierta continuidad futura de las políticas. Recordemos que, en términos macroeconómicos, nuestro país no tiene una historia para mostrar, sino que tiene un prontuario que justificar. Nadie nos cree. Somos interesantes como país, hay negocios para hacer, pero la confianza generada no es nuestro mayor atractivo.

A esta altura, el mayor logro del Poder Ejecutivo es haber logrado que le aprueben una ley. El segundo logro es que, si bien se dejaron de lado numerosos artículos respecto al proyecto original, esta ley le da al gobierno varios instrumentos para generar cambios. Entre otros la posibilidad, por un año, de “saltear” al Congreso en varios aspectos como por ejemplo realizar ajustes en el Estado y privatizaciones. También lograron el RIGI que pretende premiar a las inversiones que superen los 200 millones de dólares. Lograron aprobar el blanqueo, pero sin por ahora haber logrado que se baje el impuesto a los Bienes Personales, un estímulo indispensable para que el mismo sea “exitoso” (los blanqueos nunca son exitosos porque castigan indirectamente a los que cumplieron las normas). El impuesto a las Ganancias a los altos ingresos se terminará de definir en Diputados.

Como ya hemos dicho varias veces, pensar que una ley va a cambiar la historia de un país es ser extremadamente crédulo. Enderezar todo lo torcido requerirá de muchos años de hacer las cosas bien. Hoy se puede decir, en términos futbolísticos, que “la base está”. El primer paso está dado. El gobierno compró tiempo para relanzar de alguna forma su gestión. De demostrar que, superada la etapa inicial de apagar el incendio de la macroeconomía, está en condiciones de gestionar un proyecto de país viable en el largo plazo. Con un Estado pequeño pero eficiente. Con más aciertos que errores. Pero, sobre todo, con un sector privado que pueda crecer e invertir con reglas de juego correctas y presión fiscal soportable. Todavía pareciera que no termina de definir si shock y gradualismo pueden convivir en la transición hacia la meta buscada. Shock para que todos entiendan que “esta vez va en serio” (mensaje que emite el presidente) pero gradualismo para los que tengan más dificultades para adaptarse.

La Argentina en diciembre de 2023 literalmente estaba prendida fuego. El gobierno entrante actuó como los bomberos, tirando agua por todos lados, sin mirar el detalle del impacto. Era necesario seguramente en la emergencia. Pero cuando las llamas bajan, la estrategia debe cambiar. Si la actividad económica no se recupera en un plazo razonable, se estará sembrando la semilla de un nuevo fracaso. Ya sea porque el modelo propuesto no es el correcto o porque la paciencia social se agota antes de ver que los resultados se reflejan en la microeconomía. Fácil de decir, pero complejo de ejecutar. Final abierto por ahora.

LA MACRO EN LA MICRO

Inflación que sigue bajando, reflejado en el 4,2% de mayo. Tipo de cambio oficial creciendo al 2% mensual, pero con “los otros dólares” (CCL, MEP, Blue) tomando cierto impulso y haciendo crecer la brecha. En parte por efecto de la incertidumbre política que generó la dificultad de aprobar leyes y de no ver a parte de la clase política de la oposición alineada a un cambio profundo. Habrá que creerle al ministro Caputo que el ritmo devaluatorio del dólar oficial no se va a modificar. Pero, devaluar en forma clásica no es el único instrumento posible para lograr impacto, positivo o negativo, sobre la competitividad. El último comunicado del FMI da a entender que el dólar “blend” para exportar (80% oficial y 20% Contado con Liquidación) terminaría a fin de junio. Pero este fin de semana el ministro lo desmintió. La desaparición del blend implicaría una caída del valor del dólar para exportar, agravando la percepción de atraso cambiario. Al aprobarse la ley Bases está la promesa de bajar el impuesto PAIS del 17,5% al 7,5%, lo que mejoraría el dólar para importar. ¿Cómo  manejar esta situación para en algún momento poder salir del cepo? Imposible saberlo. Pero si la devaluación clásica no está en el menú y no se quiere seguir atrasando, ¿podrá venir por disminución de impuestos a la exportación? ¿O la salida del cepo está más cerca? Encrucijada para un ministro de Economía que hasta ahora ha demostrado mucha capacidad para resolver estos intríngulis.

En mayo se volvió a conseguir superávit fiscal, casi un dogma para el gobierno sobre el que basa toda su estrategia (o sea, no hay plata). Superávit que surge por bajar gastos pero también por postergarlos. El Banco Central acumulando reservas aunque a un ritmo más lento. El pronóstico generalizado dice que la economía este año va a caer cerca de un 3.5%. Que el famoso “segundo semestre” será mejor que el primero pero que no va a alcanzar. Los salarios y las jubilaciones deberían mejorar su poder de compra con la inflación en baja. Ante un sector bancario ávido de prestar, el crédito ayudará a lubricar los engranajes productivos, o al menos a comprar tiempo. El sector agropecuario será uno de los pocos que podrá mostrar recuperación y generación genuina de divisas. Tanto en este 2024 comparado con la sequía del ejercicio anterior, como en el 2025 donde la superficie sembrada se mantendrá o aumentará. Esperemos que el clima de la posible Niña anunciada no meta la cola en los rendimientos a lograr. Mientras la macro se ordena, la micro hace lo que puede para seguir participando.

EN QUÉ ANDAN LAS EMPRESAS AGRÍCOLAS

El clima ha permitido terminar la cosecha de soja, lo cual no es poco, y faltan cosechar lotes de maíz. Las empresas comienzan a adentrarse en la nueva campaña, de pronóstico Niña, sembrando la fina (trigo/cebada). La Secretaría de Bioeconomía estima el avance de siembra de trigo en un 40% y una estimación de 6,9 M de hectáreas a sembrar, lo que generaría un incremento del 25%, de la superficie de trigo con respecto al año anterior. El productor aumentó el ritmo de ventas de gruesa (soja y maíz) con respecto al mes pasado, producto de poder cosechar con normalidad y cierta firmeza de precios de la soja sostenido por la industria local, que mantuvo cotizaciones ante bajas del mercado internacional. La comercialización de soja se encuentra en parámetros muy parecidos al promedio histórico de los últimos cinco años, si bien el porcentaje de la condición “a fijar” es levemente superior. Es decir que, en cierta forma, se “normalizó” el mercado de ventas de granos que venía muy retrasado con respecto a otros años.

En cuanto al panorama de la nueva campaña, la percepción de los que producen es que se les “corre el arco” casi a diario . Con un inicio de campaña donde el Excel daba bastante mal. Seguido de una suba de cotizaciones de trigo y soja, acompañada de una baja en el precio de los insumos y fertilizantes. Esto trajo cierta expectativa positiva de la campaña y posteriormente apareció una baja en las cotizaciones en general, volviendo a llevar las proyecciones hacia abajo. Un sube y baja en medio de la toma de decisiones.

Un dato adicional nada menor es que se amplía la brecha del dólar oficial y los otros dólares. Este dato, que el productor inicialmente proyectaba como casi de “paridad” y que hoy está cercano al 30%, puede volver a plantear una campaña donde parte de la rentabilidad sea aportada por el achicamiento de la brecha cambiaria, como fue la campaña 23/24.

Se está proyectando una campaña donde la superficie de soja se incrementaría sobre el resto de los cultivos a nivel país, producto de la chicharrita. Por otro lado, el girasol sigue sin dar señales claras de precio, lo que está generando una de las peores campañas de pre-venta de semillas de este producto, y apoya la hipótesis del crecimiento del área de soja.

Sin dudas un año desafiante y donde las empresas estarán atentas a “switchear” cultivos hasta último momento, como se produjo ahora con el trigo que tenía una baja expectativa de siembra hasta hace poco.

NEGOCIO AGRÍCOLA

Los mercados internacionales recortaron las subas que se produjeron el mes pasado, producto básicamente del acomodamiento del clima en EEUU, que según los últimos informes entraría en una campaña “normal” desde el punto de vista climático. Los conflictos bélicos por el momento siguen sin traccionar y los fondos siguen vendidos, lo que no es una mirada menor del mercado internacional de granos. Son comparativamente menos compradores luego de las últimas subas, es decir que tienen una expectativa bajista.

En el durante, el mercado local ha visto subas de precios en casi todos los cultivos incluido el disponible de girasol, que subió unos 30 U$S/tn desde su cosecha. Existe la discusión si estas subas fueron temporales o es tendencia, ante las bajas producidas en los últimos días.

Creemos que los mercados de granos en general, están “raros”, en cierta manera no estarían siguiendo los parámetros clásicos de suba y baja de precios. Entendemos que reflejan en forma instantánea situaciones puntuales (sequía, conflictos), para después volver a un esquema o sensación “bajista” de abundancia de producción y stocks, que es la que hoy está dominando el mercado, más allá de que posteriormente se concreten estas expectativas.

Ante esta situación recomendamos que, ante subas puntuales, los porcentajes de venta y/o cobertura del disponible y nueva campaña, sean por porcentajes mayores a los habituales de la producción. Y más aún cuando el precio ofrecido por el mercado es superior al precio promedio obtenido por el grano la campaña anterior, como sucedió con el trigo. Pareciera que la construcción de precios (ventas parciales a lo largo del año) será más difícil esta campaña y los porcentajes de coberturas, cuando el precio lo ofrezca, deberán ser mayores a los habituales.

NEGOCIO GANADERO

La foto sigue sin mejorar, pero cambió algo la expectativa. Los precios, en términos nominales, no repuntan. La hacienda de buena calidad alcanza precios máximos, que son los únicos que han perforado algo los techos conocidos. Pero en general los precios son similares a los del verano pasado y en términos reales tienen menor valor. La caída que se viene dando mes a mes en el índice de inflación genera dos elementos positivos. Por un lado, disminuye la pérdida de competitividad ante precios de la hacienda bastante estancados. Y por el otro, genera una mejora en el salario real, con posible impacto positivo en la capacidad y valor de compra del consumo interno (que es el 70% del destino de la carne). Y hay un tercer factor que generaría, que es que el tipo de cambio disminuye su velocidad de caída real, evitando que se siga atrasando. Esto último podría morigerar en términos relativos la disminución de rentabilidad del sector exportador. La exportación con quejas respecto a que el tipo de cambio está dejando de ser competitivo y que la presión fiscal y sus costos no bajan. China sigue siendo el principal destino, un mercado que sigue bajando precios. La estrategia de Brasil ha sido “diluir” parcialmente a China abriendo nuevos mercados, sobre todo en otros países asiáticos. Nuestra industria a la larga deberá seguir ese camino. La cuota Hilton está en el orden de los 14.000 dólares por tonelada, un precio razonable, pero sin encontrar en el mercado la cantidad de novillos necesarios para poder cumplirla.

El consumo interno se mantiene cerca de los 45 kilos/habitante/año, sin convalidar por ahora aumentos, pero empezando a percibir que la carne vacuna ya no está tan cara respecto a otros alimentos. A nivel interno, empieza a caer la cantidad de cabezas faenadas, lo que a mediano plazo se reflejará en una suba de precios. Y la proporción de hembras en la faena pareciera sostenerse en equilibrio cerca del 46 a 48%. La relación compra/venta del ternero con el novillo está cerca de 1,15 a 1,20 lo que sigue siendo un incentivo para los invernadores para encerrar hacienda en corrales. Mientras que los criadores, los que “fabrican” terneros, han intentado retener y agregar kilos a los mismos ante un otoño amigable climáticamente. Pero el invierno llega y la oferta de terneros posiblemente tenga una mayor entrega temporal en julio y agosto, pero sabiendo que es muy posible que a partir de septiembre sea una mercadería codiciada y que va a escasear.

NEGOCIO LECHERO 

En marzo el precio de la leche Siglea fue de 389,33 $/litro (5230,35 $/kilo de sólido), lo que representa un aumento de un 7,9% respecto al mes anterior y casi un 300% respecto a un año atrás. Por arriba del índice de inflación y de muchos costos de producción. Este valor, por la nueva metodología, puede modificarse por la publicación de un diferencial de precio generado a través de la emisión de notas de débito y crédito informadas. Este diferencial se conoce unos 20 días después de publicado el Siglea. Medido en dólares oficiales, el precio es de 0,43 u$s/litro, un valor que sigue rompiendo récords, pero que en parte lo que hace es reflejar el atraso en el tipo de cambio respecto a valores históricos. A nivel del productor, con estos precios hay negocio. Siempre falta, pero la foto ha mejorado bastante. Pero debe quedar claro que esto se da en un contexto donde la producción de leche en nuestro país ha caído fuerte y donde es posible que tarde varios meses en recuperarse.

A nivel del consumidor, muchos productos han subido más que la inflación, lo que dificulta sostener los volúmenes de consumo. Productos como la manteca, el dulce de leche y la leche entera han aumentado cerca de un 350% comparando mayo de 2023 versus mayo 2024. Mientras que yogur, quesos y leche en polvo lo hicieron en valores cercanos al 300%. Estos niveles de precios generan como resultado que crezca la demanda de las segundas marcas y que el consumo por habitante no pueda crecer.

A nivel de la exportación (que representa cerca del 30% del destino de los lácteos del país) la leche en polvo en los mercados internacionales sostiene precios en el orden de los 3200 a 3400 dólares por tonelada. Los principales destinos de Argentina son Brasil (casi el 45% de lo exportado) y Argelia. En un contexto donde los principales productores mundiales (EEUU, Nueva Zelanda, Unión Europea) han disminuido su producción y con una China demandante, el mercado debería sostenerse en buenos valores por algunos meses. Como solemos repetir, nuestro país puede ordeñar más leche. Están los recursos naturales y el conocimiento. Con modelos pastoriles, mixtos o intensivos. Sólo falta un entorno de reglas favorables que se sostenga en el tiempo y que le permita expresar todo su potencial.