La Comisión de Agroecología de CIAFBA promueve la capacitación en ganadería regenerativa mediante jornadas a campo en la Chacra experimental Blanca Grande del MDA.
Olavarría, 1de julio (PR/24) .- “Conocer el potencial de un campo natural es algo imposible, tendríamos que remontarnos a la época donde los animales pastaban sueltos sin alambrados”, la afirmación del Ing. Agr. Alejandro Giaquinta (MP 02551) explica en parte su pasión por conocer el desarrollo de los pastos naturales que crecen en su zona, y cómo aprovecharlos mediante la práctica de ganadería regenerativa.
Giaquinta vive en el partido de Olavarría y tiene a cargo la dirección de la Chacra experimental Blanca Grande que pertenece al Ministerio de Desarrollo Agrario. Está ubicada a 60 km en dirección Oeste de la ciudad cabecera del partido de Olavarría, inserta en lo que es la región pampeana en la zona conocida como Depresión del Salado cuyo suelo presenta características topográficas y edáficas muy particulares.
“Mi madre tenía campo cerca de lo que es la depresión del salado y recuerdo que en mi adolescencia subía a caballo y recorría el campo natural. Y sin tener muy claro lo que hacía, desmotaba y caminaba porque me llamaban mucho la atención los pastos nativos que existían allí. Unos pocos años más tarde comencé a estudiar el tipo de pasto y reconocer qué tipo de forraje era y qué función podía cumplir. No había en ese entonces mucha bibliografía sobre campos naturales y sí sobre pasturas y verdeos de invierno y de verano, siendo que la mayoría de los establecimientos tenían en la zona vastas extensiones de campos naturales. Siempre me dio curiosidad el potencial de producción de esos campos. Cuando cursé la carrera de Ingeniería Agronómica en unidad integrada INTA Balcarce, aprendí mucho más sobre campos naturales y manejo rotativo, sobre verdeos, pasturas y sobre la fisiología de los pastos y lo que tienen en común, tanto la vegetación perenne como la de estación. Recuerdo que tenía unos 20 años cuando concentre en un potrero un rodeo de cría y clausuré otro por 6 meses, practica inusual por aquel entonces, para ver cómo se expresaba la vegetación del campo natural cuando este no estaba bajo la presión del pastoreo continuo, resulto ser muy interesante. Luego de trabajar asesorando el cultivo de trigo candeal y como asesor en cría e invernada llegué a la Chacra experimental Blanca Grande donde finalmente arrancamos con las experiencias de ganadería regenerativa sobre el campo natural y donde comenzamos a armar planteos rotativos en campo natural y con recuperación de los pastos sin ser ganadería regenerativa aun, porque años más tarde, entendimos que esta hace hincapié en el suelo, después en el pasto y recién después en la producción de carne como fruto de lo anterior. Y ese es uno de los primeros cambios de mentalidad que proponemos porque hoy en día los técnicos pensamos en el pasto, en la carne y pocas veces en el suelo siendo que este es la plataforma que permite la vida de los pastos” relata Alejandro.
Cómo pensar el manejo del campo natural:
“Haciendo ganadería regenerativa se logran resultados en poco tiempo. El campo natural tiene una capacidad de resiliencia impresionante. Aún en casos de pastoreo continuo los campos no tardan tanto en recuperarse. Siempre tenemos que pensar que el pasto está compuesto por una parte radical y una aérea. La parte aérea que vemos tiene similar proporción que las raíces, y la planta fisiológicamente, tiende a mantener un balance o equilibrio constante entre ambas partes. Si tengo un campo sobre pastoreado, las raíces serán muy cortas y ese sistema radicular tan pequeño tiene menor capacidad para absorber nutrientes y humedad por ende, esa planta, tendrá una corta vida. Regenerar el suelo es darle de comer al suelo, y eso se logra con el dióxido de carbono que existe en la atmósfera que ingresa a las hojas y que por el proceso de fotosíntesis ese carbono va a constituir el esqueleto de la planta y dar desarrollo a las raíces. Por el equilibrio que la planta debe mantener entre la estructura aérea y radicular, cuando el animal pastorea y se lleva una porción de la parte área, similar porción es la que queda en el suelo y “es esta” quien termina en el suelo alimentando a la micro flora y fauna existente allí”, afirma.
“Junto a la Facultad de Agronomía de Azul, estamos haciendo estudios para evaluar la evolución y recuperación de la microbiología del suelo. Cuando estos están degradados por pastoreo continuo no tienen la misma riqueza microbiológica que si tienen los suelos que están con descansos. Incluso estamos evaluando una siembra de escarabajo estercolero, insecto responsable de incorporar nutrientes contenidos en la bosta en el suelo, trayendo el insecto de un campo y llevándolo a otro degradado. La recuperación de los campos naturales, si no están muy afectados, es muy rápida. Y con solo pensar que el ganado va a tener mayor disponibilidad y diversidad de comida el resultado final es el engorde y el bienestar animal. Muchos animales se acuestan a rumiar y otros, en épocas de escaso forraje, se echan porque están cansados de masticar nada. Si el ganado tiene un buen tamaño de bocado, buena cantidad y buena calidad de alimento el engorde está asegurado. Esta situación implica un menor costo energético de mantenimiento al caminar menos en la búsqueda de alimento. La tasa de ganancia de peso en el animal va a ser mayor cuando existan los descansos y la vegetación del campo natural, se pueda expresar con todo su potencial” asegura.
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Fuente: Ciafba