Por Brian Torchia, gerente de Finanzas Corporativas de Pgk Consultores

Buenos Aires, 18 de septiembre (PR/24) .- El último dato de inflación arrojó que durante el mes de agosto los precios subieron un 4,2%, estando por encima de las expectativas del Gobierno Nacional (por debajo del 4%). Este dato incorpora ciertas dudas respecto de la, hasta ahora, marcada tendencia en favor de la desaceleración de la tasa de crecimiento del nivel de precios producto de la política anti-inflacionaria del Gobierno dado que hace varios meses no puede romper con el piso del 4% y que las acciones de mayor impacto como puede ser el freno a la emisión monetaria, el anclaje de expectativas a través del tipo de cambio y el freno del nivel de actividad, ya han sido utilizadas.

Dentro del presente contexto, surge la inquietud de dónde conviene invertir los ahorros, especialmente por parte de los inversores más conservadores. En este sentido, se podrían destacar 2 tipos de activos para incluir en una cartera de perfil conservador: Tasa Conocida o Tasa Variable (inflación o dólar oficial). Con respecto al primer de estos, en promedio la tasa mensual que están devengando es de un 4,30% (siendo más bajo en los activos con vencimiento más cercano). Por otro lado, en lo que respecta al segundo tipo de activos, aquellos vinculados a inflación, dados los precios actuales de mercado, necesitan de una inflación promedio del 4% en el corto plazo (2024) y del 3,10% en el mediano plazo (2025) para rendir lo mismo que el promedio de aquellos instrumentos con tasa ya conocida, mientras que los vinculados al tipo de cambio oficial serían los menos atractivos en el corto plazo teniendo en cuenta la actual política cambiaria (devaluación mensual del 2%) y los actuales precios de estos instrumentos, que terminan configurando un escenario en el cual necesitan un “shock cambiario” para ser realmente atractivos, aspecto que en principio dadas las expectativas generales no parecería probable en el corto plazo.

Por lo tanto, partiendo de este contexto, es posible pensar en distintas alternativas adecuadas a la percepción de cada inversor, primando siempre el sesgo de perfil conservador. En este sentido, en cuanto mayor confianza se le otorgue al sostenimiento de las políticas cambiarias e inflacionarias del Gobierno, mayor proporción dentro de una cartera deberían tomar los instrumentos de Tasa Conocida (LECAP, que vienen ofreciendo tasas entorno al 45%). No obstante, sería prudente resguardar una porción del capital en instrumentos atados a la inflación, viendo atractivo en el tramo medio de la curva (TZX25 y/o TZX26, que permitiría captar rebrotes inflacionarios). Respecto al segmento Dólar Linked, deberían ir incorporándose en las carteras en la medida en que el perfil inversor le otorgue mayor relevancia a la cobertura devaluatoria, o bien en la medida en que vaya transcurriendo más tiempo dado que ante una eventual liberación de las restricciones cambiarias, un shock de corrección del tipo de cambio pareciera un escenario posible y son este tipo de instrumentos los que capturarían valor ante ese evento.

En este sentido, una cartera 70/30 mirando segmento de Tasa Conocido e Inflación, respectivamente, parecería algo prudente, siguiendo de cerca la formación de expectativas a nivel cambiario apuntando a una rotación dinámica desde Tasa Conocida a Dólar Link en la medida en que se acerque la posibilidad de salida del cepo o bien que se sostenga la divergencia entre la evolución del tipo de cambio (2%) y la inflación (4%) producto de no lograr perforar a la baja dicho rango, aumentando tensiones en el frente externo.

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