Por la Dra. Virginia Busnelli, (MN 110351), Médica especialista en nutrición con orientación en obesidad. Directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF

Hoy le vamos a rendir homenaje a una de las bebidas más consumidas a nivel mundial… El 1 de octubre es el día internacional del café. Esta fecha se instauró en el año 2015 con el objetivo de ayudar a visibilizar a todos los participantes de la cadena de producción del café y celebrar la tradición y cultura qué hay detrás de este gran alimento.

El café es una bebida que se obtiene por infusión a partir de los frutos y semillas del cafeto, contiene una compleja mezcla de compuestos químicos, entre ellos la cafeína, la misma le otorga al café una gran propiedad estimulante. Otros componentes presentes son: polifenoles, diterpenos o ácidos clorogénicos, los mismos tienen efectos antioxidantes y antiinflamatorios.

Podríamos decir entonces, que el café tiene efectos positivos para nuestra salud, pero ¿qué sucede cuando en su tratamiento se produce el agregado de sustancias como azúcar y jarabes? ¿O cuando no lo consumimos en su estado natural? Para responder esto debemos entender un poco el proceso de la semilla a la taza… Todo inicia en un arbusto, el cafeto, que produce una fruta que se llama cereza del café.  Luego de la recolección de estos frutos se procede a quitarle diferentes capas hasta obtener el café verde, a este método se lo conoce como despulpado. Una vez obtenido el grano se procede a tostarlo, es aquí donde se termina de definir su sabor y se resaltan las cualidades específicas de los granos, que luego pasan a ser envasados y finalizan en la casa de millones de personas.

Es el momento del tostado en donde, en algunos países, se suele agregar azúcar, surgiendo así el famoso café torrado, de uso tan común en Argentina. ¿Por qué llevamos a cabo esta técnica prohibida en numerosos países del mundo? El azúcar se quema para disfrazar las diferencias que tienen los granos, es una solución económica para la utilización de granos de no muy buena calidad, esto genera más café, más barato pero peor para nuestra salud. Por otro lado, la versión más simple y rápida para tomar café, es a partir del famoso café instantáneo, el mismo se obtiene a partir de una infusión de café a la cual se le extrae el agua por diferentes métodos para obtener los gránulos instantáneos.

Es por ello que a la hora de tomar café podemos preguntarnos si queremos una rápida cucharada de café instantáneo con agua caliente o molemos granos (que se pueden comprar ya molidos) y hacemos café en algún tipo de cafetera, si es por sabor y aroma siempre va a ganar el grano de café, la versión más fresca y natural de consumir café, pero… ¿Cuál es más saludable?

Si bien ambos pueden preservar la calidad de varios de sus nutrientes es muy común el agregado de sustancias que se hace en el proceso del café instantáneo, como azúcar, crema, leche, jarabes… lo que hace que debamos saber elegir muy bien un café instantáneo si queremos un café de calidad, lo podemos hacer leyendo las etiquetas del producto. En cambio, si elegís comprar granos de café enteros o molidos debemos encontrar aquellos que no están torrados.

El consumo de azúcar está relacionado a mayores riesgos de sobrepeso y obesidad en adultos y niños, diabetes tipo 2 y muchas complicaciones asociadas, y podemos estar consumiéndola sin saberlo en nuestra taza de café diario. Es por ello que es importante saber qué café estás consumiendo y trabajar por lograr no endulzarlo, consumirlo de la manera más pura es una forma de homenajear el verdadero sabor de esta bebida.

Hoy te invito, no solo a regalarte placer de la mano de un muy buen café, sino también a reflexionar sobre como nuestra elección de café puede influir en todas las personas que se encuentran detrás de esta industria. Para lograr un futuro más sostenible y equitativo debemos apoyar aquellos cafés que tienen una producción más sostenible y justa para todos los que forman parte de la misma. ¡Feliz día café!