Santa Teresa de Ávila, nacida en 1515 en Ávila, fue una destacada mística y reformadora de la orden carmelitana.

A los cuarenta años, impulsada por una profunda conexión con Dios y guiada por experiencias místicas, emprendió la tarea de restaurar la regla primitiva de su orden. Fundó el convento de San José, el primero de los Carmelitas descalzos y a partir de ahí, realizó numerosas fundaciones en toda España, enfrentándose a la oposición y resentimientos de su tiempo, lo que la llevó a momentos de dificultad, incluyendo la suspensión temporal de sus reformas.

Teresa no sólo fue una líder espiritual, sino también una mujer práctica y organizativa. Mantuvo correspondencia con figuras influyentes de su época, incluido el rey Felipe II y se ocupó de la administración económica de sus monasterios.

Su obra más personal, “El libro de la vida”, revela su lucha interna y su deseo de compartir tanto sus experiencias místicas como sus pecados, presentándose como una figura humana y accesible, en contraste con la imagen idealizada de la santidad. Desde su infancia, Teresa mostró un temperamento vibrante y una inclinación hacia la vida mística. Sus experiencias místicas, que comenzaron durante períodos de enfermedad, transformaron su vida y la llevaron a escribir obras fundamentales como “El camino de la perfección” y “El castillo interior”.

Falleció en 1582 en Alba de Tormes y fue canonizada en 1622. En 1970, el Papa Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia, reconociendo su influencia perdurable en la espiritualidad cristiana, siendo venerada en diversas tradiciones cristianas.

Una buena forma de recordar y celebrar la vida de esta santa es replicar su devotismo por Dios y tener en cuenta sus enseñanzas para ayudar a quienes más lo necesitan.

Teresa nació en Ávila el 28 de marzo de 1515. A los dieciocho años, entra en el Carmelo. A los cuarenta y cinco años, para responder a las gracias extraordinarias del Señor, emprende una nueva vida cuya divisa será: «O sufrir o morir». Es entonces cuando funda el convento de San José de Ávila, primero de los quince Carmelos que establecerá en España. Con San Juan de la Cruz, introdujo la gran reforma carmelitana. Sus escritos son un modelo seguro en los caminos de la plegaria y de la perfección. Murió en Alba de Tormes, al anochecer del 4 de octubre de 1582. Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970.

Se cree que la palabra “Teresa” viene de la palabra griega “teriso” que se traduce por “cultivar”; cultivadora. O de la palabra “terao” que significa “cazar”, “la cazadora”. Como bien dice el Padre Sálesman en su biografía, ambos títulos le quedan bien a Santa Teresa, por ser ella “Cultivadora” de las virtudes y “cazadora” de almas para llevarlas al cielo.

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Fuente: ACI Prensa/ Cronista