Los indicadores de octubre muestran que se materializó el deseo del sector, “la intensidad ha vuelto a decrecer y ya podemos hablar de una “Niña débil”, explica el consultor Alfredo Elorriaga. ¿Qué se espera para noviembre y el verano?

— ¿Qué es lo último que se sabe del fenómeno del Pacífico?

—Te comento que la actualización con los últimos datos de la NOAA son optimistas para Argentina. La proyección del IRI (International Research Institute for Climate and Society) predice una “Niña débil y de corta duración”, como lo indican los valores del índice NIÑO3.4. Como veníamos observando en los últimos meses, la Niña ha disminuido otra vez su intensidad. Hace dos meses el pico proyectado de la Niña era de -1,5; hoy, inferior a -1,1. Los datos de octubre muestran que se materializó el deseo del sector; se estaría dando el mejor escenario que podíamos prever a principios de año. La verdad es que tuvimos mucha suerte. Si lees lo que publicamos en abril, se preveía una Niña monstruosa con un pico de anomalía que sobrepasaba los -2°C en las proyecciones. Hoy finalmente, pasó a ser una Niña chiquita, débil.

—Entonces, ¿podemos hablar de una Niña débil?

—Hoy ya es una “Niña” débil. Y también bastante corta, ya que en el mes de marzo casi estaríamos en “neutralidad”, cuando lo estábamos proyectando para abril con los datos de setiembre.

(Cabe aclarar que el pronóstico oficial de probabilidad de ENSO del CPC está basado en la salida de los modelos y el consenso de los pronosticadores del CPC y del IRI.)

—¿Qué significa esta Niña débil?

—Una Niña débil implica que es menos probable que se produzcan los impactos habituales de falta de agua durante el verano. Pero también hay que advertir que la variabilidad de los indicadores predecibles aún podría influir en la confianza de este pronóstico. Para resumirlo, con los datos actuales, se espera una “Niña” débil desde noviembre 2024 (60% de probabilidad) y que persista hasta marzo de 2025.

—¿Cómo fue que llovió de forma tan importante en la región central en las últimas dos semanas?

—Por un lado tuvimos suerte este año de que la neutralidad se mantuvo por más tiempo, ya que normalmente, un evento Niño o Niña empieza a tener injerencia en el clima de Argentina a partir de setiembre/octubre. Esta vez, todo indica que “la Niña” se va a empezar a notar a partir de diciembre. Esto nos dio tiempo para que en octubre las lluvias hayan dejado la cantidad de milímetros que ya conocemos, mejorando la situación antes que empiece el evento. En los últimos 30 días hubo una conjunción de factores que fueron a favor de que las lluvias resultaran muy eficientes. Los mecanismos regionales tuvieron un comportamiento específico y extremadamente favorable que permitió el desarrollo de lluvias disruptivas.

—¿Esto se puede repetir en noviembre? ¿Podemos esperar un mes con lluvias superadoras?

—Vuelvo a decirte que se trató de lluvias disruptivas. O sea, es muy difícil que esto se repita de la misma forma en noviembre. Pero, gracias al retraso de “La Niña” y que la intensidad se haya atemperado, podemos esperar un mes de noviembre con lluvias dentro de lo normal para Argentina.

—¿Qué sigue después para el verano?

—Para el verano, aparte del impacto de esta “Niña” débil, hay que destacar algo que puede jugar a favor, pero que también introduce una mayor incertidumbre: los océanos están muy calientes. El Atlántico, por ejemplo, tiene una anomalía positiva en las áreas cercanas a las costas de Sudamérica hasta llegar a la altura de Buenos Aires. En el Pacífico, a pesar del enfriamiento que hemos seguido y nos lleva a esperar una “Niña” en el verano, la anomalía fría se ha ido reduciendo de una forma muy significativa respecto de lo que se observaba a principios de año. También se habla del calentamiento en el Mar Mediterráneo por el reciente fenómeno de gota fría (D.A.N.A.) que ha impactado sobre España.

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Fuente: Ruralnet