“La mediocridad está hecha de elecciones.” – Xavier Marcet
ELEGIR ES PRIORIZAR
Buenos Aires, 3 de diciembre (PR/24) .- Cuando se elige una opción, habitualmente se descarta otra. Como dice Xavier Marcet en su libro Esquivando la mediocridad, “el manejo de la mediocridad depende de nuestras decisiones más que de nuestras palabras”. Esta reflexión nos surge al ver por un lado el discurso y por otro las decisiones y elecciones que hace el gobierno. Elige ir a fondo en modificar los patrones culturales y de funcionamiento de la economía. Lograr superávit, achicar y hacer más eficiente el Estado, fomentar la actividad privada como generadora de riqueza, dar pelea a “la casta”. Todas estas palabras están y brotan en el día a día por parte del presidente y sus funcionarios. Si se quiere forzar la interpretación, es un discurso que apunta a elegir el dejar de ser un país mediocre. Algo que Argentina necesita con desesperación. Luego están las acciones, las elecciones y las prioridades para llevar adelante su propuesta. Eligieron pagar el costo político de hacer un ajuste de la economía real en el 2024 para poder eliminar el déficit fiscal y bajar la inflación con rapidez. Eligieron realizar un blanqueo para que aparecieran los dólares ocultos. Eligieron eliminar trabas absurdas de la economía y restricciones a la exportación. Eligieron bajar el impuesto PAIS y no tocar las retenciones a los granos. Eligieron cerrar dependencias oficiales que representaban un gasto ineficiente. Eligieron postular a Ariel Lijo para la Corte Suprema. Eligieron no dar quórum para el proyecto de Ficha Limpia en el Congreso. Elegir es priorizar.
De estas elecciones saldrá la mediocridad o el éxito. O ambas, dependiendo de lo que resulte de las mismas y de lo que pueda sostenerse en el tiempo. Quizás la principal elección del gobierno sea su pragmatismo en esta etapa. Pelear con la casta sin dejar de negociar con la casta. Buscar apoyos en aliados circunstanciales que piensan parecido, pero evitar alianzas permanentes. Fomentar la libertad, pero sostener algunos cepos de la economía, enojarse con opiniones periodísticas contrarias y no mostrar muchas veces respeto por decisiones de la vida privada de las personas. Como si los malos modales, la ironía permanente y hasta el insulto ayudasen a construir algo positivo. Habrá que poder distinguir qué suma y qué resta. Ojalá fuera como en las viejas películas, donde lo bueno es bueno y lo malo es malo. La realidad es más compleja, la vida es más compleja. Habrá que seguir tratando de esquivar la mediocridad, al menos en nuestras empresas. El gobierno debería intentarlo también.
“ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO”
Esta frase, utilizada por Bill Clinton en su campaña electoral, puede ser un buen recordatorio para el momento actual de la Argentina. Esta expresión podría explicar en parte el hecho de que Milei haya ganado las elecciones, pueda sacar leyes sin tener mayoría en ambas cámaras del Congreso y también que, realizando uno de los ajustes más importantes de la historia Argentina, tenga actualmente un alto porcentaje de imagen positiva. Los “relatos” de todo tipo y color se derriten y pierden peso ante la evolución de la economía.
En las últimas semanas el gobierno, por algún motivo, cree poder trasladar los éxitos económicos al plano político, quizás pensando en las elecciones del año que viene. Posiblemente esta nueva estrategia sea un error importante si no se entiende que el alto porcentaje de imagen positiva que posee actualmente está sostenida por la evolución de la economía, y a la que todavía le falta un montón. La reactivación de la microeconomía, la baja de impuestos, el hacer competitiva a la Argentina en sus distintos sectores y hacerla atractiva para inversiones, son algunos ejemplos. Quizá cada tanto, el gobierno debería revisar la frase de Bill Clinton. A aquellos que no lo hicieron, nuestro país les demostró que no pudieron mantener su relato, cualquiera fuera su signo político o ideológico.
EL MUNDO Y SUS SEÑALES
Donald Trump ganó las elecciones y amenaza con hacer proteccionismo de la economía de Estados Unidos, subiendo los aranceles de importación. Y Elon Musk será funcionario, algo distópico en apariencia. Israel sigue sus combates defensivos, pero pacta frágil tregua con Hezbollah. Rusia amenaza al mundo con empezar a usar armas nucleares y desatar la tercera guerra mundial, mientras Ucrania sostiene su férrea y sangrienta defensa. China pone barcos de guerra en la zona de Taiwan, mostrando los dientes pero sin morder. Estados Unidos y China siguen su guerra comercial en el mundo disputando su influencia global, pero sin dejar de comerciar entre ellos. Alemania muestra su crisis como líder de Europa y todavía no aparece su reemplazo. El G20 junta a sus líderes y hace declaraciones de buena voluntad pero que no cambian la realidad de corto plazo, con una agenda 2030 que ha perdido brillo. El Mercosur se tensiona ante el planteo de algunos de sus miembros de poder avanzar con acuerdos bilaterales con terceros países. Uruguay tuvo elecciones y ganó la centro-izquierda reemplazando al saliente Lacalle Pou. Brasil está planteando cambios fiscales para ordenar la economía, con un real que por primera vez supera los seis pesos por dólar, lo que podría complicar a nuestro país. La política parece ideologizada pero no pierde su pragmatismo. Por ejemplo, Milei se pelea con Lula pero cierra una enorme venta de gas de Vaca Muerta. El mundo da señales diversas. Argentina es un jugador menor, pero con un presidente que llama la atención por sus políticas y por su estilo, pero además con su eterno potencial para ofrecer alimentos, minerales y energía a un mundo que los necesita. Oportunidades hay, amenazas también.
LA MACRO EN LA MICRO
El año está terminando con buenos indicadores económicos, considerando de dónde viene el país. Inflación por debajo del 3% mensual, dólar oficial creciendo al 2% y los otros dólares en caída, con brecha cada vez más baja y cercana al 5%. Superávit fiscal sostenido todos los meses. Riesgo país en los 700 puntos. Cepo que se va aflojando, con el impuesto PAIS desapareciendo por completo a fin de año. Blanqueo exitoso con un ingreso al sistema de más de 20 mil millones de dólares, que en su mayor parte quedaron bancarizados. La caída del PBI de este año parece que será menor al 3% y el rebote para el 2025 estaría en el 5%. Con una inflación anual esperada en el orden del 20%. Con un mercado que le cree al gobierno cuando promete sostener la conducta fiscal. Comparado con las expectativas que había hace un año, es Disney. Hasta las elecciones del año que viene el modelo parece controlado. En ese momento la política hará su juego, modificando o reafirmando el escenario.
Lo que luce tan bien en la macro, no es tan dulce en la micro. Al menos en la micro agropecuaria. Los derechos de exportación, ante un escenario de precios de los granos poco atractivo, están erosionando fuerte la renta esperada. Un dólar más débil, con costos en pesos que siguen corriendo con la inflación, está encareciendo los planteos productivos, los gastos de estructura y el pago de dividendos a socios. Rentabilidad al límite, muy atada a los rendimientos productivos que se logren. Con algunas diferencias, ocurre algo similar en planteos ganaderos y lecheros. Los bancos están ofreciendo financiamiento para capital de trabajo, con tasas en pesos en el orden del 40% al 50% anual y en dólares cercanas al 4%. Dólares prestables sólo a aquellos que producen dólares (o sea, granos). Quién sabe qué es más conveniente. En la foto parece mejor tomar dólares que pesos a esas tasas, pero todo depende de la película que se espere. En Banco Nación (y tímidamente en otros bancos) hay alternativas interesantes de créditos a largo plazo para compra de maquinaria.
La macro está cambiando. Hay que tomar conciencia y sacar a las empresas del modo inercial en la toma de decisiones. Una parte del negocio de esta campaña se definirá en el grado de adaptación al nuevo escenario.
EN QUÉ ANDAN LAS EMPRESAS
Las lluvias han sacado temporalmente presión a la mayor preocupación de corto plazo que tenía la mayoría de las empresas. Y cuando eso sucede se pasa al siguiente casillero, que hoy es el precio de los granos y en el mediano plazo la eficiencia y la eficacia. Las lluvias en Sudamérica y otros factores que trataremos más abajo en este informe al describir el negocio agrícola, imprimen un efecto temporal bajista en el precio de los commodities. Esto hace que la renta de la mayoría de las empresas se encuentre en terreno neutro o negativo. A su vez, los avances económicos del gobierno nos enfrentan a un escenario que tendrá muy pocas variaciones (sin una devaluación y sin baja relevante de impuestos o retenciones), por lo menos hasta las próximas elecciones. Es decir, durante la presente campaña y el comienzo de la que viene.
Ante este panorama, comienza a ser determinante la eficiencia y la eficacia dentro de las empresas, porque al no haber posibilidades de “grandes sorpresas” que acomoden o enmascaren errores cometidos, estos dos parámetros determinarán la rentabilidad. Cambia el paradigma. La eficiencia es lograr el objetivo optimizando la mayor cantidad de recursos. Muchos son buenos produciendo, pero no vendiendo o comprando, o manejando su capital humano o su logística. Esto deberá evolucionar si se desea tener un negocio rentable en este nuevo paradigma. A su vez, la eficacia hace que las empresas logren los objetivos que se proponen. Y para ello deberán tomar ciertas decisiones en determinados momentos y no tendrán una segunda oportunidad. Como podría ser el no haber tomado parte del precio de la producción de trigo, cuando llegó a valores de 240 U$S/tn esta campaña.
Lo que viene por delante, por lo menos en la actual y el inicio de la campaña que viene, es este cambio, es un escenario de rentas más ajustadas, donde las decisiones de todo tipo serán importantes y la eficiencia en el uso de los recursos, no solo productivos, serán determinantes. Quizás vuelva a tener sentido analizar las compras en pre-campaña de insumos, los créditos largos para el cambio de maquinarias, el trabajar sobre los recursos humanos de la empresa, capacitarse para mejorar las ventas y las coberturas de precios, pensar en alianzas con otras empresas, o poner foco en la escala que se necesita para ser rentable.
Las reglas del juego cambiaron, y habrá que adaptarse al nuevo escenario.
NEGOCIO AGRÍCOLA
La victoria de Donald Trump sin dudas ha sido el evento más destacado con impacto en el mercado internacional. Sin haber asumido (lo hace el 20 de enero), el mercado comienza a leer lo siguiente: revalorización del dólar, aumento de la tasa de interés de la FED, posible aumento de aranceles en EEUU (ya hubo anuncios para México y Canadá) y el no fomento de biocombustibles. Todo lo anterior en un mercado donde los fundamentals son bajistas, en pleno mercado climático sudamericano. Si de algo podemos estar seguros es que el mercado internacional de granos aumentará su volatilidad, en un contexto de bajos precios y con esos fundamentals que, de mantenerse, tendrán efectos bajistas sobre los precios.
En el mercado local, y habiéndose cosechado el 40% de la superficie de trigo, siguen existiendo algunos “divorcios” o distorsiones con el plano internacional, algunos más fáciles de explicar que otros. Todas las cotizaciones locales de la posición cosecha de los principales granos están por encima de los precios de paridad. La posible eliminación del dólar blend, hoy de baja incidencia, y con los exportadores que están comprados por cifras superiores a las declaraciones de ventas al exterior, son factores que tendrán que resolverse en el mientras tanto. Esta combinación de factores locales hace que la venta en los momentos de cosecha tenga riesgo de bajas circunstanciales, salvo que en el mercado internacional se generen subas en las cotizaciones.
Por lo tanto la recomendación general sería tratar de salir de la necesidad de venta en momento de cosecha y tomar coberturas con opciones por porcentajes altos de la producción.
BUENAS NOTICIAS
El Gobierno presentará un proyecto de ley denominado “Mini Rigi” con beneficios para el campo https://tinyurl.com/2cajv8m6
Se reactiva el mercado inmobiliario rural https://tinyurl.com/23zr66xg
La venta de maquinaria se reactivó en el tercer trimestre https://tinyurl.com/24sprwqu
NEGOCIO GANADERO
La primavera llegó. Y llegó con lluvias. En muchas regiones el pasto “explotó”. Para aquellos que producen carne, a campo o a corral, siempre es una buena noticia. Una primavera pastosa permite una buena crianza de terneros al pie de la madre y da una expectativa de lograr buena preñez. Los que recrían terneros a campo logran ganancias de peso altas y con la opción de no tener que suplementar. Y para los que tienen corrales, pueden realizar buenas reservas o entregar forraje fresco en cantidad y calidad. Buenas noticias por este lado. El precio del maíz sigue sin subir, dando una relación aceptable respecto al precio de la carne. Y se suma a esto una leve suba de precios de la hacienda en pie. Con un novillo que pasó de unos 2000 $/kg a 2300 $/kg. Terneros de 2500 $/kg a 2800 $/kg. La vaca de 1600 $/kg a 1800 $/kg. O sea, subas de entre el 10% y el 15%, después de muchos meses con precios planchados. Y muchos analistas, y también operadores del mercado, opinan que en breve se daría otro salto de precios de un porcentaje similar. Repetimos que es más una recuperación que una suba en términos reales, considerando que si se descuenta la inflación el precio de hoy está cerca de un 25% menos que en diciembre de 2023, pero aliviaría bastante. Aunque en campos alquilados la cuenta cierra muy finita y esta realidad no puede sostenerse en el tiempo.
La industria frigorífica advierte que una suba mayor de precios los pondría en zona de quebranto en los negocios. Será el mercado de oferta y demanda el que defina. Una vaquillona preñada hoy está cerca de un millón de pesos, equivalente a unos 1000 dólares, que no se veía hace tiempo. Por supuesto que es un dólar “barato”, pero no deja de ser una señal. Los feedlots, que hoy tienen encerradas 1,9 millones de cabezas, mantienen abastecido el mercado y con un alto nivel de faena por parte de la industria. El consumo interno sostiene los 46 a 47 kilos/habitante/año, con un salario registrado que se va recuperando, pero sin gran capacidad de convalidar mucho aumento por ahora. Según datos del IPCVA, la carne vacuna aumentó casi un 150% en un año. Mientras que pollo y cerdo en el orden del 175%, ambos por debajo de la inflación. Entre las tres carnes, los argentinos en promedio comemos más de 100 kilos de proteína animal al año, valor que se da en pocos países.
La exportación ya representa más del 30% como destino de lo producido, con China aceptando pagar algo más. Brasil, el principal proveedor mundial, ha tenido aumentos de hasta el 50% en el precio de la carne, lo que fuerza a los compradores a acomodar su demanda. Algo se está moviendo en este negocio. Y su principal competidor y aliado, la agricultura, no muestra en nuestro país márgenes esperados muy atractivos. La pelea se empareja.
NEGOCIO LECHERO
En octubre el precio de la leche Siglea fue de 434 $/litro (6142 $/kilo de sólido), lo que representa un aumento de 2% en leche y del 3,5% en sólidos respecto al mes anterior. Y un 234% respecto a un año atrás. Por arriba del índice de inflación. Expresado en dólares, el litro vale 0,43 u$s, un valor históricamente alto (en parte por un dólar con atraso). Cabe aclarar que en algunos tambos el precio pagado por la industria fue mayor a los 450 $/litro, compensando con notas de crédito.
Las relaciones insumo/producto hoy siguen siendo favorables al negocio. La más emblemática es la que muestra que con un litro de leche se pueden comprar 2,4 kilos de maíz, cuando el valor de referencia es de 2. Y a nivel de costos, los arrendamientos, expresados en quintales de soja por hectárea (como habitualmente se valorizan), encuentran un precio bajo de la soja, bajando el costo relativo de la tierra para producir. La primavera lluviosa y pastosa, en muchas regiones, favorece al negocio productivo.
Sumado a estas variables positivas, hay menos leche. En el 2003 ya se había producido 2% menos de litros que en 2022, y en lo que va del 2024 se estima una caída del 8% respecto al año anterior. Esta caída fue muy marcada en los primeros meses del año (por sequía y por entorno macroeconómico), mientras que en el segundo semestre empezó a revertirse de a poco. La industria lo sabe y sabe que debe mantener precios lo más atractivos posibles porque la puja entre empresas por quedarse con la leche es fuerte. La foto del negocio es buena, pero no puede dejar de mencionarse que muchos tambos quedaron en el camino en los últimos dos años, como ocurre con cada crisis. El consumo interno se ubica en los 168 litros/habitante/año, un 10% menos que el año pasado.
La exportación sigue representando el destino del 25% de la leche producida, teniendo como destinos principales a Brasil, Argelia, Chile y China. Los precios internacionales de la leche en polvo están firmes y subiendo. En la primer licitación de octubre de 2024 del Global Dairy Trade, el precio de la leche en polvo entera fue de 3.500 u$s/tonelada, un aumento del 3% en comparación con la subasta anterior. Como siempre decimos, el tambo es un negocio de largo plazo y con altas barreras de entrada y salida. Por eso necesita cierta previsibilidad. Hay talento y hay vocación en Argentina para producir leche. Genera empleo y arraigo. Hay que dejar que se exprese con todo su potencial.
Primicias Rurales
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