Por Fernando García para Primicias Rurales

Buenos Aires, miércoles 4 diciembre (PR/24) — El fósforo en la Argentina es básicamente un nutriente muy deficiente en muchos suelos de nuestra región productora.

Básicamente, si se miran lo que son los mapas, los relevamientos de fertilidad que hizo INTA con fertilizar, casi el 60% de los suelos de la región pampeana argentina están en niveles deficientes. Es decir:  bajo el fósforo de suelo.

Y en el relevamiento más reciente que se hizo el año pasado en toda la región NEA y NOA también se encontró que casi un 40% creo de los suelos era deficiente en fósforo.

Entonces cuando hablamos sobre cuáles son los principales nutrientes deficientes en nuestro sistema de producción, especialmente de cultivos extensivos, estamos hablando como siempre de nitrógeno, en segundo lugar de fósforo obviamente, y el tercero que históricamente tenemos es azufre.

Hay otros nutrientes que están surgiendo también como deficitarios, como es el caso de zinc y boro.

Así que esos son en los que más centramos nuestra atención.

Pero más allá de este panorama general, lo de fósforo también es muy significativo porque fósforo es un nutriente que hay que aplicarlo con una fuente externa, pueden ser fertilizantes minerales, pueden ser abonos orgánicos, pero digamos no hay forma de captarlo del aire como en el caso del nitrógeno por ejemplo.

Entonces Argentina en este momento no tiene yacimientos comerciales de fósforo, las rocas fosfóricas que hay son en general de bajo grado, es decir de baja concentración de fósforo, por lo tanto es un nutriente que se importa. Lo cual es bastante estratégico porque teniendo suelos bajos en fósforo y siendo un nutriente que se importa, lo que tenemos que hacer es manejarlo de la forma o la manera más eficiente que podamos.

¿Qué quiere decir eso? Básicamente sacar la mayor cantidad de kilos de granos o de forraje por kilo de fósforo que hace en el suelo o kilo de fósforo que apliquemos. Y en ese aspecto nosotros nos centramos mucho en cuatro puntos que llamamos que son los cuatro requisitos de la fertilización: que es aplicar la fuente correcta, en este caso la fuente de fósforo correcta, la dosis correcta, en el momento correcto y en la localización correcta.

Esos son los cuatro requisitos: dosis, fuente, forma y momento.

Y en el caso de fósforo nuevamente, insistiendo con este nutriente, es clave para decidir la fuente, la forma, la dosis y el momento, el diagnóstico.

Es clave saber si estoy en un suelo que tiene altos o bajos niveles de fósforo y para eso el puntapié inicial siempre decimos que es el análisis de suelo. Se hace poco lamentablemente, porque actualmente se estima que más o menos entre un 20 o un 30, en algún caso el 35% de los lotes se muestran.

Es decir, en forma optimista, uno de cada tres lotes.

Entonces es muy bajo el nivel de muestreo, siempre insistimos en la necesidad fuerte que hay de hacer esos análisis de suelo para saber qué tiene mi suelo.

Una vez que yo sé el nivel de fósforo disponible, extractable que tiene mi suelo y cuando hablamos de niveles, acá en Argentina por el análisis que se usa, que es una metodología que se llama BRAY, por esa metodología sabemos que generalmente para el caso de soja, por ejemplo, que es el motivo que viene ahora, con estar arriba de 15 partes por millón estamos bien.

Incluso un poquito menos puede ser bien. Pero si estamos debajo de 12 partes  por millón, tenemos respuestas directas muy interesantes. ¿Muy interesantes por qué? Porque generalmente son respuestas que por kilo de fósforo que yo aplico, obtienen un retorno de dos a tres veces en términos económicos.

Entonces, por cada peso que yo invierto en esos suelos deficientes, lo que me va a suceder es que voy a obtener una ganancia de 3 a 1, 2 o 3 a 1. Entonces  es una tasa de retorno a la inversión interesante. Siempre insisto con esto, cuando tengo un análisis de suelo que me dice que estoy en suelos deficientes.

La recomendación es que en cada lote, y si hay ambientes dentro del lote, es decir, hay zonas distintas, en cada ambiente dentro del lote, se toma una muestra, se manda al laboratorio, con ese valor se interpreta valores bajos, valores altos, y a partir de ahí se decide la fertilización o no del cultivo.

Hay que destacar que fósforo es un nutriente que es más estable que nitrógeno o de menor movilidad que nitrógeno.

Entonces, lo que yo aplico este año, una buena parte del fósforo va a quedar disponible para el año que viene. Esto tiene dos ventajas. Una es que si estoy trabajando en lotes que yo soy el dueño, puedo aplicar fósforo cuando consiga buenos negocios, es decir, cuando el costo sea menor o cuando me convenga alguna relación de canje con grano, de manera tal de que yo puedo ir levantando los niveles de fósforo de mi suelo.

En eso hay (7:06) bastante información acá en Argentina, de INTA, de universidades, de CREA, de muchos lugares que (7:14) han generado información de cuánto fósforo tengo que aplicar, cuánto fertilizante tengo que aplicar (7:20) para levantar ese nivel en el suelo. Eso me permite, como te decía recién, aprovechar por ahí (7:27) relaciones de canje o relaciones de precios de fertilizante, precios del grano más favorables. (7:34) Entonces esos años aplico un poco más de fósforo que otros años.

Básicamente ahí se puede levantando el nivel de fósforo. Así como cayó por muchos años de cosechar y cosechar sin aplicar  fósforo, yo puedo ir recuperando eso aplicando un poco más de este nutriente que se lleva a los cultivos y de esa manera ir subiendo y mejorando los niveles de fósforo del suelo. Es una estrategia que podemos usar acá porque hay mucha y muy buena información, pero que también se usa en otros lugares del mundo.

No es nada súper novedoso. Nosotros decimos que hay un efecto residual de fósforo, entonces puedo acumular fósforo en el suelo y mejorar los niveles en el suelo. Se llama a veces eso también construir niveles de fósforo del suelo.

Así que básicamente eso es lo que vemos. Lamentablemente justo soja es un cultivo que es el que viene ahora, que es el que menos se muestrea y también el que menos se fertiliza, especialmente con fósforo. Es un cultivo que responde bien al fósforo.

Creo que las dosis promedio que se usan de nutrientes fósforo no son más de 5 o 6 kilos por hectárea y a los niveles de producción de soja que hay en Argentina, imagínate que si yo aplico 5 o 6, un cultivo de 3.000 kilos de soja se está llevando 12 o 14 kilos de fósforo. Entonces me llevo 12 y aplico 6 en promedio a nivel país, siempre tengo un balance de fósforo negativo en mi suelo. Es decir, cada día le saco más, le devuelvo menos, va bajando ese nivel de fósforo del suelo.

Entonces esa es la preocupación un poco que hay, la insistencia de que se haga el análisis de suelo y se fertilicen los lotes que son deficientes en el cultivo. Después hay varias opciones más alrededor de fósforo. Uno puede decir, bueno,  en vez de fertilizar soja, puedo fertilizar otros cultivos que estén dentro de la rotación y mejorar el nivel de fósforo del suelo porque tiene propiedad residual.

Sí, es una variante, pero lo más urgente es detectar esos lotes que son deficientes y cubrir esa deficiencia con una buena fertilización.

Creo que nos tenemos que concientizar más. Un poco la campaña de fósforo de FERTILIZAR está orientada a eso, a que tomemos en cuenta, porque viste que en nutrientes siempre hablamos mucho por ahí de nitrógeno, de urea, y por ahí al fósforo lo dejamos de costadito.

Buena cantidad de nitrógeno,  buen rendimiento, pero para que eso ocurra tienen que estar los cimientos de un buen cultivo, de un buen desarrollo de plantas, y esos cimientos los hace el fósforo.

El fósforo es el que permite que después captés el beneficio o aproveches el beneficio que te da una buena fertilización nitrogenada.

Por supuesto, todos van en conjunto, nunca podemos analizar uno solo. Ahora pusimos la lupa en fósforo, pero siempre hay que pensar en todos los nutrientes porque si nos olvidamos de uno y está en falta, no vamos a aprovechar la ventaja que tenemos de haber  aplicado otro.

Entonces eso es el concepto de nutrición balanceada, que miremos todos los  nutrientes, no nos quedemos solamente con uno.

Ahora el problema es concientizar.,

Hay mucha y muy buena información.

Hay también información acerca de en qué momento aplicarlo, dónde aplicarlo, que bueno, esos son detalles puntuales que por ahí hay que ver en cada lote, en cada ambiente, en cada cultivo en particular, en soja.

Hay varias opciones de aplicación del nutriente.

Lo más importante es que tomemos conciencia de la necesidad de considerar el fósforo dentro del esquema de producción.

 

Ingeniero Agrónomo Fernando O. García, Consultor en Fertilidad de Suelos y Nutrición de Cultivos y Profesor Libre de la Facultad de Ciencias Agrarias de Balcarce (UNMDP).

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