Después de 15 años de investigación, científicos del Conicet crearon una startup para comercializar un producto biológico que se adapta a cada cultivo para que puedan crecer en condiciones adversas de sequía, salinidad del suelo y calor intenso, y evitar así la deforestación.
Fuente: www.expoagro.com.ar
La preocupación por el avance de la deforestación a nivel mundial, como consecuencia de querer ganar áreas cultivables debido a la degradación de los suelos por el uso excesivo de químicos o malas prácticas, llevó hace quince años a la microbióloga Paula Vincent a comenzar una investigación que hoy se materializó como la primera solución basada en microbios bioentrenados para mejorar la calidad del suelo.
Desde Tucumán cuenta que todo comenzó en el Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO), perteneciente al Conicet y a la Universidad Nacional de Tucumán, con la curiosidad de saber qué pasaría si, junto a su equipo (entre los que se encontraban los microbiólogos Conrado Adler y Ricardo De Cristóbal), lograban aumentar la productividad del suelo en áreas marginales: “Quizás desalentábamos la deforestación y al mismo tiempo ayudábamos a los productores que estaban teniendo inconvenientes en cuanto a las sequías”, pensaba. Así fue como comenzaron con los estudios y los ensayos a campo, se hicieron tesis doctorales, publicaron papers y hasta inscribieron una patente. “Empezamos a estudiar microorganismos del suelo asociados a sus efectos positivos en las plantas y al ver los resultados surgió la idea de formar una empresa para hacer un producto”, cuenta la actual Directora de Operaciones de M4Life, la startup que desde 2022 lleva adelante junto a sus colegas del Conicet. Al poco tiempo se sumaron también Sandra Durman, como Directora de Innovación para aportar su experiencia en la formulación y desarrollo de productos biológicos, y Federico Wajnerman, CEO de la empresa, quien llegó para manejar las finanzas y el negocio.
Bioentrenamiento
Si bien existen muchos bioestimulantes en el mercado, el diferencial de los investigadores del Conicet fue desarrollar la primera solución basada en microbios bioentrenados, que consiste en aislar a los microorganismos de las raíces de plantas que crecen en ambientes altamente estresantes, para luego comenzar en el laboratorio un proceso de bioentrenamiento para mejorar la resistencia al estrés y la adaptación a los cultivos.
Al mismo tiempo, debido a que las bacterias -para poder vivir- necesitan de la raíz de esas plantas y las plantas necesitan a las bacterias, éstas “potencian muchísimo su capacidad de protegerlas en condiciones adversas y además producen ciertos metabolitos, que hemos identificado y estamos pronto a patentar, que protegen a las raíces de las plantas, ejerciendo un efecto benéfico para que puedan crecer en condiciones extremas de sequía, salinidad del suelo y calor intenso”, explica Vincent.
Si bien estas bacterias ya estaban adaptadas y tenían ciertos efectos PGPR sobre las plantas, los microorganismos se combinan en el laboratorio con una formulación diseñada para mejorar su vida útil y la supervivencia sobre las semillas. De esta forma, “las bacterias son expuestas a una serie de ciclos de adaptación para adecuarlas a cada uno de los cultivos en donde las queremos aplicar y, al mismo tiempo, son sometidas a una presión selectiva en condiciones de salinidad del suelo”, agrega la investigadora. Así, el proceso de bioentrenamiento finaliza con la formulación de la bacteria indicada para cada cultivo.
Del laboratorio al campo
Los resultados positivos de los ensayos a campo, que hoy ya suman más de cien validados por ensayistas privados, de universidades y empresas, incentivaron a los investigadores del Conicet a llevar su producto del laboratorio al agro. Así, a partir de 2025 estará disponible comercialmente para ser aplicado en cultivos como trigo, maíz, garbanzo, soja, arveja amarilla, cártamo, entre otros.
Este producto microbiológico se puede aplicar como tratamiento de semillas, las cuales sirven como portadoras para transportar los microbios bioentrenados al suelo. Esto contribuye a un mayor crecimiento de las plantas y a la restauración de la biodiversidad del suelo, haciéndolo más productivo. “El producto va a estar en una vejiga líquida, se aplica una mínima cantidad en el mismo momento en que se coloca el fungicida o el herbicida, por ejemplo. Lo interesante de esto es que el productor no tiene que cambiar en nada su proceso productivo”, explica Federico Wajnerman y afirma que “en un plazo entre 5 y 15 semanas el equipo puede adaptar la solución a casi cualquier cultivo”. A su vez, el productor puede ver los primeros resultados durante la primera campaña de aplicación.
Los fundadores de M4Life, que significa Microbes for Life (Microbios para la Vida), obtuvieron en sus inicios el apoyo de un inversor ángel para comenzar a desarrollar el producto. Luego consiguieron inversión del programa SF500 del gobierno de Santa Fe y del grupo Alpina de Colombia, uno de los más grandes en el rubro alimenticio. Además, durante este año participaron en diferentes concursos y propuestas, entre los que se destacan la Draper University en San Francisco donde fueron parte de los 10 mejores proyectos entre 120 empresas participantes, y recientemente estuvieron en el CREA LAB, el evento que destaca a las principales startups que están revolucionando el agro. Según cuenta Wajnerman, “la idea es comercializar el producto en Argentina pero tenemos también el interés de empresas en Estados Unidos, India, Centro América y Europa”.
Datos, no promesas
Con el bioentrenamiento los investigadores lograron una reproducibilidad de los compuestos biológicos, con resultados más estables y seguros. “En el caso de las leguminosas se evidenció un incremento en la nodulación y fijación de nitrógeno y de la cantidad de proteína de los granos”, comparte la microbióloga. Entre los datos se destacan los aumentos en rinde de: trigo (17%), girasol (10%) y arveja amarilla (11%). En el caso de la soja cultivada en condiciones no óptimas, los resultados mostraron un aumento del 28 % en el rendimiento y una mejora de más del 60% en la biomasa y la nodulación. “Esos resultados representan plantas más grandes y saludables, incluso en condiciones adversas”, comentan los especialistas y destacan la versatilidad del producto, ya que “no solo tiene resultados positivos en suelos degradados sino también en suelos óptimos”.
El objetivo es hacer “que los productos biológicos sean mucho más eficientes”, por ello el CEO de la agtech destaca que lo que genera mayor interés de esta solución innovadora entre los productores “es que hablamos con datos, no con promesas de lo que podría ser”.
Por Paola Papaleo