Roma, sábado 18 enero de 2025. En un contexto mundial caracterizado por los efectos del cambio climático, los conflictos y la incertidumbre económica, Álvaro Lario, Presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), ha instado a los líderes mundiales y empresariales a “invertir en las zonas rurales para hacer frente a la pobreza, el hambre y las desigualdades en aras de la estabilidad mundial”. Con su vista puesta en el Foro Económico Mundial anual de Davos, que comienza el lunes y al que asistirá, hace hincapié en los 3 000 millones de personas que viven en el medio rural, donde el hambre y la pobreza están más arraigadas, y dependen de las economías rurales.
“La migración forzada, la inflación alimentaria y la aceleración del cambio climático son señales de alarma en un mundo fragmentado, que amenaza seriamente la estabilidad y la seguridad alimentaria”, advirtió Lario. “Todos estos retos se pueden abordar con inversiones en zonas rurales que proporcionen empleos dignos para los jóvenes, que estabilicen el suministro global de alimentos y ayuden a los pequeños productores a adaptarse al cambio climático. Por eso pido a los líderes presentes en Davos y, en particular, a los Gobiernos, los inversores privados, y las entidades del ámbito de la innovación, que inviertan fondos, conocimientos técnicos y tecnologías en busca de una mayor prosperidad compartida, que nos beneficie a todos”.
Según las estimaciones, cuando se trata de reducir la pobreza, las inversiones en agricultura son entre dos y tres veces más eficaces que las que se realizan en otros sectores. El aumento de la demanda de alimentos variados impulsado por el crecimiento demográfico mundial y el cambio de los hábitos de consumo a una alimentación más variada y sofisticada en los países en desarrollo brindan inmensas oportunidades a los pequeños agricultores, las pequeñas empresas agroalimentarias y las poblaciones rurales.
©IFAD/Gabreez
Sin embargo, pese a los beneficios que pueden reportar para la seguridad alimentaria, el crecimiento y la estabilidad, las inversiones en agricultura y desarrollo rural han estado descuidadas a lo largo de los años. La asistencia oficial para el desarrollo (AOD) destinada al sector agropecuario se ha estancado en apenas el 4-6% del volumen total de la AOD, lo que dista de responder al aumento de las necesidades, sobre todo teniendo en cuenta que el cambio climático exige la adaptación urgente de los productores.
Los pequeños productores, que generan un tercio de los alimentos que se consumen en el mundo, en la actualidad reciben solo 5 000 millones de dólares al año en financiación para el clima ―menos del 1 % del total mundial―, aunque se calcula que sus necesidades ascienden a 75 000 millones de dólares anuales.
“En el FIDA estamos movilizando asociaciones con empresas, Gobiernos y entidades del ámbito de la innovación para plantear nuevos modelos de crecimiento en favor de la población pobre del medio rural. No obstante, todos debemos trabajar juntos, puesto que nadie es capaz de resolver los retos mundiales por sí solo”, subrayó Lario. “Tenemos que aprovechar la era de la inteligencia, asegurándonos de que las nuevas tecnologías se están desarrollando son accesibles a todos, en especial a los más pobres del mundo. Dejarlos quedar atrás compromete el desarrollo global e incrementa el riesgo de hambre y conflicto en todas partes”.
El FIDA está desarrollando soluciones para atraer las inversiones y la participación del sector privado en el desarrollo rural y la agricultura. Cabe destacar que es el primer organismo especializado de las Naciones Unidas, aparte del Banco Mundial, en recibir una calificación crediticia y emitir bonos sostenibles. En este tiempo, el FIDA ha recaudado más de 720 millones de dólares de fondos mundiales de pensiones o compañías de seguros de vida en beneficio de las personas más pobres del mundo.
El FIDA también está estudiando formas de poner a disposición de los pequeños productores y las poblaciones rurales tecnologías digitales, como la inteligencia artificial, los monederos electrónicos, los drones o la tecnología de cadenas de bloques, a través de servicios e instrumentos debidamente adaptados. Por ejemplo, por conducto de la Alianza Moonshots for Development, el FIDA brinda apoyo a una pequeña empresa emergente en Kenya que presta servicios esenciales basados en inteligencia artificial para alertar a los agricultores de infestaciones y ofrecerles asesoramiento para afrontarlas.
Actualmente cerca de 700 millones de personas en todo el mundo viven en condiciones de pobreza extrema, con menos de 2,15 dólares diarios por persona, y tres cuartas partes de la población más pobre del mundo reside actualmente en el medio rural de los países en desarrollo. La inflación alimentaria se ha convertido en un problema acuciante para la mayoría de los países en desarrollo. Unos 735 millones de personas pasan hambre y más de 3 000 millones no pueden permitirse una alimentación saludable. Alrededor de 1 700 millones de personas ―el 20 % de la población mundial― siguen viviendo en economías con grandes desigualdades.
La experiencia de más de 45 años del FIDA demuestra que las inversiones en la agricultura y las economías rurales pueden cambiar la vida de las personas. Entre 2019 y 2021, las inversiones del FIDA mejoraron los ingresos de 77 millones de personas y la seguridad alimentaria de otros 57 millones.
Primicias Rurales
Fuente: FIDA