Buenos Aires, lunes 10 marzo (PR/25) — De acuerdo con el último informe emitido por INDEC, en el mes de diciembre de 2024 la actividad económica general manifestó un nuevo repunte, de 0,5% en la medición desestacionalizada, y suma ocho meses con registros favorables. La variación interanual alcanzó el 5,5% respecto a diciembre 2023, periodo en el que la economía ya llevaba al menos cuatro meses en recesión.
Con el registro de diciembre además se puede confirmar un crecimiento de 1,3% en el cuarto trimestre (en medición desestacionalizada), mucho más modesto que la suba de 4,1% manifestada en el tercer trimestre, cuando la recuperación se hizo más vigorosa (especialmente en el mes de julio).
Dos velocidades: Sectores líderes y rezagados en la recuperación Argentina
Resulta oportuno destacar que10, punto de comparación clave para evaluar la política económica del gobierno nacional. Además, de diez sectores seleccionados, siete están en terreno positivo.
Por su parte, los tres sectores que aún se encuentran por debajo de ese periodo de referencia son industria, electricidad, agua y gas, y construcción. En el caso de la construcción, que es el sector más rezagado, se manifiesta una ligera mejora paulatina mes a mes, pese a seguir 12% por debajo del nivel de actividad de noviembre 2023.
Entre los sectores que se encuentran en un nivel de recuperación intermedio es importante señalar que el caso de hoteles y restaurantes es el segundo sector que mayor impacto recesivo había experimentado en los primeros meses del nuevo gobierno. A diferencia del resto de actividades, que tuvieron mejoras paulatinas en el año, la actividad turística se recuperó mes a mes hasta comenzado el tercer trimestre, para luego comenzar a decaer en la última parte del año, fruto de los problemas de competitividad.
En suma, el nivel de recuperación de la actividad económica promedio se ubica en el 3% respecto de noviembre 2023, medido a través de registros mensuales sin estacionalidad.
El giro inesperado: la economía argentina desafió los pronósticos
Como ha sido descripto, el nivel de recuperación aún resulta algo heterogéneo y con sectores rezagados, pero indudablemente ha resultado mejor de lo que se podía esperar, y ese es un hecho en sí mismo que resulta relevante para la economía.
En este sentido, el conjunto de pronósticos que se incluyen en el Relevamiento de Expectativas del Mercado que realiza el BCRA evidenció una gran divergencia durante gran parte del año pasado respecto de la evolución que finalmente tuvo el nivel de actividad (analizado ex post).
Mientras que durante la primera parte del 2024 los pronósticos empeoraron entre enero (-3%) y mayo (-3,8%), entre junio y septiembre se mantuvieron estables en torno a 3,7%/3,8%, reflejando la fuerte incertidumbre acerca de los tiempos y el vigor de la recuperación. Incluso el gobierno nacional en septiembre del año pasado consideraba como escenario base una merma de 3,8% en el marco de la remisión del proyecto de ley de presupuesto 2025. Entre los hitos que ayudaron a la recuperación de la economía fueron los sólidos resultados en materia de estabilización de precios, el afianzamiento de la estrategia fiscal y monetaria, los avances en materia desregulatoria y sumado a la recuperación de salarios (tuvieron una suba muy importante especialmente medidos en dólares).
Así las cosas, la recesión del año 2024 fue de 1,8% (promedio del año), con lo cual terminó siendo mucho menos severa de lo que se esperaba y eso también resulta un factor que influye sobre las expectativas a futuro, al punto que los últimos tres meses además también mejoraron los pronósticos de crecimiento para el 2025.
Recesión 2024: Análisis histórico y desafíos futuros
Puesto en contexto histórico, la recesión de 2024, que fue alimentada inicialmente por la fuerte devaluación del peso, fuerte ajuste fiscal y monetario, resultó ligeramente más severa que la de 2023, que había incluido altas dosis de expansión fiscal y monetaria y fuerte atraso cambiario.
Además, la recesión del último año resultó menos severa que la del primer año de la gestión de Cambiemos, que también inició con un fuerte sinceramiento cambiario; y que la del 2014, año que también incluyó una importante devaluación a poco de comenzar.
Aún con estos méritos, resta saber si las reformas necesarias para sostener el crecimiento podrán ser llevadas adelante, y si la pérdida de competitividad cambiaria podrá ser compensada con otras medidas. Solo de esta manera será posible aminorar los ciclos y evitar la tendencia al estancamiento económico que caracterizó a la economía argentina la última década y media.

Por Marcos Cohen Arazi
Fuente: Novedades Económicas. Fundación Mediterránea
Primicias Rurales