Por Marcos Cohen Arazi
Responsable de la sección Productiva de la revista Novedades Económicas de la Fundación Mediterránea
Buenos Aires, martes 8 abril (PR/25) — De acuerdo con el último informe emitido por INDEC, en el mes de enero la actividad económica general manifestó un nuevo repunte, en este caso de 0,6% en la medición desestacionalizada y ya suma 9 meses con registros favorables.
En la comparación interanual el indicador oficial reflejó una suba de 6,5%. Por otra parte, si se compara el nivel de actividad de enero pasado con el que presentaba la economía antes de que asumiera el actual gobierno, se puede verificar que creció 4%, marcando una recuperación notable si se tiene en cuenta el importante shock de políticas económicas aplicado.
Resulta oportuno destacar que los tres sectores que lideran el crecimiento siguen siendo agro, sector financiero y minería, aunque comienza a haber cambios de ordenamiento respecto al mes previo y aparecen otros protagonistas, como la actividad comercial y transporte y telecomunicaciones. La actividad hotelero-gastronómica sufrió una fuerte merma y ahora se ubica entre los sectores rezagados.
De los principales 10 sectores económicos, 7 están en terreno positivo al mes de enero en la comparación con el mes de noviembre de 2023, hecho que se sostiene igual que como había ocurrido en el mes previo. Asimismo, en la evolución mensual 8 de los 10 sectores manifestaron crecimiento o cambio casi neutro en las mediciones sin estacionalidad (Gráfico 1).
Hay algunos movimientos singulares que merecen menciones aparte. Tanto la actividad de electricidad, agua y gas como la de intermediación financiera son las que más crecieron en enero (sin estacionalidad), ya que incrementaron su actividad en 7% y 5%, respectivamente. Por su parte, tanto comercio, industria, minería, transporte y comunicaciones, crecieron moderadamente, entre 0,3% y 1,4%. En el caso de la minería, si bien no destaca por su crecimiento durante enero, es el sector estrella dado que casi no tuvo retrocesos en el último año, y manifiesta crecimiento paulatino y rápido (crece 8% interanual y la base de comparación no es baja).
Por su parte, solo dos actividades mostraron retrocesos en las mediciones mensuales. Por un lado, la actividad agrícola tuvo una leve contracción, del orden de 1,4%, aunque de todos modos se ubica entre los sectores de mayor crecimiento acumulado por lo experimentado en meses previos.
Por otra parte, el sector de hoteles y restaurantes disminuyó drásticamente su nivel de actividad durante el primer mes del año, en un contexto de fuertes incentivos para que la población local vacacione en otros países, por los problemas de competitividad que se vienen señalando en informes previos. La actividad turística se contrajo alrededor de 20% en el mes de enero, lo cual constituye el mayor retroceso mensual verificado desde la pandemia de COVID. Por ello, ahora se encuentra 4% por debajo del nivel de actividad de noviembre de 2023 y se ubica en el lote de sectores rezagados.
Entre los sectores rezagados, en primer lugar, se destaca la construcción que está 12% por debajo del nivel de noviembre 2023, y que tiene un crecimiento muy acotado y en los últimos 6 meses crece a la mitad que el promedio de la economía.
Luego se destaca el caso de hoteles y restaurantes, que había tenido un buen desempeño en el segundo semestre, hasta desplomarse con el comienzo del verano, como fue mencionado.
Finalmente, el otro sector (ligeramente) rezagado es la industria manufacturera, que se recuperó fuertemente en julio y luego mantuvo el nivel de actividad alternando meses de leve aumento con leve contracción hasta la fecha, y hoy se ubica apenas 0,5% por debajo del nivel de actividad de noviembre 2023.
Con una parte importante de la actividad económica recuperando nivel de actividad luego de pasar un contexto recesivo general, es interesante analizar los desafíos a futuro para que la actividad económica siga creciendo y lo haga de manera sostenida a mediano y largo plazo. El caso de los sectores rezagados ameritaría análisis específicos, ya que podrían encontrar limitaciones para recuperarse a corto plazo.
Un primer factor que es oportuno destacar es que el mal desempeño macroeconómico de las últimas décadas, en especial desde 2011 en adelante, marcó una fuerte contracción en el sector empresarial formal de Argentina.
Por otra parte, los importantes costos de contratación de mano de obra, la alta litigiosidad y los elevados costos de desvinculación (a veces imposibles de predecir a ciencia cierta), son factores que limitaron el desarrollo de empresas con empleados formales, por ello se anotan la reforma laboral y la impositiva entre los principales desafíos pendientes.
La volatilidad de la macroeconomía hizo más difícil cualquier cálculo económico ligado a inversión productiva, a inversiones reales; en ese sentido la estabilidad de reglas de juego y acuerdos básicos para el funcionamiento de la economía resultan fundamentales y todavía están pendientes de consolidarse.
En ese marco, es interesante analizar qué ocurrió con la cantidad de empresas en el país. Argentina pasó primero por una etapa de estancamiento en torno a las 567 mil empresas entre 2010 y 2017. No incrementar la cantidad de empresas en 7 años ya era un hecho preocupante. Sin embargo, la excesiva volatilidad macro y el agregado de la pandemia hicieron estragos en el sector empresarial, extinguiendo cerca de 50 mil empresas entre 2017 y 2021. A los factores estructurales que mencionados, se añadieron 3 años recesivos seguidos.
La recuperación que se verificó en 2022 y 2023 resultó muy moderada y en 2024 se volvió a achicar la cantidad de empresas. En suma, la cantidad de empresas en 2024 fue 7% menor que en el periodo de estancamiento citado 2010-2017 (38 mil empresas menos).
En Argentina existen alrededor de 11 empresas empleadoras cada mil habitantes, guarismo que se ubica en mínimos históricos. Ello refleja no sólo el impacto de las políticas recientes, sino la acumulación de décadas de excesivas regulaciones, aumento de presión impositiva, altísima inflación y diversas distorsiones de precios relativos, volatilidad cambiaria y fuertes distorsiones en el mercado de cambios (determinante para las actividades de exportación o vinculadas con inversiones extranjeras), y, en suma, un contexto macro inadecuado para el funcionamiento de las actividades económicas.
Estos indicadores ponen de relieve la necesidad de operar en forma urgente en la dirección de las reformas necesarias para impulsar y sostener el crecimiento económico más allá del rebote luego de un año recesivo, facilitando en todo lo que sea posible el funcionamiento de las actividades económicas, con desregulación, reducción y simplificación de impuestos, reforma laboral, pero también evitando las crisis recurrentes, lo que requiere sostener el ordenamiento fiscal y monetario iniciado en 2024 y alcanzar una adecuación del régimen cambiario que aún está pendiente y sobre la que no hay certezas todavía.
Primicias Rurales
Fuente: Revista Novedades Económicas