Por: María Alejandra Marino; Germán Berone; Pablo Cicore y Pedro Errecart

  1. FCA-UNMDP; 2- EEA INTA Balcarce

Buenos Aires, martes 4 febrero (PR/25) — Los efectos positivos de la fertilización son conocidos, pero el desafío actual es manejar eficientemente la nutrición de los recursos forrajeros. La fertilización convenientemente planificada, impacta positivamente en la productividad, en el resultado económico y en la sustentabilidad de las empresas ganaderas.

En actividades ganaderas (carne o leche) la alimentación es uno de los componentes de mayor impacto en el resultado productivo. Sin limitantes hídricas severas, en la Pampa Húmeda es factible lograr alta producción de “pasto de calidad” durante buena parte del año. Por esto la ganadería pastoril permite disminuir los costos de producción a la vez que aumenta el secuestro de carbono, reduciendo el impacto ambiental de la ganadería.

Sin limitantes hídricas ni nutricionales, en lotes de mayor aptitud (suelos profundos, sin limitaciones) pasturas bien manejadas pueden producir 12.000 a 15.000 kg MS/ha. Mayores producciones se logran cuando se incluyen especies como alfalfa. Con verdeos de invierno podrían obtenerse de 6.000 a 8.000 kg MS/ha por año. En ambientes con limitantes (como pueden ser lotes bajos con agropiro) se podrían producir 9.000 a 12.000 kg MS/ha al año.

Sin embargo, la producción de pasto suele ser sustancialmente inferior a la esperada (50% inferior o menos). En gran medida, esto puede atribuirse a desajustes en el manejo (sub o sobrepastoreo) y una insuficiente disponibilidad natural de nutrientes para abastecer la demanda de las plantas. En campos ganaderos, deficiencias de fósforo (P) y de nitrógeno (N) disminuyen la producción, la calidad del forraje, la persistencia de las pasturas y el aporte de materia orgánica al suelo (secuestro de carbono).

Uno de los desafíos actuales es manejar de manera eficiente la fertilización para atenuar deficiencias nutricionales en especies forrajeras e incrementar la producción ganadera de manera sustentable. Para lograrlo, además de corregir desbalances nutricionales, es imprescindible cosechar adecuadamente el pasto producido.

Se presentará información referida a las respuestas esperadas a la aplicación de nutrientes en ambientes ganaderos de la Pampa húmeda, se tratarán además estrategias de fertilización y respuestas esperadas en planteos productivos.

¿Qué factores tener en cuenta para fertilizar pasturas y verdeos?

En nuestro país la aplicación de fertilizantes en pasturas y verdeos suele definirse considerando sobre todo el valor del fertilizante, sin considerar la situación productiva. Esto determina aplicaciones insuficientes o desbalanceadas. Un esquema simplificado de toma de decisiones de fertilización en recursos forrajeros se muestra en la Figura 1. En primer lugar, se debe definir la demanda de pasto del rodeo. Si la producción de pasto que se obtiene en condiciones naturales (sin agregado de fertilizantes) es menor a la esperada para las condiciones de clima y suelo, e insuficiente para cubrir la demanda de los animales, sería recomendable considerar la aplicación de nutrientes.

Figura 1: Esquema simplificado de toma de decisiones para establecer la necesidad de fertilización. FBN: Fijación biológica de nitrógeno

Si se establece que es necesario fertilizar, para determinar la cantidad de fertilizante requerida en cada lote es necesario realizar un balance entre la demanda (según especies, cultivares, tasas de crecimiento, etc.) y la oferta de nutrientes (desde el suelo, deyecciones de los animales en pastoreo, aporte de N que realizan las leguminosas, etc.).

La condición hídrica en el suelo, y el clima previo y durante el período de crecimiento afectan la respuesta que se puede esperar de la aplicación de nutrientes y por lo tanto la estrategia de fertilización.

1- Definir la demanda de nutrientes

La producción de pasto y la respuesta al agregado de nutrientes varía según las especies forrajeras, su manejo, la época del año y las condiciones ambientales de cada sitio (suelo y clima). En la región pampeana, se manifiestan altas tasas de crecimiento en primavera (en pasturas base gramíneas) o primavera-verano (en pasturas base alfalfa) y en otoño, por lo que en esas épocas se incrementa considerablemente la demanda de nutrientes de las plantas.

Es preciso remarcar: a mayor producción de forraje, mayor requerimiento de nutrientes. En la Tabla 1 se muestra el requerimiento de nutrientes por tonelada de MS de pasto producido para especies forrajeras templadas.

Tabla 1: Requerimiento de nutrientes por tonelada de pasto (materia seca) producido.

2- Conocer el aporte de nutrientes en cada ambiente

El suelo aporta nutrientes a las plantas y su disponibilidad depende de procesos físico-químico-biológicos complejos. En condiciones naturales el abastecimiento de nutrientes suele ser limitante para satisfacer los requerimientos de una alta producción de pasto. Por esto, si bien es importante saber la historia del lote y las fertilizaciones previas, para determinar la oferta de nutrientes es necesario efectuar un diagnóstico.

El análisis de suelo brinda información de su aptitud (pH, textura, etc.) y de la oferta potencial de nutrientes (nivel de P disponible, contenido de materia orgánica, etc.). El análisis de plantas en estadios tempranos de crecimiento permite determinar su estado nutricional. Mediciones indirectas (como contenido de clorofila en hojas, sensores remotos e imágenes satelitales) pueden complementar el diagnóstico.

Para las condiciones de la región, recursos forrajeros de alta producción como la alfalfa pueden estar limitados básicamente en el suministro de P. En pasturas basadas en gramíneas la deficiencia de N es generalizada. El S puede limitar la producción de forraje en suelos de textura gruesa – como en la Pampa Arenosa – con bajo o moderado contenido de materia orgánica (< 3% M.O.) o historia agrícola prolongada.

La modalidad de utilización del pasto afecta la dinámica de los nutrientes. Los animales en pastoreo retienen entre un 5% (ganado para carne) y un 25 % (ganado para leche) de los nutrientes que contienen las dietas, es decir que la mayor parte de los nutrientes consumidos retornan al lote vía deyecciones de los animales. En cambio, cuando la cosecha es mecánica (corte) el retorno es mínimo, con lo cual la extracción, la necesidad de reposición y la respuesta a la aplicación de nutrientes es mayor que bajo pastoreo.

Consideraciones generales sobre las principales forrajeras templadas en la región pampeana:

Alfalfa pura y mezclas base alfalfa

Las leguminosas suelen ser dependientes principalmente del suministro de P que aporta el suelo, y con menor frecuencia de otros nutrientes. Estas plantas, convenientemente inoculadas, pueden aprovechar la FBN que les permite – si no tienen otras limitaciones agronómicas – abastecerse adecuadamente de N.

 

“En pasturas de alfalfa de alta producción, niveles de P (Bray) en suelo inferiores a 18 ppm son considerados limitantes”

Si la disponibilidad de P es menor a dicho valor, para cubrir la demanda anual de P de una pastura puede definirse una estrategia de fertilización en base a un “criterio de suficiencia”. A modo de ejemplo, en la Tabla 2 se muestran valores orientativos. En el caso de que se busque aumentar la disponibilidad de P en el suelo (“criterio de construcción y mantenimiento”), además del fertilizante necesario para abastecer el crecimiento anual esperado, debería agregarse más fertilizante fosforado para que el mismo se vaya incorporando al complejo de P del suelo. Cabe aclarar que, por su escasa movilidad en el suelo, la eficiencia de uso del P es mayor con aplicaciones incorporadas en la siembra, pero re fertilizaciones en pasturas implantadas pueden efectuarse al voleo.

Tabla 2. Ejemplo de recomendación para fertilización fosfatada (Superfosfato triple, kg/ha) a la siembra en alfalfa según rendimiento esperado.

En relación a otros nutrientes, para pasturas de alfalfa en el centro-este de Santa Fé se informan efectos positivos (hasta 60 % superior al tratamiento sin fertilización) para la aplicación combinada de P más S.

Pasturas basadas en gramíneas perennes: festuca, agropiro

Para pasturas base gramíneas, además de P se debe abastecer el requerimiento de N. En pasturas mezclas con leguminosas, si bien parte del N fijado simbióticamente por las leguminosas puede ser aprovechado por las gramíneas, generalmente resulta insuficiente para cubrir la demanda de estas últimas, particularmente cuando la leguminosa no es el principal componente de la pastura (menos del 30% de leguminosas).

Orientativamente, 150 y 250 kg urea/ha podrían satisfacer el requerimiento de gramíneas templadas que producen 4000 y 6000 kg MS/ha en otoño y en primavera, respectivamente. Vale destacar que una buena nutrición nitrogenada no sólo permite expresar tasas de crecimiento sin limitaciones sino también “anticipar” la oferta de forraje en 20 – 30 días respecto a pasturas que crecen con deficiencias nutricionales. Esta diferencia es fundamental sobre todo a la salida del invierno, cuando la escasez de pasto afecta los sistemas productivos.

Respuestas e impactos de la fertilización en la producción ganadera

Como se mencionó, la respuesta a la fertilización varía según las condiciones ambientales. Deficiencias hídricas (como las que se registran actualmente) o excesos (lluvias intensas o anegamientos) perjudican el crecimiento de las plantas y la acción de los fertilizantes.

Es por ello, que además de tener en cuenta la demanda de nutrientes, manejar información de la humedad en el perfil de suelo y de pronósticos climáticos contribuye a definir el momento de fertilización más conveniente y lograr mayor eficiencia en el agregado de nutrientes. Esto es vital al fertilizar con N, un nutriente altamente móvil e inestable en el suelo.

Para analizar el impacto de la fertilización, es fundamental considerar que las tasas de crecimiento de pasturas sin deficiencias nutricionales duplican o triplican a aquellas que manifiestan deficiencias. En la Tabla 3 se muestran tasas de crecimiento en gramíneas perennes con y sin deficiencias de N.

Tabla 3: Tasas de crecimiento (kg MS/ha/día) en pasturas de festuca y agropiro con y sin agregado de N.

Como se dijo, para aprovechar el beneficio del agregado de nutrientes, el incremento en el crecimiento del pasto debe ser utilizado. Esto puede efectuarse aumentando la carga animal según el consumo diario de los animales (Tabla 4). Suele suceder que el crecimiento de pasto exceda el consumo animal, entonces debe ser aprovechado para confeccionar reservas forrajeras.

La fertilización debe convertirse en una inversión para aumentar la oferta de pasto en la época fría, cargar el campo en invierno y más tarde comer la elevada cantidad de pasto disponible en primavera, que en general excede la demanda de los animales.

Tabla 4: Consumo de pasto (kg MS/día) según categoría de hacienda.

El costo de mantener la carga animal cuando la oferta de pasto es insuficiente (por ejemplo, en invierno o en verano) suele ser alto y se debe optar por ofrecer pasto producido con fertilización o suplementar. La primera alternativa sería menos dependiente de mano de obra e infraestructura que la segunda.

En el Tabla 5 se muestran las respuestas al agregado de nutrientes en pasturas perennes base gramíneas. Para el caso del P, en suelos con baja disponibilidad (< 10 ppm P Bray) y considerando el efecto residual del P aplicado en dos o tres años posteriores a su aplicación, las respuestas a la fertilización fosfatada pueden representar 10 a 13 kg de carne/kg de P o 150 a 200 Lt de leche/kg de P. En alfalfas de alta producción las respuestas al agregado de P pueden ser mayores.

Por su parte, para cuantificar las respuestas a la fertilización nitrogenada se distingue la aplicación en otoño o a la salida del invierno. Sin deficiencias hídricas ni de otros nutrientes, en pasturas base gramíneas la fertilización nitrogenada puede ofrecer 1 a 2 kg carne/kg de N aplicado o 15 a 30 Lt leche/kg de N aplicado. La conveniencia de aplicar N en otoño y/o a fin de invierno dependerá del presupuesto forrajero de cada empresa y de las condiciones climáticas imperantes.

Tabla 5: Respuestas esperadas en kg de pasto (MS), kg de carne y lt de leche por kilo de nutriente aplicado y relaciones insumo / producto. Precios y costos: INML 1,7 US$/kg, leche: 0,35 US$/lt; SPT: 990 US$/tn; Urea: 850 US$/tn. Fuente: Márgenes Agropecuarios Oct/22.  Urea: 0,46 kg N/kg fert.; SPT: 0,2 kg P/kg fert.

Finalmente, como se puede observar en el Tabla 5, aún con relaciones insumo/producto para carne o leche por kg de nutriente mucho menos favorables que en años anteriores, manejos controlados que logren cosechar eficientemente el pasto producido (12 a 15 kg pasto/kg carne o 1 kg pasto/litro de leche) permitirían aprovechar los beneficios de la fertilización. Contrariamente, fertilizaciones inadecuadas (cuando su aplicación no es necesaria, bajo condiciones climáticas desfavorables, fuentes de nutrientes no apropiadas, etc.) o desajustes en la cosecha del pasto producido (baja eficiencia de conversión kg pasto/kg de carne o kg pasto/kg leche) impiden aprovechar las ventajas de la práctica.

Consideraciones finales

Un plan de fertilización basado en información del sistema productivo (presupuesto forrajero, diagnóstico nutricional, datos de suelo y clima, etc.) en paralelo con la aplicación de buenas prácticas de manejo del pasto permitirían aumentar la productividad en los sistemas ganaderos pampeanos. En el contexto actual (aún con relaciones insumo/producto ajustadas) la fertilización es una herramienta útil para aumentar la carga animal de manera rentable y sustentable.

Nota: Se agradece la información aportada por Fertilizar (Ings. Agrs. María Fernanda Gonzalez San Juan y Nicolás Rouillet).

Primicias Rurales

Fuente: Horizonte A