Buenos Aires, 6 febrero (Especial de NA, por Matilde Fierro) —
La reciente estimación de la Bolsa de Cereales porteña apunta a
una cosecha de soja de la campaña 2016-2017 de 53,5 millones de
toneladas, 2,5 millones menos que en el ciclo anterior, por las
contingencias climáticas, el desvío hacia otros cultivos y una
menor superficie sembrada.
La mirada del Gobierno está puesta en las divisas que podrían
ingresar por el 30 por ciento de las retenciones, ya que la soja
es el único grano que tributa derechos de exportación.
El año pasado, la Bolsa, siempre a través del Panorama
Agrícola Semanal (PAS), declaró finalizada la cosecha, por
episodios húmedos que impedían su conclusión, recién el 18 de
agosto de 2016, con 56 millones de toneladas producidas.
Mientras que este jueves, el PAS dio por terminada la siembra
de soja y consideró que se sembraron 19,2 millones de hectáreas
contra 20,1 millones del ciclo anterior 2015-2016.
Por lo tanto no se habla ni de una siembra, ni de una cosecha
récord de soja y también los tópicos se reflejan en los precios.
La especialista Sofía Corina de la Bolsa de Comercio de
Rosario (BCR) analizó que "con la prima climática a flor de piel,
la volatilidad de la soja tanto en Chicago como en la plaza local
fue preponderante en el mes de enero último".
"Excesos de lluvias primero, días de radiante sol después, en
medio de un contexto geopolítico tirante, produjeron vaivenes del
orden de los 500 pesos en pocos días en nuestro recinto", indicó
Corina de la BCR.
Después del vuelo climático de los 4.600 pesos la tonelada en
el Mercado Físico, la soja busca pista de aterrizaje para
ingresar al nuevo ciclo comercial, dijo.
"Durante los últimos días, la tonelada de soja fluctuó entre
los 4.200 a 4.300 pesos la tonelada frenando el dinamismo
comercial de los primeros 15 días de enero", manifestó.
Formalmente el primer lote de soja cosechado de la actual
campaña ya ingresó a la BCR y provino de Potrero Norte, Formosa,
y cuando en abril sea subastado, la entidad comenzará el período
comercializador de soja 2016-2017 formalmente.
Mientras tanto, Coninagro, que agrupa a las cooperativas
rurales del país se lanzó a visitar las zonas afectadas por las
inundaciones primero y por incendios después.
La economista Silvina Campos Carlés produjo un interesante
informe sobre las inundaciones, porque mucho se habla y dice: que
son 600.000 hectáreas que quedaron sin sembrar y casi 1 millón
sin cosechar, pero la verdad surgirá con el tiempo, cuando
amaine, si ocurre.
Mientras tanto, Coninagro contabilizó que las inundaciones
afectan el centro-sur de Santa Fe y zonas del norte y oeste de
Buenos Aires y Córdoba.
Fueron cuatro temporales que se desataron desde el 16 de
diciembre de 2016 en Buenos Aires, sur de Córdoba y Santa Fe y NO
de Entre Ríos hasta el 15 de enero de 2017.
El 25 de diciembre de 2016 la furia del agua cayó sobre las
localidades bonaerenses de Pergamino y Ramallo y en Córdoba
mientras que el 1 de enero de 2017, las precipitaciones
desbordaron el sur y el centro de Santa Fe.
Al fin el 15 de enero último, bajó abundante lluvia sobre
Santa Fe, Entre Ríos y el norte de Buenos Aires.
Campos Carlés consideró que la provincia más afectada es Santa
Fe con entre 500 y 600 personas evacuadas, en una contingencia
que llegó a 70 localidades y 18 departamentos provinciales.
Calculó que cuatro millones de hectáreas santafesinas están en
serios problemas de las cuales, 1,5 millones de hectáreas se
encuentran en forma crítica lo que significa el 25% de la
superficie productiva de la provincia: soja, maíz y girasol.
En lo que hace a lechería, en la cuenca santafesina hay 1.350
tambos, 150.000 vacas, 1.800.000 litros de leche se pierden por
día y 54 millones de litros de leche se esfumarán en el mes.
El total de agro en pérdidas económicas productivas oscila
entre 1.100 y 1.750 millones de dólares, suma que llega a los
3.500 millones de dólares si se adicionan lo que fue perdido en
abril de 2016.
Las inundaciones se producen por falta de obras importantes y
por exceso de otras menores, porque los están aguas arriba tratan
de hacer canales y tirar el líquido a los de abajo.
La necesidad de un acuerdo interprovincial flota en el aire,
por eso anunció el ministro de Agroindustria de Buenos Aires,
Leonardo Sarquís, que el 13 de marzo se juntará con sus pares de
Santa Fe y Córdoba.
Aunque no sea de la agenda, quizá este problema se sume a la
discusión ahora que se licita una parte de la Cuarta Etapa del
Plan Maestro de la Cuenca del Salado y después del Río Quinto que
manda el agua de Córdoba a Buenos Aires.
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