Se cumple el pronóstico de la Tercera Comunicación a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
El jueves 2 de julio de 2015 Carolina Vera, investigadora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (Conicet-UBA) y co-coordinadora de la Tercera Comunicación Nacional de la Argentina a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, alertó que en la zona pampeana habría que esperar un aumento de la frecuencia de olas de calor, precipitaciones intensas e inundaciones.“Lo que era raro, ahora es esporádico, y lo que era casual, ahora pasa a ser cotidiano”, aseguró.
Lamentablemente esa advertencia –sustentada por toneladas de datos validados con criterios científicos– se cumplió en los últimos dos años para promover pérdidas importantes en el principal sector generar de divisas de la economía argentina.
Hasta la semana pasada el equipo técnico de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires llevaba contabilizadas 516.000 hectáreas de soja perdidas mayormente por excesos hídricos. Se trata de una cifra equivalente a casi 2,70% del área sembrada a nivel nacional con la oleaginosa.
Con las lluvias torrenciales ocurridas en los últimos tres días –anticipadas por el Servicio Meteorológico Nacional– la superficie de soja perdida seguramente se incrementará (especialmente en el sur de la región pampeana).
Es el segundo año consecutivo que se registran temporales extremos en abril (en plena cosecha gruesa argentina). En 2016 las precipitaciones torrenciales, que se concentraron en el norte de la zona pampeana, generaron la pérdida de 1,65 millones de hectáreas (8,2% del área sembrada total).
Y los productores afectados por las lluvias que pudieron cosechar, entregaron mercadería tan dañada que en muchos casos recibieron liquidaciones equivalentes a menos de la mitad del rinde obtenido (algo que no se contabiliza en las estadísticas porque las mismas sólo consideran el volumen entregado).
La última vez que se habían perdido tanta superficie de soja fue durante la sequía generalizada registrado en 2009, en la cual además de liquidar un área de 1,09 millones de hectáreas (6,1% del total), generó un rinde promedio nacional de apenas 19,2 qq/ha.
Además de los problemas regionales –muchas comunidades que dependen de los granos para movilizar la actividad económica– los temporales ocasionan retrasos en las cosechas y entrega de mercadería (por falta de caminos), los cuales complican la logística interna y externa (hasta el punto de alterar el ciclo comercial tradicional de la soja) y generan complicaciones financieras.
Otro de los sectores agropecuarios más afectados por el fenómeno climático en el lechero, dado que las vacas, al registrar situaciones estresantes, restringen la productividad y condición sanitaria. Los anegamientos e inundaciones, además, destruyen pasturas (recurso clave de la mayor parte de los sistemas lecheros argentinos) y bloquean caminos (sin los cuales no puede cumplirse la recolección diaria de la leche).
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Fuente: valorsoja.com