El ascenso de las temperaturas registradas en Chubut, está afectando negativamente el normal desarrollo de los pastizales y en consecuencia, los rendimientos productivos en los sistemas ganaderos de la región.

Según un estudio realizado por el INTA Esquel entre 2000-2014, “si bien las precipitaciones no cambiaron en el período analizado, las temperaturas se incrementaron en el 75 % de las estaciones estudiadas”, aseguró Guillermo Carlos García Martínez, especialista de esa unidad.

De acuerdo al técnico, “en términos generales, el sistema ganadero sufre un proceso de deterioro histórico que incluye caídas en las cargas ganaderas y en el daño de los pastizales”. García Martínez contó que  el proceso se agravó en los últimos años, con caídas abruptas en existencias animales, “lo cual coincide con incrementos en las temperaturas, deterioro de la estructura del pastizal y disminución de la productividad”. Para el especialista, “el deterioro observado, posiblemente sea producto de la interacción de factores ambientales y de uso ganadero”. Además, señaló que el cambio en esta variable climática “podría implicar la ocurrencia de menores nevadas y el incremento en la demanda atmosférica, factores ambos que repercuten sobre la dinámica hídrica en la región”.

Según informó el INTA, tanto el crecimiento del pastizal –analizado mediante el índice verde normalizado (IVN)–, como su estructura –estudiado en base a los Monitores Ambientales para Regiones Áridas y Semiáridas (MARAS)–, mostraron cambios negativos que indicarían un deterioro del pastizal. “En la región que incluye los departamentos Cuchamen, Languiñeo, Futaleufú y Tehuelches más del 50 % de la superficie mostró tendencias negativas del crecimiento del pastizal, durante el período 2000-2014”, detalló García Martínez quien se mostró sorprendido porque el porcentaje de superficie con evolución positiva del crecimiento del pastizal fue inferior al 5 %.

Por eso, García Martínez destacó la importancia de incluir en los predios ganaderos, la planificación sobre el uso del recurso forrajero dentro del calendario anual de tareas y, en este sentido, consideró “fundamental” la capacitación de los técnicos y el trabajo conjunto entre las instituciones y los productores.

Monitoreo ambiental

Junto con las comunidades locales y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en el país, el INTA instaló una red de 380 monitores ambientales para regiones áridas y semiáridas –MARAS– que se extiende desde la provincia de La Pampa hasta Tierra del Fuego. Esto permite observar el estado de la vegetación y del suelo y analizar la tendencia de algunos indicadores de los pastizales naturales, información que es utilizada por los productores para planificar el manejo sustentable de los establecimientos. “Contar con esta red de monitoreo resulta de gran valor para analizar la evolución de los pastizales”, dijo García Martínez  

 

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