El coordinador del Área de Producción Orgánica del Ministerio de Agroindustria de la Nación, Facundo Soria, sostuvo que “lo orgánico intenta sobrevivir frente a una agricultura con elevado y mal uso de agroquímicos”.
Buenos Aires, 4 agosto (PR/18) — El coordinador del Área de Producción Orgánica del Ministerio de Agroindustria de la Nación, Facundo Soria, sostuvo que “lo orgánico intenta sobrevivir frente a una agricultura con elevado y mal uso de agroquímicos”.
Una de las preocupaciones del sector es determinar cuándo un productor puede ser considerado realmente como “orgánico”.
Muchas veces los términos se utilizan mal o se adultera el rotulado; otras tantas veces, hay términos que se consideran sinónimos -como “natural” o “agroecológico”, que no necesariamente implican que ese tipo de alimentos cumplan con los protocolos exigidos para ese tipo de producción.
Para ser considerado como producto orgánico, según explicó Soria, se “debe cumplir con ciertos requisitos de producción: cuidar el suelo, tener biodiversidad, sin uso de agroquímicos, nada de transgénicos en semilla, sin contaminación, con trazabilidad, registros y documentos. Ser no es lo mismo que parecer”, enfatizó el funcionario.
Las certificaciones especiales para los frutos de la agricultura orgánica surgieron en la década de los 90, como resultado de la exigencia de la demanda europea de estos alimentos “limpios”.
En 1991 la Unión Europea (UE) reglamentó su primera normativa como bloque, ya que algunos países ya lo habían hecho antes por separado.
Veloz en reflejos, la Argentina “rápidamente sacó la certificación para poder vender de forma segura”, contó Soria.
Para el coordinador nacional no es siempre necesario certificar, aunque sirve para exportar.
“La certificación es necesaria a medida que el productor se aleja (de su mercado). Cuando se necesita garantía de lo que se adquiere, para saldar dudas. Pero en la medida que se nos acercamos, en circuitos cortos donde como productor y comprador se conocen, por ahí no es necesario”, explicó al sitio Bichos de Campo.
Argentina es el segundo país en cuanto a superficie destinada a lo orgánico; el primer puesto se lo lleva Australia, con 27 millones de hectáreas.
Claro que la Patagonia es la responsable de este puesto: “Si sacamos los ovinos y toda la producción ganadera, quedan 200 mil hectáreas, que no es tanto”, reveló Soria.
“Pero Argentina tiene potencialidad para hacer todos los cultivos de forma orgánica, excepto algunos tropicales”, finalizó.
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