Buenos Aires, 17 agosto (PR/19) — La red de radares para medir el clima del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) cumple una década de asistir al productor agropecuario del país, con una cobertura de 46 millones de hectáreas en la región pampeana.
Esta herramienta del INTA permite disponer de manera gratuita y online datos de calidad e informes detallados para el seguimiento y análisis del impacto del clima sobre las producciones agropecuarias, clave para la toma de decisiones.
En este aniversario se plantean como objetivos ampliar la red de sensores y mejorar la calidad de los datos.
Con un alcance de cobertura de 46 millones de hectáreas de la región pampeana, la red de radares del INTA, ubicados en Pergamino –Buenos Aires–, Anguil –La Pampa– y Paraná –Entre Ríos– la red llegó a su décimo aniversario.
Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA Castelar (Buenos Aires) destacó el rol de los radares.
“El productor agropecuario es el más ansioso y ávido de información climática para una buena toma de decisiones en sus establecimientos, seguido por el sector de la aviación, bomberos y defensa civil”, explicó.
Por su parte, Roberto De Ruyver, director interino del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar, consignó que “la red tiene mucho potencial para seguir generando productos a partir de la información que genera”.
Los radares del INTA están integrados operativamente a los del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), lo que los hace parte de una red de radarización nacional.
En esta línea, destacó que “es muy interesante que todo el país esté bajo radares, incluso, más allá de las zonas productivas. Hoy quedan pocas zonas sin cobertura en el centro y norte del país”.
“Los usuarios del sector agropecuario son muy autodidactas y aprenden rápido a implementar este tipo de herramientas”, sostuvo Mercuri, quien destacó que una de las mayores demandas es la de poder visualizar en tiempo real cómo avanza un frente de tormenta.
Así, “modifican y manejan a muy corto plazo decisiones de cosecha, pulverización y demás cuestiones trascendentales para la actividad”, explicó.
Los datos climatólogicos de una década están guardados y “es de un valor único para todo lo que tiene que ver con modelización hidrológica y sistemas de alerta temprana y para riesgo agropecuario, emergencias y herramientas de transferencia como los seguros”, subrayó Mercuri.
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