Buenos Aires, 28 noviembre (PR/19) — El consumo de productos orgánicos se impone de a poco entre las preferencias de los platenses. Los “bolsones” contienen frutas y verduras de temporada que producen pequeños productores sin ningún tipo de agroquímicos ni semillas transgénicas. Se reparten a domicilio y los pedidos se realizan a través de Whatsapp o Facebook y estas compras a veces se comparten entre familiares, amigos o vecinos.
Entre quienes producen y comercializan estas frutas y verduras libres de agroquímicos se encuentran el Colectivo Orgánico; Cultura Alimentaria y Pueblo a Pueblo: la Rama Rural del Movimiento de Trabajadores Excluidos, por mencionar sólo algunas organizaciones del cordón frutihortícola de La Plata.
Para cosechar verdura agroecológica los productores siembran distintos tipos de hortalizas con semillas no transgénicas. Luego hacen los plantines, que trasplantan o realizan siembras directas cuando tienen el tamaño adecuado. Los cultivos se hacen dentro de los calendarios tradicionales. Por ejemplo: el tomate, el ají o la berenjena se cosechan en verano y solo los producen en ese momento. De esa manera, no se potencia el riesgo de plagas.
Los abonos son compostajes, lombricompuestos y abonos verdes. El control de malezas se hace mediante el carpido: técnica que implica un sapín, para cortar la hierba mala.
LOS PRODUCTORES
El Colectivo Orgánico surgió en 2009 por la idea de colectivismo asociado al consumo de alimentos agroecológicos y orgánicos. Su huerta se encuentra en la localidad de Ángel Etcheverry y dispone de una lista semanal que actualizan según la disponibilidad.
El contenido de los bolsones que están en promoción depende de las frutas y verduras del momento, algo que funciona igual con todos los proyectos de este tipo. “Por ejemplo la cesta de esta semana tiene un valor de $380, su envío es sin costo y se conforma de acelga, cebolla, papa, perejil, puerro, rabanito, zanahoria, zapallo anco, banana, manzana roja y naranja”, detalla a Historias Platenses Carlos Ferrer, miembro fundador del Colectivo.
A diferencia de lo que se cree, comer más sano no es, necesariamente, más costoso
Los principales consumidores son las personas que quieren mejorar su dieta, sin distinción de edades y géneros, y también aquellas que están pasando por un tratamiento médico. “Quizás uno de los grupos que más resalta son los padres y madres que brindan a sus hijos e hijas dietas conscientes. Tenemos muchas usuarias que empezaron a consumir cuando sus pancitas recién aparecían y hoy nos reciben el pedido esas personitas que desde la panza comen nuestros alimentos, para nosotros es una sensación hermosa”, dice Carlos con orgullo.
Los integrantes de la agrupación Cultura Alimentaria, surgida en 2013, no son productores directos sino un nexo entre los quinteros de Poblet y los consumidores. “No solo vendemos verduras agroecológicas sino que trabajamos mucho en la comunicación para generar conciencia de la problemática ambiental y de salud pública que acarrea el modelo predominante, de uso de venenos, fertilizantes químicos y semillas corporativas. Al tratarse de un circuito corto de comercialización, la gente nos conoce o conoce a los productores, entonces se genera una relación de confianza”, cuenta Marco Pereyra a Historias Platenses.
Construida en articulación con el Movimiento Popular Patria Grande, a principios de 2016, “Pueblo a Pueblo” tiene como tarea “recuperar el poder de decisión sobre qué alimentos queremos comer, cómo producirlos, cómo distribuirlos y cómo comercializarlos. Esta es una forma más de apoyar y fortalecer la transición hacia la Agroecología de las y los agricultores familiares, campesinos e indígenas”, explica Carolina Baldini, miembro del MTE, a Historias Platenses.
¿ES MÁS CARO?
A diferencia de lo que se cree, comer más sano no es necesariamente más costoso: muchas opciones de frutas y verduras agroecológicas compiten en precio a las grandes cadenas de supermercados y verdulerías.
“La semana pasada comparamos cuánto costaría uno de nuestros bolsones con las mismas frutas y verduras que se venden en una verdulería y el nuestro era 5 pesos más caro. Además logramos que el 80% del precio final de la producción sea para las familias quinteras. Esto es: precios justos para los productores y accesibles para los consumidores”, dice Baldini del bolsón que cuesta 200 pesos.
En un momento complicado para los productores hortícolas de la región por la situación económica, el precio de los insumos en dólares y con temporales que han producido daños irreparables en sus invernaderos y sus quintas renace la recuperación de saberes ancestrales.
“Rescatar semillas y volver a antiguas prácticas conlleva a un sistema de producción diverso y popular que empodera a las y los productores de alimentos y les permite tener una vida más digna. Además, una venta directa es mucho mejor para las y los productores que lo que les pagan los camioneros que vienen a buscar verdura para llevar al mercado para que luego vaya a las verdulerías”, explica Marco, de Cultura Alimentaria.
Logro de pequeños productores, ya que la posibilidad de no tener intermediarios, permite que el 80% del costo del bolsón quede para los productores, alcanzando un objetivo para su economía.
Saludable El abono y el control de plagas son libres de químicos, lo que genera que los productos tengan una condición de alta y rigurosa salubridad para quienes lo consumen.
Combinación ideal Los principales consumidores son quienes prefieren una alimentación sana y de calidad, cuidando el bolsillo. Estas propuestas tienen cada vez más receptores.