Buenos Aires, 3 diciembre, 2019. El saliente subsecretario de Pesca Juan Manuel Bosch termina su función aplicando el conocido refrán «miente, miente, que algo queda» que se atribuye a Joseph Goebbels y también al filósofo francés Voltaire, quien en 1736 escribió: «Es necesario mentir como un demonio, sin timidez, no por el momento, sino intrépidamente y para siempre […] Mentid, amigos míos, mentid, que ya os lo pagaré cuando llegue la ocasión», aunque, los registros, refieren a que la frase ya se usaba antes de Cristo. También miente el pescador deportivo y es común que este refiera al tamaño del pescado capturado o al número de piezas extraídas, ahora, cuando la mentira proviene del máximo responsable de administrar un recurso del que dependen numerosas empresas y trabajadores, la mentira tiene patas cortas, sin alusión personal a este señor, que, al final de su mandato, nos dice alegremente que cosas habría que hacer que el no hizo.
El pasado 2 de diciembre, el mismo día en el que Albert Einstein hace poco más de 100 años publicaba la “teoría de la relatividad”, en el Diario La Capital de Mar del Plata el saliente y sonriente Subsecretario Bosch nos relata que «el sector ha crecido y se ha administrado bien durante muchos años». Aunque reconoce que «No podemos estar exportando mano de obra a otros países» y, con ello solo, admite una pésima administración del recurso y la flagrante violación del artículo 1º de la Ley de Pesca (24.922) con la consiguiente pérdida industrial de los productos, la generación de valor agregado, empleo argentino y millones de dólares.
Nos dice que “para la transición no ha venido nadie” y cree que el gobierno entrante «tiene gente muy buena dedicada a la pesca; que la pesca viene generando una política estratégica en los últimos diez o quince años y que al sido un mero continuador» En ello, probablemente sea sincero, ya que quién suena con más fuerza para ser el nuevo subsecretario, ha sido, durante muchos años, miembro del Consejo Federal Pesquero y, acompañó con su voto positivo todas las políticas del gobierno de Macri, incluso aquellas, que perjudicaron a la Provincia que representó. Y, por cierto, apoyando las políticas nacionales del gobierno ha sido co-responsable de la pésima administración del langostino, del bajo valor agregado de las exportaciones y la escasa industrialización de su Provincia.
Se ofreció Bosch a “colaborar con la próxima gestión” y, es posible, que sea muy útil tener en cuenta su modelo, para saber que no hay que hacer para que esta actividad crezca, se diversifique, se distribuya, se desconcentre y genere empleo. Nos dice: «Para generar estas inversiones y traer recursos para que haya trabajo en tierra» (sic). Es decir, todo lo contrario, a lo hecho por este “buen funcionario continuador” y fiel seguidor de las consignas del Representante del Poder Ejecutivo Nacional ante el Consejo Federal Pesquero y uno de los responsables más destacados de la aplicación en nuestro país de un modelo extrativista y desindustrializador.
Es verdad también, que se aceleraron las transferencias de permisos, y con ello se aumentó el esfuerzo pesquero y la concentración en los buques congeladores en perjuicio de los fresqueros y costeros y del trabajo en tierra. Al respecto las estadísticas no mienten: igual número de toneladas disponibles de merluza y menor empleo. Mayor número de toneladas disponibles de langostino y menor empleo. Mayor número de dólares exportados y menor empleo. Las propias estadísticas oficiales, son elocuentes y nos muestran una de las peores administraciones. Cientos de solicitudes de cuotas destinadas a capturas a ser procesadas en tierra -y con ello generar empleo- mueren sin respuesta en el Consejo Federal Pesquero, a cargo del Subsecretario Bosch.
A ello se agrega la autorización del Consejo Federal Pesquero en este período de aumentar de la concentración de las capturas de merluza del 10 al 15% por grupo empresario. Es decir que antes 10 empresas o grupos explotaban el 100% de las capturas; ahora podrán ser siete. Una buena administración del recurso del Estado, requiere de tres premisas básicas: investigar, conservar (hacer sostenible el recurso) y distribuir. Está claro que la política del saliente Bosch es la antítesis de una buena administración.
El que se presenta en este reportaje como “el bueno de Bosch”, no es otro, que el que ha incumplido con los deberes de funcionario público, pero no está solo, lo acompañaron varios de los miembros del Consejo Federal Pesquero, que el presidió y donde se toleró la depredación, el descarte de cientos de miles de toneladas de proteína al mar y la sustitución de especies que han impedido sanear la actividad y contribuir a resolver el hambre de la Argentina.
Omite decir, que con un 50% de la flota pesquera obsoleta, se les otorgó mediante DNU mediante 20 años para su renovación, mientras se importaron diversos tipos de barcos, a pesar de mantenerse ociosa la industria naval privada y pública, cuya construcción habría generado empleo y la puesta en valor de los Astilleros nacionales que se encuentran desactivados.
Miente Bosch cuando dice que se reformó la Ley de Pesca que rige desde 1998 y, como hemos dicho, incumplió su artículo más importante el 1º que define la administración de la política pesquera.
Quienes se hagan cargo de la administración pesquera nacional deberán realizar una profunda auditoría, integrada por profesionales independientes e intachables, que arrojen luz sobre una actividad que desde hace décadas navega en la oscuridad y, que, durante el gobierno del funcionario saliente Bosch hace agua por los cuatro costados.