Buenos Aires, 28 enero (PR/20) — Sol rajante, falta de riego, tierra con escombros, y contaminación provocada por los camiones, son un combo peligroso para los nuevos árboles del Paseo del Bajo: de 486 ejemplares plantados, 160 están secos a causa del estrés padecido. Se trata de plátanos, robles, álamos columnares y talas ubicados en pequeños cubos de hormigón en el medio de las avenidas del flamante corredor donde ostentan débiles troncos y restos de follaje amarillo.
Según un informe de la asociación vecinal Casco Histórico Protege, realizado en cuatro avenidas del Paseo del Bajo en el sentido Autopista 25 de Mayo hacia Retiro, el 33 por ciento de las especies no prosperará. Los sectores más afectados son los de Huergo, entre Humberto I y Casa Rosada, donde de 135 ejemplares sembrados, 62 se secaron. En Alicia Moreau de Justo, desde Estados Unidos hasta Corrientes, de 117, 51 padecieron los efectos de la sequía a lo que se suma el hecho de que no reciben sombra de ningún edificio.
Los tramos perjudicados incluyen también Madero, entre Casa Rosada y Retiro, con 21 ejemplares secos, de 167 plantados, y Antártida Argentina, entre Córdoba y Retiro, con 67 sembrados y 26 secos.
Varios de los árboles plantados tras la obra se secaronVarios de los árboles plantados tras la obra se secaron Fuente: LA NACION – Crédito: Patricio Pidal/AFV
A partir de este año la Comuna 1 es responsable del mantenimiento de las especies del Paseo del Bajo plantadas por Autopistas Urbanas, AUSA en el 2018. El Área de Gestión Comunal de la Ciudad informó que también efectuaron un relevamiento de los árboles de la zona y están iniciando el proceso de recuperación de muchos de ellos. Según el organismo, tienen chances de sobrevivir; el hecho de que estén secos no necesariamente implica que hayan muerto. El tratamiento consistente en la poda de las ramas secas para su rebrote. En cuanto a las causas del fenómeno admitieron: “Dentro de las variables están las altas temperaturas y el entorno de cemento y asfalto el cual eleva aún más la temperatura, lo cual puede haber afectado a algunos ejemplares”.
Árboles secos
Sin embargo, para los integrantes de Casco Histórico Protege los árboles “no van a prosperar, están secos, están muertos”. La agrupación posteó a principios de enero el Relevamiento Arbolado Paseo del Bajo, realizado por los propios miembros del grupo, quienes recorrieron la zona y contabilizaron las especies dañadas. Un árbol chico, sometido a un asoleamiento constante y duro, difícilmente sobreviva, explicaron. ” Cuando se dice vamos a sembrar 100.000 árboles sin pensar en un mantenimiento posterior, no es una solución. Hay que ver como lo efectúan, si se lo hace profesionalmente, con tutores, con canteras de tierra enriquecida, etc. Lamentablemente este no es el caso.”, se lamentaron.
Si bien los integrantes de la asociación no son especialistas en la materia, y más allá de que la Ciudad admitió problemas con los árboles del Paseo del Bajo, LA NACION recorrió la traza con el profesor de Planificación del Paisaje III y director de Gestión Académica de la Facultad de Artes de la Universidad del Museo Social Argentino, Fabio Márquez, quien coincidió con las conclusiones del informe de Casco Histórico Protege. “Las especies sufrieron un estrés muy importante. Al tocar una corteza uno percibe si aún queda tejido vivo. Aquí hay materia orgánica muerta”, dijo el experto, mientras inspeccionaba los ejemplares y la tierra de los canteros.
Además de tener un control para que las especies no dependan de la lluvia, es importante mejorar el suelo y colocar tierra adecuada, coincidieron la agrupación vecinal y el especialista. Sin embargo, se observa tierra compacta, mezclada con escombros en vez de tierra rica en nutrientes, necesaria para crecer.
“Pasan con las hidrolavadoras y limpian el asfalto y las veredas, pero nunca los vi regando los canteros del medio”, dijo un trabajador de Higiene Urbana, quien prefirió no dar su nombre. Respecto al riego, el Área de Gestión Comunal no especificó si realizan esa tarea, ni tampoco cada cuanto ni cómo la llevan a cabo.
Por su parte, mientras corría por la zona, un empleado del Ministerio de Defensa, Carlos Alonso, se lamentó ante el impacto del reflejo provocado por las blancas y extensas veredas. “Hace falta más árboles para absorber la luz. No ves nada por el sol”. “Es un bloque de cemento blanco sin verde”, protestó Michelle Gradeville, una joven venezolana al cruzar por detrás la Rosada para ir a trabajar a Puerto Madero. En esa plazoleta hay 6 talas, la mitad están secas.
Según Márquez, en el área del Bajo podría haber muchas más superficies verdes y arboladas, en vez de pisos embaldosados. Allí se observan anchas veredas de casi cinco metros casi desiertas, y pequeños canteros centrales sin espacio para echar raíces. Al costado se halla la bicisenda, también sin sombra. “Es la ciclovía del desamparo”, dijo el profesor, al llegar en su bicicleta. “Cuando se planifica se debe proyectar de acuerdo a la sombra a brindar por las especies en las diferentes horas del día. No lo hicieron, sin embargo plantar un árbol es mucho más barato que hacer una vereda de hormigón, y a pesar de que fue un proyecto millonario, empezó desde cero”, se lamentó el diseñador de paisaje.
Varios de los árboles plantados tras la obra se secaron Varios de los árboles plantados tras la obra se secaron Fuente: LA NACION – Crédito: Patricio Pidal/AFV
Es un bloque de cemento blanco sin verde
Michelle Gradeville, una joven venezolana
Consultado el Ministerio de Desarrollo Urbano, autor del proyecto del Paseo del Bajo, respecto a esta crítica dijo que “el organismo encargado del arbolado es Gestión Comunal”, sin brindar detalles sobre cuál fue el motivo por el cual fueron ideadas de esa forma las veredas.
El efecto isla de calor
Uno de los problemas derivados de la falta de verde en las grandes urbes es el efecto llamado “isla de calor”, en el cual la ciudad como espacio artificial, en vez de absorber la radiación solar, la amplifica. Por eso en Capital Federal hace más calor que en el conurbano. La temperatura del Casco Histórico aumentó en los últimos años. Las corrientes del Río de la Plata no llegan porque las torres hacen de barrera y la falta de arbolado impide la refrigeración del área, explicaron los vecinos agrupados.
La poda y la mutilación de especies multiplican este fenómeno climático. En la Comuna 1 sustrajeron dos ejemplares de la calle Chile y Bolívar, se trataba de un ficus y un naranjo. Además, eliminaron un gomero de Venezuela y Balcarce y no lo reemplazaron. Todo ello sin avisar con la debida anticipación, se quejaron.
Desde otra agrupación, Basta de Mutilar Nuestros Árboles, que adhirió al informe y a la preocupación de Casco Histórico Protege, lamentaron: “A nuestros árboles no los cuidan, no los observan periódicamente, los dejan desprotegidos frente al vandalismo, y les quitan hasta el 80% de su follaje por podas reiteradas. ¿Hasta cuándo?”.
El Área de Gestión Comunal de la Ciudad respondió que “tomamos el compromiso de generar un cambio cultural para mejorar la calidad de vida de los vecinos. En los próximos cuatro años vamos a plantar 100.000 nuevos ejemplares para seguir haciendo una ciudad más verde y sustentable”.
Por: Virginia Mejía. La Nación
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