“¡Queridos hijos!
En este tiempo los invito a la oración, al ayuno y a la renuncia, para que sean más fuertes en la fe.
Este es el tiempo del despertar y del renacer.
Así como la naturaleza se da, también ustedes, hijitos, piensen en todo lo que han recibido; sean portadores alegres de la paz y del amor para que estén bien en la tierra.
Anhelen el cielo, porque en el cielo no hay tristeza ni odio.
Por eso, hijitos, decídanse de nuevo por la conversión y que la santidad reine en su vida.
Gracias por haber respondido a mi llamado”