Por Juan Manuel Garzón*
Buenos Aires, 5 agosto (PR/21) — En el mes de junio las exportaciones de carne bovina se ubicaron en 34,1 mil toneladas (peso producto), retrocediendo un 45% respecto de las colocaciones del mes previo (INDEC).
La intervención del gobierno, primero vía suspensión de envíos, luego estableciendo un cupo a los volúmenes, castigó con fuerza el comercio exterior de la cadena.
El pobre desempeño argentino contrasta con lo sucedido en países vecinos, también productores y exportadores, donde las exportaciones crecieron tanto en Brasil (+11%) como en Uruguay (+2%) en el mismo período
Tomando como referencia los volúmenes exportados en el 2020 según tipo de operaciones (afectadas y no afectadas por el nuevo marco normativo) y los precios internacionales de últimos meses, se estima que las nuevas reglas sobre el comercio exterior tienen un costo anualizado en términos de exportaciones no realizadas de aproximadamente 1.100 millones de dólares; este monto probablemente subestima el real costo de la medida considerando la posibilidad perdida de colocar este año mayores volúmenes en un contexto de recuperación de la economía global y del consumo de carne bovina.
El cepo sobre las exportaciones castiga con particular intensidad al productor ganadero.
En los últimos dos meses el novillo se valorizó entre un 4% y 10% en los países vecinos (animal en pie, en USD / kilo), mientras que en Argentina acumula una caída del 8%.
Finalmente, en lo que hace a precios consumidor, la carne aumentó 8% en junio respecto del mes previo (IPCVA, canasta 18 cortes), un movimiento contrario a lo que esperaba el gobierno tras su intervención al mercado.
Estos precios que paga el consumidor deberían, en principio, empezar a estabilizarse (e incluso bajar en términos reales) considerando la baja estacional que suele tener la demanda en los meses del invierno y el re-direccionamiento de carne desde el mercado externo hacia el interno que está forzando el gobierno, aunque esto dependerá también de cómo evolucionen la producción de carne y la recuperación de la economía argentina.
Debe recordarse que el gobierno intervino el mercado de exportación a mediados del mes de mayo, suspendiendo primero operaciones por 30 días (Resolución MAGyP Nº75/2021) y luego restringiendo envíos a una cuota equivalente al 50% de los volúmenes del segundo semestre del año pasado (Decreto PEN Nº408/2021), dejando afuera de este límite sólo operaciones realizadas con países que otorgan acceso preferencial a Argentina (envíos UE Cuota Hilton, Cuota UE 481 y Cuota Estados Unidos, básicamente).
Bajo el nuevo marco regulatorio, en cada operación los frigoríficos deben presentar una Declaración Jurada de Exportación que es autorizada en la medida que ésta cumpla con la restricción de volúmenes definida por la nueva normativa.
Como era de esperar el mercado destino más afectado por la medida adoptada por el gobierno argentino está siendo China, principal comprador de carne bovina congelada en los últimos años, y quien concentra mayoritariamente las operaciones que caen bajo la nueva regulación; los envíos de junio al gigante se redujeron 47,4% respecto a los del mes previo (un ajuste de 24,5 mil toneladas).
También se observa una caída significativa de ventas en otros mercados (-54,0% Chile, – 48,6% Brasil, etc.), que no son tan relevantes en el consolidado de envíos (como sí lo es el país asiático), pero que pueden ser muy importantes para valorizar algunos cortes de carne y/o facilitar el proceso de integración (comercialización de toda la res) que deben realizar los frigoríficos que operan en la exportación. Los envíos a países de la UE y a Estados Unidos también ajustan, aunque en este caso el retroceso debería responder a cuestiones estacionales u otros factores (¿Anticipos de ventas en mayo por motivo
precautorio? ¿Agotamiento de las cuotas? ¿Demoras en las autorizaciones?), dado que como antes se mencionase se trata de operaciones a priori liberadas.
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(*) Economista jefe IERAL Fundación Mediterránea