Buenos Aires, 1 de setiembre (PR/21) .– El Gobierno nacional dispuso prorrogar el cierre de exportaciones de carne vacuna, esta vez por sesenta días, desoyendo todo señalamiento de la realidad y tan solo para rapiñar algunos votos con un mensaje parcial y fraudulento.
El Gobierno cree que cerrando exportaciones crece el empleo y la inversión.
El Gobierno piensa que así no se rompen, ni mercados ni compromisos comerciales.
El Gobierno piensa que no destruye empleo en plantas frigoríficas y en la cadena cárnica.
El Gobierno relativiza o ignora los efectos en el precio al productor, que genera el cierre de exportaciones.
El Gobierno piensa que no necesitamos dólares provenientes de exportación porque nuestra economía, desfalleciente, no los necesita.
El Gobierno cree que la política económica actual, nos sacará de la crisis social en que vivimos.
El Gobierno cree, que lo único que importa son las elecciones, es decir garantizar su supervivencia como casta, sin importar lo que se haga en el día a día, como si ello no tuviera consecuencias futuras.
El Gobierno no aprendió del cierre de exportaciones del Gobierno kirchnerista anterior, ni registró la caída del stock ni tampoco registró el aumento del precio de la carne por baja de oferta.
El Gobierno cierra exportaciones y aumenta presión fiscal sobre el sector productor y cree que ello no tiene límites.
El Gobierno, nos entretiene con un supuesto plan ganadero, verdadero ejercicio de corta y pegue para distraer y no para generar una política pública sostenida en el tiempo.
El Gobierno, con su presidente a la cabeza, promete rectificaciones que luego no cumple.
El Gobierno carece de gestión real en el Ministerio de Agricultura.
El Gobierno se niega a dialogar con las entidades de productores y busca marginarlas reemplazándolas por entidades no representativas.
El Gobierno quiere llevarnos a la confrontación permanente, con la convicción ideológica de crear un enemigo.
El Gobierno agrede, lastima, desprestigia e ignora al campo.
El Gobierno se encierra en su discurso de contradicciones y falacias.
La paciencia es un acto de inteligencia, de mesura, de autocontrol, pero también tiene límites, desde CRA expusimos ideas, llevamos propuestas y demostramos una paciencia, que no debe entenderse como inacción.
Nos han empujado con pésimas decisiones y mentiras a defender nuestros derechos, a sostenernos como productores y a expresar la verdad de lo que sucede, lejos de toda cuestión electoral, porque no está en juego una elección, lo que está en juego es el futuro de la República.
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