Al respecto, la especialista senior en Agua y saneamiento, María Catalina Ramírez, detalló a Télam que “actualmente se encuentra en curso uno de los proyectos más grandes de saneamiento urbano, el de saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo”.
El mismo involucró un financiamiento por US$ 1.227 millones “destinados a la mejora del saneamiento, el control industrial, la planificación territorial y el manejo de inundaciones”, en la obra más grande del Banco Mundial en América Latina, “con un altísimo grado de avance en su ejecución”, destacó Ramírez.
Además, la especialista refirió que también se encuentran en una etapa avanzada de ejecución otros proyectos: el Plan Belgrano, que “en las provincias del norte argentino está a punto de finalizar, y mediante él hemos logrado acueductos y una planta de tratamiento”.
Asimismo, se encuentran en una etapa avanzada dos proyectos relacionados con la gestión del recurso hídrico: el de Río Salado, “un préstamo provincial por US$ 300 millones”; y uno con la Ciudad de Buenos Aires, por US$ 200 millones.
También en el último año “se aprobó un proyecto en que se trabaja de forma directa con AySA, para ampliar y mejorar los servicios de agua y saneamiento en el Área Metropolitana de Buenos Aires, con foco en el saneamiento del agua en zonas vulnerables”, con un monto comprometido de US$ 300 millones.
Estos préstamos buscan “aumentar la cobertura de agua potable y saneamiento en el Gran Buenos Aires, junto con AySA, y en diferentes áreas en el norte del país, además de inversiones para mejorar el riego en agricultura”, afirmaron los especialistas.
De esta forma, y en contexto del Día Mundial del Agua-, los especialistas se refirieron a la seguridad hídrica, que involucra la idea de disponibilidad de agua en suficiente calidad y cantidad para todos los usos (medios de vida, productivos y ambientales) de forma accesible y sostenible, de acuerdo con el reporte “Valorando el agua”, elaborado por el organismo multilateral.
En ese orden de ideas, el especialista senior en gestión de recursos hídricos del Banco Mundial, Klaas de Groot, en diálogo con Télam, destacó que el concepto también apunta a “cómo se adapta y de qué forma está organizado un país respecto de la gestión de los recursos, lo que es crucial en el aprovechamiento del valor agregado económico, ambiental y social del agua”, y dijo que “esto permite identificar oportunidades para aumentar la seguridad hídrica y poder aprovechar mejor el recurso”.
En esa línea, el reporte sostiene que “el costo económico de la brecha de seguridad hídrica en Argentina se estima en al menos US$ 11.800 millones anuales, o el 2,2% del PIB, y la falta de servicios de agua potable y, sobre todo, de saneamiento adecuado para una parte importante de la población es la que contribuye de mayor manera a la brecha de seguridad hídrica en términos económicos”, frente a lo que el especialista explicó que “por medio de inversiones priorizadas, de conjunto permiten que se pueda ganar ese 2,2% del PIB en un período estimado hasta 2030, de acuerdo con los modelos económicos que surgen del documento de asistencia técnica de Valoremos el Agua”.
El reporte destaca que el agua cumple un rol fundamental para el desarrollo sostenible e inclusivo de la Argentina y para sectores económicos estratégicos, y detalla que en el caso de la agricultura, “el 26% de la energía proviene de fuentes hidroeléctricas, más del 50% de la demanda industrial proviene de sectores con alta dependencia al agua (alimentos, bebidas, productos químicos), y el 84% de las exportaciones salen por el agua, es decir, por la Hidrovía Paraná-Paraguay”.
Además, resaltan desde la institución que tiene un impacto en la salud y educación, dado que “la falta de acceso a servicios seguros de agua y saneamiento de 7,5 y 21 millones de personas respectivamente (17 y 48% de la población total respectivamente) tiene impacto económico estimado de 1,32% del PIB: la población sin acceso a agua de red tiene que pagar hasta un 460% más por agua segura (embotellada) de lo que pagaría en la factura del agua si estuviese conectada a la red, y en las zonas rurales, la exposición a fuentes inseguras entre las poblaciones aisladas da como resultado la perpetuación de las condiciones de vulnerabilidad y pobreza”.
Además, fenómenos extremos como inundaciones y sequías resultan “las mayores amenazas en el sector agropecuario, con impactos anuales medios de hasta US$ 3.000 millones”.
En tanto, a nivel ambiental, “Argentina tiene 5,6 millones de hectáreas de humedales y 53,6 millones de hectáreas de bosques nativos, ambos ecosistemas donde el agua cumple una vital importancia, muchos activos están bajo distintos grados de amenaza”.
Finalmente, desde el Banco Mundial aseguran que además de “ser necesarias mejoras en el sistema de gestión del agua para que las medidas sean sostenibles, las inversiones requeridas en seguridad hídrica (infraestructura de riego, cobertura de agua potable y saneamiento) podrían aumentar hasta en un 2,7% el PIB del país para el 2030, lo que en términos absolutos, significaría US$ 15 mil millones adicionales por año en valor agregado.