Por Juan Martín Melo
Buenos Aires, 26 marzo (PR/22) — El buen precio del grano, la suba de los fertilizantes, las dudas sobre su abastecimiento por la guerra entre Rusia y Ucrania, la intervención de los mercados y la creación de fideicomisos, marcan el punto de partida de la siembra de trigo.
En los últimos días de mayo y primeros de junio se dará comienzo a la campaña final 2022/23 a nivel nacional, con la implantación de los primeros lotes del cereal. Por supuesto que hace ya muchos años que una siembra, sea el cultivo que sea, no comienza en la Argentina con un panorama claro y reglas de juego rígidas, que permitan a los productores tener la tan mentada previsibilidad que cualquier negocio precisa para prosperar.
Este flamante ciclo agrícola al que se le dará inicio en un par de meses no será la excepción, aunque, en este caso existan nuevas y considerables variables inesperadas hace tan solo unos meses, no sólo para el productor argentino, sino a nivel global. Definitivamente, la guerra entre Rusia y Ucrania trastocó el escenario mundial en general y del mercado de granos y de insumos para el campo en particular. Así, Argentina deja atrás una campaña récord 2021/22 de 22 millones de toneladas para encarar un nuevo ciclo que se presenta desafiante.
Hay ciertos puntos que vale analizar. Por ejemplo, el precio internacional del trigo tuvo un salto excepcional en el mercado de Chicago. En el último mes sumó unos USD 80 y pasó de USD 321,88 a superar los USD 400 la tonelada en la plaza bursátil de referencia. O sea, en solo 30 días el cereal escaló más del 25%, aunque unas semanas atrás supo estar por encima de los USD 500 la tonelada. Si se lo compara con los precios de hace un año, el salto de más de USD 150. Este ítem, sin duda, se convierte en el principal estimulante para la producción de trigo en el país.
Pero si bien la guerra trajo aparejado una suba en los valores del cereal, también impactó en el precio de los fitosanitarios y, sobre todo, de los fertilizantes, de los cuales Rusia y Ucrania son grandes productores y exportadores. Estos insumos ya venían mostrando un fuerte incremento en sus valores, pero con la guerra, sus precios se espiralizaron y pusieron en duda su abastecimiento. Según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), en los últimos 12 meses los costos de los fitosanitarios subieron de 50% a 60%, y los glifosatos entre 140% y 180% en dólares.
Otro punto a tener en cuenta es el contexto político local. La suba de los precios internacionales del cereal desembocó en un fuerte incremento en el costo de la harina. Si bien no solamente se produjo este fenómeno en la Argentina, sino que se dio a nivel mundial, en nuestro país el impacto fue más fuerte debido al sostenido proceso inflacionario que se viene dando hace ya varios años. Esto provocó la conformación de dos fideicomisos por parte del Gobierno, uno privado y otro público para desacoplar los precios internacionales de los locales, mecanismo que fue duramente cuestionado por el campo.
Es por esto que diferentes referentes del sector cerealero entienden que la próxima campaña cuenta con estímulos positivos, como lo son los buenos precios internacionales y locales, pero también con factores que aportan incertidumbre, como la cuestión de los fertilizantes y las políticas que pueda llegar a adoptar el Gobierno nacional en su afán de contener la inflación, en especial, si la guerra entre Rusia y Ucrania continúa.
Oportunidad histórica
Para el presidente de la Asociación Argentina de Trigo (Argentrigo), Miguel Cané, la guerra entre Rusia y Ucrania, que en conjunto aportan el 30% del comercio mundial del cereal, y la suba de precios se convirtieron para nuestro país y para la próxima campaña agrícola en una “oportunidad histórica”, pero que las políticas aplicadas por el Gobierno nacional podría malograrla.
“Lo positivo de cara a la siembra es que, ante la falta de provisión de trigo por la guerra, a la Argentina, lamento mediante por el conflicto, se le abre una oportunidad histórica desde un punto de vista objetivo. Pero la negativa es que el Gobierno no lo ve de la misma manera, porque sino estaría ultimando los detalles para generar una gran campaña de trigo”, planteó Cané en diálogo con Infobae.
“El Gobierno está empecinado en utilizar prácticas que en el pasado no dieron resultados” (Cané)
Según el dirigente empresario, la administración del presidente Alberto Fernández está “empecinada en utilizar prácticas que en el pasado no dieron resultados en reiteradas veces”, como lo son las intervenciones del mercado, control de precios, aumento de la presión impositiva y la implementación de fideicomisos, que a criterio de Cané, “va a ser un desastre”.
Es por esto que consideró que “los estímulos desfavorables pueden terminar imponiéndose” en la campaña que se encuentra a pocas semanas de comenzar. “Yo no daría por sentado una mayor siembra que el año pasado. Lamentablemente, lo veo difícil. Todas las intervenciones y los fideicomisos, generan estímulos negativos y si a eso hay que sumarle el tema puntualmente de los fertilizantes, cuyo precio subió 2,5 veces, y que además no se consigue o te dan la mitad de lo que se pide”.
Siembra pensada
El presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), Horacio Salaverri, afirmó en diálogo con este medio que la próxima siembra de trigo se dará en una situación “bastante compleja” en la cual confluirá el “entusiasmo” por el precio del grano, con la fuerte alza en los valores de los insumos, e incluso, faltante de los mismos.
“Es una inversión muy importante la del trigo. El productor venía mejorando mucho en la utilización de tecnología, en fertilizantes y semillas, pero lo que ha pasado en muchas oportunidades es que cuando había problemas de precio o de baja rentabilidad, se hacía una siembra con escasa utilización de estos insumos. Eso no parecería que vaya a pasar ahora, porque el precio está más sostenido, pero va a ser determinante la posibilidad de conseguirlo y a qué valores. Si sigue con una suba importante, es posible que el productor utilice una menor cantidad”, detalló Salaverri.
Pero el dirigente agropecuario también centró su atención en la cuestión política, sobre todo, en lo referente a las decisiones gubernamentales respecto al sector. Es por eso que afirmó que “va a ser una siembra muy pensada” por parte del productor. “Si se siguen dando algunas señales en estos días no muy claras por parte del Gobierno o contradictorias podrían afectarla. En el caso de que no hubiera tal cosa, podríamos estar más o menos en la misma situación del año pasado, quizá pueda mejorar un poquito”.
Más allá de las “ganas” del productor de llevar a cabo la siembra, Salaverri entiende que a pesar de los buenos precios, no cuenta con la “previsibilidad” necesaria para poder realizar los trabajos de manera propicia. “Ha habido un avance de la Secretaría de Comercio Interior como se vio en otros momentos del país, cuando manejaba absolutamente todo”, señaló Salaverri y agregó: “Hay una inestabilidad que no da previsibilidad. Ayer fuimos con la Mesa de Enlace al Congreso, tuvimos encuentros interesantes con bloques de la oposición y le pedimos que nos den previsibilidad a través de leyes”.
Certezas e incógnitas
El presidente de la Federación de Acopiadores, Fernando Rivara, se mostró optimista y sostuvo que la campaña venidera cuenta con “certezas e incógnitas”. Entre las primeras, consideró que “las ganas de sembrar van a ser superiores a las del año pasado”, por lo que prevé un aumento del área sembrada con respecto a la registrada en la 2021/22. Pero, por el lado de las “incógnitas”, el abastecimiento de fertilizantes se ubica como la mayor preocupación.
“Si el Gobierno garantiza en los hechos que va a haber importación de fertilizantes y agroquímicos, vamos a tener solucionado el 50% de las incógnitas. El otro 50% es el precio que va a ser que en algunas zonas se use alta tecnología, pero en otra bajo nivel de la misma”, dijo Rivara, al mismo tiempo que, más allá de estas cuestiones, el contexto política pesa a la hora de llevar a cabo los trabajos: “Esta situación desalienta. El engendro del fideicomiso que se está haciendo, por ejemplo, sacan ganas al productor. La verdad es que podríamos ir con mucho más entusiasmo a la siembra y no mascando bronca”.
Por último, Rivara sostuvo que “los márgenes para el productor van a terminar ajustados. El año pasado teníamos un trigo de USD 170 dólares y hoy tenemos uno de USD 300. Se puede pensar que es un negocio fabuloso, hasta que se empiezan a descontar los costos que han tenido en los fertilizantes, agroquímicos y los fletes y, encima, no todas las zonas van a dar el mismo rinde. No obstante, mirando la historia de cada zona, creo que estamos en presencia de una cosecha que si el clima acompaña va a ser redituable para el productor”.
Primicias Rurales
Fuente: INFOBAE